Así como un experto joyero podría saber todo de una piedra preciosa al analizarla, Regina al ser una experta estilista también podía obtener bastante información de una persona al examinar su cabello.
Regina podía averiguar algunas cosas como el estilo de vida, ascendencia e incluso el estado de salud de su clientela a partir de las condiciones de su cabello.
Aunque los clientes de Regina eran personas especiales, sus cabelleras no lo eran tanto, mejor dicho, exceptuando algunos detalles, no existían grandes diferencias entre el cabello de una persona cualquiera (ella por ejemplo) y una asesina (su amiga Moruna por ejemplo).
Pero, al igual que un joyero veterano que ya ha visto un mundo de diamantes se sentiría maravillado al tener en sus manos un raro ejemplar jamás visto, Regina estaba experimentando esa misma sensación en ese instante.
En su experiencia de conocer a la gente que trabaja en el lado desconocido, y a pesar de saber acerca de algunas de las cosas increíbles que muchos podían hacer, era muy tranquilizador para Regina que la apariencia de todos era normal, hablando clínicamente, jamás había conocido a alguien que tuviera un cuerpo o rostro extraño, o que le diera una “vibra” sobrenatural.
Sin embargo, esta vez esos estándares fueron echados abajo por una sola persona.
Para empezar, hasta el momento Regina nunca trabajó con niños, ella tenía sus razones, la clienta más joven a la que había atendido hasta ese día fue a una cierta chica en su cumpleaños número 13, con esa excepción su clientela siempre fue de solo gente adulta.
Esta sería la primera vez que Regina se encargaría del cabello de una niña. Su primer análisis fue que el color blanco platinado del cabello de esa niña era natural, al estar cerca de ella lo pudo comprobar mejor, pero eso no fue todo, algo que jamás le había sucedido ocurrió, una extraña sensación recorrió el cuerpo entero de Regina.
No era nada que hubiera experimentado antes, era algo inexplicable.
De todas formas Regina tenía un trabajo que hacer,
- Muy bien, primero empezaré por lavar tu cabello –
Regina no sabía cómo tratar con niños, así que se decidió por hablar de manera normal como lo haría con cualquier persona, la niña obedeció de inmediato y caminó hacia el lavabo para cabello en el instante que Regina lo señaló.
Con ayuda de Regina la niña se sentó en el sillón, Regina entonces ajustó todo y comenzó a lavar cuidadosamente la hermosa y larga cabellera plateada.
Mientras trabajaba, Regina por fin apartó un poco su obsesión por ese cabello tan especial y decidió no pensar en el extraño “escalofrío” de hace un momento, ahora ocupó su mente en la otra peculiaridad de esa niña.
La pequeña niña tenía puesto un bonito vestido blanco, en sus pies sandalias también blancas, pero en su rostro, unos lentes negros tapaban sus ojos.
Decir que eran lentes fue una manera figurativa de decirlo, en realidad la mejor manera de describir lo que la niña estaba usando sería algo como un tipo de visor de buceo.
Sam, la mujer que contrató a Regina, llamó a esos lentes/visor “protectores” y le advirtió que no se los quitara, mirando la cara angelical de la niña, algo golpeó la mente de Regina como relámpago, un pensamiento que de principio a fin siempre pasó por alto.
Desde que comenzó su carrera como “la estilista del bajo-mundo”, nadie, absolutamente nadie jamás había ocultado su rostro de ella.
Tomando en cuenta que su clientela era gente que trabajaba en las sombras, quizás lo más apropiado hubiera sido que usaran máscaras, o unas gafas oscuras como esa niña, pero ahora que lo estaba considerando, ni uno solo de sus clientes mostró señas de sentir que era inconveniente que Regina mirara sus caras.
¿Era confianza ciega en Regina o negligencia por parte de ellos?
La primera opción se escuchaba mejor así que Regina se quedó con esa, mientras pensaba todas esas cosas, terminó de lavar y enjuagar el cabello de la niña, lo exprimió suavemente con sus manos y lo envolvió en una toalla,
- Ahora por aquí –
Regina le habló a la niña para que se levantara y se dirigiera al sillón de peluquería, por supuesto, de nuevo ella necesitó un poco de ayuda para subir y poder sentarse, pero esta vez el pequeño ángel dejó salir su voz en agradecimiento,
- <Grazie> -
En un principio, la niña se mostró tímida ante Regina, ahora tras apenas unos minutos parecía más cómoda, tenía una ligera sonrisa y parecía que había disfrutado del trabajo de su estilista,
- D-de n-nada –
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Editado: 24.04.2020