Hace muchos años cuando yo solo era una niña se formó una guerra, una inmensa guerra, en la cual, unas criaturas siniestras y malévolas salieron de la Tierra y empezaron a atacar a la humanidad desestabilizando el orden de este mundo, nadie sabe donde se formaron, solo se sabe eso, la humanidad estaba casi a punto de extinguirse hasta que del cielo surgieron espíritus con una gran variedad de poderes elementales que se encargaron de defender a la humanidad, a las criaturas malvadas se les nombraron como Darkers, eran muchos tipos, arañas gigantes, murciélagos muy siniestros, gracias a ambos bandos la guerra estalló teniendo a la humanidad en medio, por culpa de esta guerra no tengo nada... Espíritus peleando contra los Darkers para proteger a la humanidad, Darkers asesinando humanos y los humanos más fuertes están peleando contra los Darkers... y bueno... a veces me gustaría recordar las cosas que olvidé y dejé en el pasado para convertirme en lo que soy, pero bueno... esta es mi historia... mi historia de una búsqueda en este mundo en guerra...
- Ayumi, mira, ¡mira estas lindas hadas!.
Aléjate, no son seguras... Eh, ¿porque no puedo hablar?.
- Ayumi hay que atrapar una, toquemos una.
¡Aléjate!, ¿Qué haces?.
- Mira, son demasiado lindas... - Ella toda encantada se queda observando a la hada hasta lograr agarrarla.
¡Atrás de tí! - corrí a donde estaba ella.
- Mira, eh, ¿Porqué corres acá Ayumi?.
- ¡ATRÁS DE TÍ!.
Al parecer todo había sido un sueño, desperté en mi cama del refugio, mi corazón latía demasiado rápido, ¿Qué había sido todo eso?.
- ¡Oye Ayumi! - alguien estaba tocando la puerta completamente enojado.
- ¿Qué quieres Arantiol? - Era Arantiol, una Darker con forma de araña gigante.
- El jefe te espera, quiere que mates a un pueblo que está al frente, al parecer los humanos quieren armar una revolución contra nuestro refugio.
- No tengo ganas.
- ¡¡SAL AHORA!!.
Rápidamente salí con una patada en la puerta, dejando a Arantiol en el suelo.
- ¡ME LAS PAGARÁS AYUMI!.
- No tengo tiempo que perder contigo.
- Hey, ¡regresa!.
Me fui del refugio a dirigirme al pueblo que está planeando armar una revolución, y si, me llamo Ayumi, no tengo apellido, bueno, no lo conozco, soy un Darker con forma humana es lo único que se, vivo en un refugio del sector F de este país, cerca de un pueblo de granjeros, no entraré en más detalles sobre mí, solo que... No me gusta recibir ordenes ni hablar de mí.
- Ya llegué - dije mientras estaba parada frente al pueblo, al parecer se llamaba Big Hill, los aldeanos miraban por su ventanas.
- ¡Salgan ahora de sus casas!.
Los aldeanos comenzaron a salir de sus hogares, al parecer algunos estaban portando armas como trincheros, uno traía una escopeta.
- ¿Qué es lo que necesita chica Darker? - preguntó alguien que parecía ser el líder de la aldea.
- Suelten sus armas y arrodíllense, algunos morirán y otros serán mis esclavos.
- ¿Qué?.
- Hagan lo que les digo, así sabré si mienten o no, escuché noticias de que planeaban armar una revolución.
Los aldeanos se miraban unos a otros, algunos mostraban duda, pero al parecer el líder del pueblo logró convencerlos de que soltaran las armas y se arrodillaran, al parecer si deseaban vivir, pienso que si podría tomarlos como esclavos.
- No me arrodillaré ante ti - uno de los aldeanos se levantó con algo que parecía una lanza apuntándola a mí en señal de amenaza y dijo - yo encabezaré la revolución y así acabaremos con ustedes maldi...
- ¡Dark Punch!.
Arremetí contra el sujeto, este terminó muerto al instante, al parecer ni pelear sabía, si hubiera sido alguien con experiencia en lanza hubiera mantenido una enorme distancia de mí.
- ¡NOOO!.
- ¡Kyaaaaaa!.
Los aldeanos se alborotaron y empezaron a correr, gritaron demasiado, y yo tonta por pensar que podía esclavizarlos sin problemas.
Empecé a matar a los aldeanos uno por uno.
- No por favor, mateme solo a mí pero a ella no, es mi hija, solo es una niña...
- No hay excepciones... ¡Dark Punch!.
Golpeé muy fuerte a su hija con mi técnica Dark Punch, la hija repentinamente murió.
- No... no... - la señora se tiró al suelo a lamentar la muerte de su hija.
- Sigue usted.
- ¿Eh?...
- Dark Punch... - dije mientras le daba un golpe fuerte a la señora que terminó matándola.
Salí de la casa con los cadáveres de la niña y de la Señora en el suelo.
- Oye, no creo que eso haya sido muy amable.
- ¿¡Quién dijo eso!?
Una persona me había hablado, parecía la voz de una chica.
- Yo lo dije.
Miré hacia el tejado de una casa donde había una chica rubia de ojos azules, al parecer ella fue quien me habló.
- ¿Una niña? Se supone que ya había matado a todos los aldeanos.
Editado: 14.11.2019