Una mano en mi hombro me despierta nuevamente y abro los ojos desorientada. Me encontraba con la boca abierta y babeando mientras dormía por lo que llevo la mano a mi mejilla para limpiar la saliva que se encuentra en ésta.
- Pero qué rico -. Exclama Charles riendo por lo bajo.
¿Qué hora es? ¿Por qué está Charles en mi habitación? Estoy realmente desorientada en este momento.
- ¿Qué pasa? -. Pregunto adormilada.
Noto la presencia de más personas en mi habitación por lo que me tallo los ojos con las manos y me siento en la cama mientras bostezo.
- Feliz cumpleaños, Em -. Dice Lucy y entiendo todo. Son las doce, lo que significa que es mi cumpleaños.
Lucy se acerca y me abraza cariñosa y yo, aún recuperando la cordura, la abrazo de vuelta con una leve sonrisa en mi rostro y una chispa de emoción dentro de mí.
- Feliz cumpleaños, enana -. Dice William acercándose por un abrazo.
- Feliz cumpleaños babosa -. Dice Charles burlón y me abraza.
- Feliz cumpleaños, mi amor -. Habla por último Nick y besa de manera corta mis labios. - Jack está durmiendo porque es tarde, lo acosté en la cama de Charles cama y me pidió que le cante una canción de cuna -. Agrega Nick riendo.
- Muchas gracias, chicos -. Musito mirándolos a todos.
- Espera a la mejor parte -. Masculla Lucy y la miro sin entender. - Los regalos -. Explica más emocionada que yo.
- No es necesario -. Digo y ellos me miran extraño. - Lo pueden hacer mañana.
- Yo te lo quiero dar ahora -. Reclama Charles y todos asienten diciendo que quieren hacer lo mismo.
Primero Charles me entrega un gran paquete de color rojo, lo abro y dentro encuentro un set completo de maquillaje, tan grande que se podría pensar que este hombre trajo la tienda entera de maquillaje en la bolsa. Me encanta. Will me entrega una caja azul envuelta con una cinta y cuando la abro veo mis zapatos favoritos y una provisión para un año de chocolate blanco.
- Como me conocen estos chicos -. Pienso mientras les agradezco con fuertes abrazos.
Lucy me entrega un paquete verde y otro negro y antes de que abra cualquiera, me dice que el verde lo abra cuando esté sola. Extrañada, decido abrir el paquete negro y dentro encuentro una cantidad increíble de mis dulces favoritos, los cuales creía agotados, pero eso no es todo, debajo de los dulces encuentro una de las mejores cámaras fotográficas que existen. Finalmente, Nick saca de una cajita de terciopelo color azul marino, pero es muy grande para ser de un anillo o pulsera, lo abre y dentro hay un hermoso y delicado collar de diamantes. Me llevo las manos a la boca de la impresión y lo observo cuidadosamente, es un collar color plateado con diamantes en todo su largo y en el centro, cuelga uno un poco más grande. Justo el estilo que me gusta ya que no es excesivamente llamativo, pero al mismo tiempo es hermoso y simplemente perfecto.
- Chicos, no tengo palabras -. Hablo observándolos a todos con emoción. - Muchas gracias.
- ¡Abrazo grupal! -. Exclama Charles y todos se lanzan sobre mí al mismo tiempo para abrazarme.
- Me ahogan -. Digo con un hilo de voz.
Mis amigos no tardan en liberarme de su agarre y al hacerlo, me acerco a Nick para darle un corto beso en los labios seguido por un abrazo.
- Ahora ¡¿Quién quiere celebrar?! -. Exclama William sacando un disco de música nuevo y todos reímos.
- No voy a beber más de dos cervezas -. Advierto mientras me abrigo para salir a la terraza.
- Yo tampoco –. Dice Nick y se acerca a mi oído. - Tengo planes esta noche -. Susurra suavemente
- Por favor cierren la puerta con seguro y recuerden que las murallas son delgadas -. Dice Charles y yo río.
- No prometo nada -. Respondo mientras caminamos a la terraza y él ríe
- Esto se puso incómodo -. Habla Nicholas, provocando la risa de Charles y mía
Estuvimos horas en la terraza conversando y riendo de todo, es imposible no pasar un buen rato con mis amigos ya que son personas excepcionales. Son de ese tipo de personalidades que al ser tan distintas, se complementan unas con las otras, formando no solo un grupo, sino que un perfecto y simétrico círculo de amistad en los que todos encajamos como piezas de tetris. Sin duda, puedo afirmar que mis amigos sin mi familia, algo disfuncional a veces y un poco loca, pero una familia que se ama al fin y al cabo.
Bailamos sobre las mesas, cantamos karaoke, o más bien, gritamos las letras sin ritmos haciendo completamente el ridículo, aunque eso realmente no me importa, estoy con mis amigos y con ellos no siento vergüenza en absoluto para este tipo de cosas, el pudor casi no existe entre nosotros y hemos decidido tan solo disfrutar los buenos momentos que nos da la vida porque, de no ser así, quedaríamos sumidos en situaciones horribles y emociones desagradables, cosas que solo traen malas vibras. Tal vez si nada de esto hubiese pasado, estaríamos celebrando mi cumpleaños en un pub justo en el centro de la ciudad como solía ser costumbre entre nosotros para las fechas especiales. Quizás estaríamos haciendo lo mismo que ahora, pero sobre el escenario del lugar y con un micrófono en mano.
Una vez se hizo tarde, todos se fueron a dormir, todos excepto Nicholas y yo. Nos quedamos en el mismo lugar, bailando lentos, juntos, solos los dos de nosotros bajo el cielos estrellado y luz de luna en esta intensa noche de invierno. A la hora que el reloj marcó exactamente las tres de la madrugada y el frío cala huesos que reflecta la nieve nos llevó a un punto crítico, decidimos que era hora de irnos a dormir.
Despierto al día siguiente sobre el pecho desnudo de Nick. Él me abraza de manera tierna y yo lentamente alzo la mirada para observarlo dormir. Tiene la boca medio abierta y unos leves ronquidos se escuchan desde ella, dándole un aspecto tierno y extremadamente adorable. Miro la hora el mi reloj de muñeca, son las 1:00p.m. Nunca en mi vida había despertado tan tarde y es extraño que Jack no haya venido por mí aún. Llevo mi mano a su mejilla y la acaricio con delicadeza para que despierte, pero no lo hace así que me levanto ligeramente y dejo un beso corto en sus labios. Todavía no despierta. Nuevamente llevo mis labios hasta los suyos y con delicadeza dejo un camino de besos hasta su mejilla, donde deposito múltiples besos y a su vez logrando que se remueva en su lugar, aún sin despertar. Llevo mi mano a su mejilla y, apretándolas, llamo a su nombre.