The Woods

Capítulo 2: La Tienda

Caminamos por el costado de la carretera, manteniéndonos en silencio la mayoría del tiempo entre los árboles, de manera que no podamos ser descubiertos a simple vista. Mantenemos nuestros sentidos completamente alerta, escuchando cada movimiento del bosque, cada zumbido provocado por el viento jugueteando con las ramas y observando cautelosamente hacia todos lados de manera casi exagerada.

Charles parece estar más tranquilo que yo, se mantiene firme y concentrado en el camino, sin demostrar ninguna sola pizca de nerviosismo en su cuerpo, al contrario de mí que no he sido capaz de separar la mano del revolver que yace entre mi pantalón y mi cintura. Mis manos sudan y mis piernas tiemblan, estoy demasiado nerviosa y completamente estresada con esta situación. Sin embargo, el horror le que tengo a morir y dejar a mi hermano a la merced es más grande, lo suficiente para mantenerme cuerda, por ahora al menos.

La caminata se está volviendo eterna, la distancia entre la casa y el pueblo más cercano parece ser más larga de lo que imaginaba, dejando en evidencia lo alejados que estamos de la civilización, o lo que queda de ella. Nos encontramos recorriendo un interminable bosque que al parecer no tiene un fin y mi miseria se está volviendo demasiado grande.

-¿Quieres relajarte, Emma? -. me dice Charles acercando su caballo al mío -. Todo estará bien, estaremos bien -. me explica mientras toma mi mano y le da un leve apretón.

Lo miro a sus ojos y él me sonríe levemente, transmitiéndome algo de tranquilidad y un poco de estabilidad, aunque no lo suficiente.

-¿Cuánto tiempo crees que falte? -. le pregunto al moreno, ya cansada de cabalgar entre los árboles.

-No mucho, estamos en las puertas del pueblo -. me dice indicándome con la cabeza un letrero que dice:

"Bienvenidos a Maywood Park, Oregón"

Charles vuelve sus ojos color marrón hasta mí y luego da un pesado suspiro

-No puedo creer lo alejados que nos encontramos de casa -. Murmura y vuelve su mirada al camino.

-¿Puedo hacerte una pregunta? -. pregunto y él asiente -. ¿Cuánto tiempo estuviste conduciendo antes de encontrar la casa del bosque? -. formulo la pregunta.

Al parecer lo toma por sorpresa, ya que frunce el ceño y se toma unos segundos antes de responder.

-Alrededor de 5 horas -. me responde al fin y yo abro los ojos como platos, eso explica porqué estamos tan lejos de casa.

Después de 1 hora de haber salido de la casa, encontramos un Wallmart en el pequeño pueblo en el cual decidimos detener. Todo el pueblo se encuentra silencioso y abandonado, no hay señales de vida por ningún rincón de este lugar y el paisaje está decorado por autos abiertos a lo largo de todas las calles, completamente abandonados. A lo lejos, entre la gasolinera y el pequeño Wallmart, se encuentra una pila de cadáveres, peobablemente de las personas que rondabab por las calles justo cuando los militares irrumpieron con violencia. Al mirar esta gran montaña de cuerpos, grandes mareos me inundan, pero no son de repudio, sino de la horrible sensación que me provoca ver cuerpos de personas inocentes, niños y ancianos, todos arrojados y abandonados en las calles de esta manera.

Dejamos los caballos escondidos en la salida de escape del supermercado con el fin de que no sea evidente que estábamos por adentrarnos en la tienda en caso de que algún militar pase por la zona. Bajamos del caballo y ambos tomamos el arma que portamos en nuestras manos, quitándole el seguro y preparándola para cualquier cosa que se avecine. Ciertamente, no sabemos qué nos espera dentro del supermercado. Charles toma lugar delante de mí y lentamente nos acercamos a la puerta de la salida de incendios. En completa sincronía, cada uno se pone a un lado de la puerta y, con el arma en mano, nos preparamos para entrar.

Mis manos sudan excesivamente y mi cuerpo tiembla levemente mientras intento conciliar algo de paz interior. Realmente espero que nada suceda ahora ya que la verdad es que me veo incapaz de dispararle a alguien aunque deba hacerlo, pero ya es momento de que entremos.

Charles me observa por última vez antes de entrar.

-¿Estás lista? -. me pregunta en susurro y yo asiento mientras doy un gran suspiro -. Está bien. Uno, dos y ¡Tres! -. Exlama y patea la puerta fuertemente para luego entrar con el arma en la mano apuntando hacia adelante.

Entro a la tienda de la misma manera que él, como si fuésemos actores en una película de policías y estuviéramos en busca del asesino, cosa que no está muy alejada de la realidad. Apenas cruzo el umbral de la puerta, levanto el arma en mis manos apuntando hacia el frente y afortunadamente, me encuentro con nada más que Charles y loa desiertos pasilllos. Nos adentramos aún más en la tienda sin bajar las armas en ningún momento y la recorrimos completa, asegurando asú el perímetro. Lo único que encontramos fueron los cadáveres de algunos cajeros y encargados de la tienda en el suelo, claramente asesinados de la misma manera que Louis y mis padres, un balazo en el cuerpo.

Un olor muy fuerte a descomposición nos hizo llevar nuestras manos a la nariz inmediatamente. Saqué 2 pañuelos que llevaba conmigo y los rocié con un perfume de la misma tienda. Le extiendo uno a Charles para que se lo amarre alrededor de la cabeza y cubra su nariz con la intención de apaciguar un poco el pútrido hedor. Como no han pasado tantos días desde que todo sucedió, la comida sellada se encuentra en buen estado, al igual que el agua embotellada y lo continuará estando por un buen tiempo, pero las frutas y verduras comienzan a descomponerse al igual que la carne, lo que, convinado con el olor a muerte, hace que la tienda tome un olor terriblemente fuerte.




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