Tras la muerte de Charles, una cantidad de recuerdos han estado rondando en mi cabeza, pero hay uno en específico que me mantiene viviendo en él y totalmente fuera de mí, del presente en general. Es un recuerdo muy bonito de Charles que probablemente no voy a olvidar nunca.
Flashback
Teníamos alrededor de 17 años y estábamos comenzando el último año escolar. El último primer día de clases en la secundaria nos tenía a todos muy emocionados. La escuela siempre organizaba una ceremonia de bienvenida al último año en la cual nos iban a llamar uno por uno en frente de toda la escuela para darnos una chapita de reconocimiento. Era bastante simple en realidad.
Teníamos que ponernos en la asamblea, junto a toda la secundaria y a medida que el director nos fuera llamando, teníamos que pasar adelante para que nos entreguen nuestra chapita. No era la gran cosa, pero nos tenía a todos súper emocionados.
Yo estaba en la asamblea junto a Charles, Lucy, Louis y William, posicionada entre Charles y Louis y tenía a ambos tomados de los brazos mientras que nos llamaban uno por uno, a todos los compañeros de curso. Primero llamaron a Lucy y todos aplaudimos y gritamos animándola, luego a Louis, seguido por William, después fue mi turno y por último fue el turno de Charles. Nos entregaron nuestras cosas y luego todos celebramos con un gran aplauso y muchos abrazos. Después de eso el día debía continuar de manera aburridamente normal, pero yo estaba emocionada por que terminara para que mi novio, Mark Steward, pasara a recogerme.
Marck era un chico universitario que me tenía completamente loca por él. Estaba en tercero de universidad y estudiaba astrofísica, lo que lo hacía perfecto para mis ojos. Era muy guapo, especialmente popular, estaba becado por jugar futbol americano y era muy inteligente.
Cuando el aburrido día terminó, estaba saliendo de la secundaria junto con todos mis amigos e iba tomada del brazo de Charles, como lo hacía de costumbre. Al llegar al estacionamiento veo a Mark apoyado en su auto descapotable mientras fuma un cigarrillo para esperarme y yo, inmediatamente corro hasta él, saltando sobre él por lo que me toma de las piernas y yo las envuelvo en su torso para luego abrazarlo del cuello y besarlo.
- Hola, amor ¿Qué tal tu día? -. Me pregunta cuando nuestros labios se separan.
- Me hiciste falta -. Le digo y él me vuelve a besar, pero nos interrumpe una toz falsa detrás de nosotros. Giro la cabeza y noto a mis amigos por lo que me bajo de los brazos de Mark.
- Mark, mi hermano -. Lo saluda William embozando una sonrisa con un choque de manos.
Estos dos han sido amigos toda la vida y es por eso que yo conocí a Mark, por William.
- Qué tal, hombre -. Lo saluda Louis, su otro amigo de la infancia de la misma.
- Hola, Mark -. Lo saluda Lucy de un abrazo.
- Hola esteroides, digo, Mark -. Dice Charles en broma y todos reímos ante eso.
- Voy a llevar a Emma a cenar ¿Alguno se nos une? -. Invita Mark con amabilidad.
- No gracias, creo que tengo un importante campeonato de FIFA con estos dos que terminar -. Dice Louis refiriéndose a Charles y William por lo que ellos asienten.
- ¿Qué dices tú? -. Le pregunto a Lucy, pero niega con la cabeza.
- Prefiero no tocar el violín -. Responde ella y yo río por lo bajo.
- Nos vemos mañana entonces -. Me despido y antes de que me vaya, Charles me susurra un par de cosas obscenas que me hacen reír.
Tomo asiento en el puesto de copiloto junto a Mark y él enciende el auto, no sin antes besar mis labios una vez más. Le mandé un texto a mis padres informándoles que iba a llegar tarde y que no me esperaran para cenar, a lo que me respondieron que estaba bien y que le mandara saludos a Mark de su parte. Mientras vamos en el auto, él toma mi mano y la besa haciendo que yo sonría como una tonta. Mark condujo por las calles hasta llegar al parque, aún es muy temprano para cenar así que nos decidimos pasear un rato por el parque.
Estaciona el auto y me abre la puerta del copiloto para que yo baje, toma mi mano y yo desciendo del auto, sin soltar mi mano cierra la puerta del auto a mis espaldas y le pone seguro. Comenzamos a caminar por la orilla de la laguna con las manos entrelazadas mientras conversamos de estudios y cosas insignificantes en ese momento. La laguna se encuentra llena de personas realizando actividades, como andar en bote tranquilamente, también se pueden observar los pequeños patos que nadan sobre la superficie del agua sin ninguna preocupación ya que se encuentran acostumbrados a la presencia de los humanos en el parque. Una niñita se encuentra dándole migas de pan a los patos, una niña pequeña, de no más de dos años.
Suelto la mano de Mark y me acerco a la niña para luego agacharme y quedar a su altura, le pregunto su nombre y ella se sonroja y sonríe tímidamente sin responderme. Volteo y de mi mochila saco un pan que me ha sobrado del día el cual le extiendo para que siga alimentando a los animales. Ella lo recibió agradecida y me abrazó contenta para luego comenzar a alimentar a los animales con el pan que le di.
Vuelvo a acercarme a Mark y tomo su mano para retomar la caminata.
- ¿Puede existir una combinación más perfecta entre tierna y jodidamente sexy? -. Dice y besa mis labios.
- ¿Crees que soy sexy? -. Sonrío sobre sus labios.
- En exceso -. Me responde y lo vuelvo a besar.
Tomamos asiento en el parque y seguimos conversando durante toda la tarde, Entre conversaciones me compró unas palomitas que compartimos mientras seguimos riendo sobre todo. Mark era una persona excelente y muy tierna conmigo.
En la noche me llevó a cenar a un restaurante y luego me dejó en mi casa. Ingreso silenciosamente y subo las escaleras hasta mi habitación sin despertar a nadie, pero antes de ponerme pijama recibo un texto de Mark que dice que mire por la ventana, cosa que encuentro muy extraña. Miro por la ventana y lo veo apoyado en su auto. Al verme lleva su mano a su boca y me lanza un beso desde su lugar para luego decirme por texto que va a pasar por mí durante el resto de la semana después de la escuela. Levanté la vista y repetí su acción lanzándole un beso, él se sonrió y entró al auto para luego irse a su casa. Me recosté en mi cama y mordí mi labio inferior. En ese entonces, no existía alguien más perfecto que él.