El reloj marca alrededor de las 1:30a.m. cuando los militares han abandonado la casa por completo, dejando lista su revisión mensual y de esta manera podemos volver a la casa. Corriendo tras Charles, quién lleva en sus brazos el cuerpo desvanecido de mi hermano nos adentramos a la casa y el moreno deja recostado a Jack sobre el sillón, donde se acerca Nick a examinarlo.
-No me siento tan mal, Emma -. Reclama Jack con los ojos cerrados y voz moribunda.
Por lo menos está hablando, pero sigue decaído y que esté hablando no quita el hecho de que está sudando y afiebrado.
-¿Qué te duele campeón? -. Pregunta Nick con una sonrisa.
-Me duele la cabeza -. Responde sin ánimos.
-¿Escuchas ese tono ve voz? Ese no es su tono normal, está decaído -. Digo dando vueltas por el living. - ¿No te duele nada más? ¿El pecho? ¿La garganta? -. Pregunto pero no me responde. - ¿Jackie, me escuchas? -. Pregunto ahora alterada.
-Sí, te escucho, pero por favor no seas tan chillona -. Se queja haciendo que todos rían.
Nicholas se acerca a su mochila y la abre de manera rápida y ágil para luego sacer de ahí un termómetro digital y ponerlo en la boca de Jack midiendo su temperatura. En silencio y con ansiedad espero el pitido que indica la temperatura. Muerdo mis uñas nerviosa mientras el tiempo pasa y Charles se acerca a mí, quitando la mano de la boca y sonriendo de manera casi burlona ante mi reacción ya que, puede que parezca exagerada, pero Jack es lo único que me queda, si lo pierdo sería como perder mi propia vida. El pitido del termómetro suena y Nick lee el resultado en silencio mientras que yo vuelvo a llevar la mano a la boca de manera involuntaria.
-38°C -. Lee tranquilo. - Casi no tiene temperatura, no hay nada de que preocuparse, probablemente es solo un resfriado.
-¿Estás seguro? Podría ser una neumonía, o una bronconeumonía, o influenza o -. No termino de hablar y Charles carraspea para que me calle, tal vez estoy haciendo un poco el ridículo. - Lo lamento, es que Jack lo es todo para mí. No puedo perderlo -. Explico mientras me pongo en cuclillas para acariciar la cabeza de mi hermano.
-Lo entiendo, pero realmente no hay nada de qué preocuparse -. Responde Nick.
Tomo a Jack en mis brazos nuevamente y observo ese pequeño rostro angelical mientras que mis pasos se dirigen a nuestra habitación. Al cruzar el umbral de la puerta ni siquiera me preocupo en mirar a mi alrededor, tan solo lo arropo con las sábanas y mantas de su cama, beso su frente y salgo lo observo por unos segundos. Realmente no podría vivir sin este niño y sería realmente inevitable no sentirme culpable si algo le sucede. No obstante, no hay nada de lo que preocuparse ahora, así que prefiero simplemente dejarlo descansar de una buena vez así que me pongo de pie y camino hacia la puerta, deteniéndome una última vez en el umbral y para observarlo descansar en paz. Un gran suspiro se escapa de mi boca y finalmente salgo de la habitación, dejando la puerta para escucharlo en caso de que despierte o necesite de mí. Camino por los pasillos de la casa dispuesta a salir hacia la terraza para fumar un cigarrillo y despejar mi mente. Grande es mi sorpresa al salir por el ventanal hacia el lugar predispuesto y encontrarme con Nicholas sentado en uno de los sillones, observando silenciosamente una pequeña foto en su mano la que guarda con rapidez al escuchar mis pasos sobre la cerámica de la terraza. El castaño me dirige una leve sonrisa, algo forzada si es que soy honesta, pero claramente se trata de algo que no me incumbe y prefiero mantenerme al margen, sonriéndole de vuelta y tomando asiento a su lado. Del bolsillo de mi chaqueta saco cuidadosamente la cajetilla de cigarrillos, pero al abrirla noto que esta se encuentra completamente vacía, ni siquiera con restos de tabaco en su interior, genial, voy a tener que esperar a ir a la tienda para obtener más. Doy un pesado suspiro y ya que no tengo nada más que hacer me decido entrar a la casa, pero antes de que pueda siquiera ponerme de pie Nicholas saca una cajetilla de su bolsillo y me la extiende ofreciéndome uno de los suyos. Lo miro y me devuelve una sonrisa amistosa para que saque uno.
-¿Extrañas a tu familia? -. suelta rompiendo el silencio.
-Cada día más -. respondo con la mirada en el oscuro bosque y le doy una calada al cigarrillo.
-Por lo menos salvaste a tu hijo -. pronuncia y yo frunzo el ceño mientras dirijo mi mirada en su dirección.
-¿Te refieres a Jackie? -. Pregunto y él asiente. - Jack no es mi hijo, es mi hermano -. Respondo sonriendo.
-Por cómo te impusiste ante mí cuando aparecí, dispuesta a dar tu vida por el niño y por cómo reaccionaste cuando subió su temperatura supuse que eras su mamá -. Se explica dándole una gran calada a su cigarrillo.
-Si fuera mi hijo, lo hubiera tenido a los 15 años -. Pronuncio volviendo mi vista al bosque y siento su mirada en mí.
-¿Cuántos años tienen? Yo habría dicho unos 25, tal vez un poco más -. Responde y casi me ahogo con mi propia saliva.
Realmente no sé si sentirme ofendida porque me sumó MÁS DE CINCO AÑOS DE EDAD ¿Qué rayos? Sabía que el estrés te envejecía, pero ¿Tanto?
-¿Me estás diciendo vieja? -. Digo fingiendo estar ofendida y él sonríe.
-Para nada, te ves bien... digo, no bien -. Se intenta corregir y mete aún más la pata. - No es que diga que te ves mal, al contrario, te ves estupenda -. Se vuelve a corregir y cierra os ojos avergonzando, provocándome una risita.