Capítulo 46:
Un momento de amor
STEPHANIE SALVATORE
Juego con la cadena en mi cuello antes de tomar el anillo que cuelga de ella, lo observo fijamente y los recuerdos regresan con fuerza.
"Yo seguire amandote, mi bella Step… Hasta que mi frío y duro corazón deje de latir... Eres el amor de mi vida… por y para siempre."
Cierro mis ojos con fuerza mientras sostengo el anillo en mis dedos y es, entonces, que me doy cuenta de que no puedo hacerlo. No puedo simplemente alejarme y desaparecer.
—Elijah me contó lo que sucedió. —Escucho a Kol detrás de mí y me tenso—. Y ya he hablado con las chicas y ahora todos saben que más que nunca perteneces a nuestra familia.
Miro el anillo en mis manos y volteo para enfrentarme a él. Mira mi cadena y lo que cuelga de ella. Creo ver en sus ojos alivio.
—No tenías que hacerlo —le aseguro, y él frunce el ceño.
—Eres una Salvatore, mi dulce Step —sentencia y sus palabras solo hacen que lo inevitable sea aún más difícil—. Tienes reglas diferentes y un mundo muy distinto. Quiero vivir todo lo que me queda junto a ti, pero… —Niega más de una vez—. No quiero verte morir por nadie.
—Kol...
Elimina el espacio que nos separa y de nuevo la tensión a nuestro alrededor aparece como siempre. Siento que el mundo otra vez colapsa a mis pies. Quiero poner todo en orden, pero estoy fallando de un modo que no tiene explicación.
—Odio el tiempo muerto y más cuando ya hemos tenido suficiente. —Acaricia mi mejilla y toda mi piel se eriza en segundos.
Instintivamente, mi cuerpo se acerca a él y mis labios rozan los suyos.
—Yo también lo odio —confieso en un susurro—. Odio todo esta maldita situación… y desearía que todo fuera diferente... simplemente, más sencillo.
Frunce el ceño, pero antes de que las preguntas comiencen, elimino el espacio que nos separan para besarlo y recuperar una parte de mí que le entregue la última vez que nos vimos. Esa parte de mí que, en estos momentos decido aferrarme, para tener solo un momento de paz de recuerdos dolorosos.
Toma mi rostro con fuerza y sus labios profundizan nuestro beso con el único propósito de consumirme. Además, puedo sentir que esto tiene tantos significados oscuros ocultos que ambos tratamos de ignorarlos por miedo a arruinar esto. Este momento que por tantos años queriamos los dos.
Ambos nos perdemos en las caricias y besos del otro. Dejamos que el deseo fluya y nos embriague... todo, con el propósito de recuperar un poco del tiempo que nos fue robado.
Siento su boca chupar, morder y lamber mis labios al mismo tiempo que sus manos juegan con mi cabello. Me aferro al suyo mientras gimo y jadeo sin control. Cuando estoy a punto de alcanzar el maximo placer, él se aleja de mí y vuelve a mi boca para besarme. Me mira fijamente mientras roza mi entrada con su miembro. Toma el anillo que cuelga de mi cuello y me lo pone en el dedo anular antes de besarlo. Después, me penetra en un solo movimiento.
De nuevo, lo siento dentro de mí y simplemente me aferro a las sensaciones que me embriagan mientras él entra y sale sin apartar sus ojos de los míos. Mis manos abandonan su cabello y bajan hasta su espalda para acercarlo más a mí. Enredo mis piernas alrededor de su torso para que entre más profundo.
Jadea contra mis labios y sonríe de un modo sincero. Él besa las comisuras de mis labios antes de bajar su rostro para besar mi cuello. Muerde la piel sensible de mi cuello aún rojo por la atención que le dio antes, y siento como me aferro más a él antes de llegar al orgasmo. Sus penetraciones se vuelven más fuertes y profundas hasta que Kol también llega a la culminación.
Lo obligo a dejarse caer contra mí y no alejarse.
—Te amo —murmura contra mi mejilla, y cierro mis ojos con fuerza—. Te amo, y ni cinco, diez o cien años podrán cambiar eso.
Me quedo callada, sabiendo muy bien que espera una respuesta, pero no puedo… no puedo hacerlo y después seguir con mi plan.
Siento como se tensa al solo obtener silencio de mi parte, pero no se aparta de mí, sino que nos hace girar para que me recueste contra su pecho y me mantiene junto a él.
Kol no debe enterarse jamás de lo que he planeado para que nada malo les ocurra. Todo debe quedar en mí, tengo que guardar el secreto en lo más profundo de mi ser.
Sé que al final todo será revelado y no habrá vuelta atrás, pero me siento mal por tener que mentirles en la cara. Sé que ellos se van a dar cuenta de eso, no son idiotas. Es solo que ahora no me siento lo suficientemente fuerte para afrontar lo que haré. Tal vez, ni siquiera he pensado y es por eso que me mantengo firme en la desición.