Parte 1
—Oye, oye… ¿Qué demonios se supone que significa esto?
Renato dejó escapar una sonrisa irónica al ver que Jordanus de la toxina está parado a unos cuantos metros de él.
Pero no era como si le sorprendiera que haya sido capaz de levantarse nuevamente. Incluso si le hubiera cortado la cabeza, el seguiría de pie como si nada, avanzando con pasos agigantados.
Sin embargo, este no era por lo cual estaba sorprendido ahora mismo.
(¿H-Humano?...)
Pensó Lerika cuando escucho las palabras de Jordanus.
Cuando escuchó las palabras de Jordanus, sintió un extraño dolor en el estómago como si algo se estuviera hundiendo por dentro. Su corazón comenzó a acelerarse al mismo tiempo que su cuerpo no reaccionaba.
Sin duda alguna, el chico tenía un comportamiento muy extraño para ser un elfo, pero la idea de que sea un humano no había pasado nunca por la mente de Lerika, por lo que en resultado, comenzó a sentir ese dolor raro mientras su corazón latía a mil. Usualmente su corazón se aceleraba por motivos totalmente diferentes, esta vez sentía que le dolía.
Sin embargo, cuando volteo a ver a Renato, sus sentidos volvieron a la normalidad.
(Y-Ya veo. El aún no se ha dado cuenta por la capucha que lleva puesta. Y gracias a ese olor extraño que Jordanus puede sentir de él, le ha hecho pensar que es un humano.)
Incluso si no fuera por ese olor, Jordanus podría sentir el olor de un elfo en el gracias a la magia de Merlín.
Pero ahora mismo, había otra cosa por la cual preocuparse.
—Realmente has visto a través de mí.
Dijo Jordanus girando su vista hacia Renato.
—Todo lo que acabas de decir… Ah, esto es malo.
—¿T-Tú , estabas escuchando?
—Parece que aún no te has dado cuenta, aun cuando la respuesta está muy cerca de ti.
Antes de partir, Fabiana le indico que mantuviera la supervivencia como si primera prioridad.
Pero cuando Renato escucho eso. Abrazó con todas sus fuerzas a Sofía, aferrándose a ella.
Incluso si Lerika no lo había terminado de decir, él ya se había dado cuenta el motivo por el cual Jordanus había aparecido repentinamente.
—Esa esclava que tienes contigo tiene la marca de recepción. Todo lo que dijiste es cierto. Mi cuerpo, mis órganos, mi sangre, las manchas. Has dado en el clavo en cada una de ellas. Bien, supongo que no tendré que usar todo lo que tengo. De cualquier forma, ellos se encargaran del resto.
El Goblin da unos pasos, y la tierra tiembla junto a él.
—¡¡Renato!! ¡¡Llévate a los demás de aquí!! ¡¡Yo me encargare de esto!!
—¡¿Qué?!
—¡¡Date prisa!!
Cuando Rungen dice eso, Elma se agacha mientras agarra un poco de tierra creando una espada artesanal con su poder, anticipándose al mismo tiempo que Rugen da un gran salto.
Rungen lo agarra en el aire y le da un ataque directo a Jordanus de la Toxina en la cabeza.
El Goblin se tambalea.
Uno de los costados de su cuello se dobla de una forma poco natural casi como si hubiera sido doblada.
Pero en lugar de caer en un callejón sin salida, el Goblin presiona su mano contra su cuello como si estuviera reacomodándolo.
—Tsk. ¿Por cuánto más tendrán que seguir haciendo esto?
Jordanus chasquea la lengua irritado. Inmediatamente después y con el cuello recuperado y en su posición original, alza una de sus manos y dispara una ráfaga morada en dirección a Rungen.
—!!!
El poder destructivo apenas logra llegar rozando su mano. Para evitar la pérdida de alguno de sus dedos, Rungen suelta la espada de tierra siendo está envuelta con la ráfaga venenosa. El arma comienza a perder color mientras se derrite hasta simplemente desaparecer.
—Vaya.
A pesar de eso, Rungen se recupera con una sonrisa revitalizada.
—Parece ser que puedo moverme con mayor facilidad. ¿O tal vez la fatiga te ha comenzado a afectar?
—Eso es un asunto aparte. No creo que tenga que ver con el hecho de que la edad me afectado al igual que a ti.
(Ya veo, los efectos de la granada aturdidora personalizada aún siguen en el)
Pensó Renato al ver como Jordanus truena todos sus brazos.
—Esto es una pena, pero si esto sigue así, no podré pelear a mi 100%.
Ignorando sus palabras, Elma dispara un bombardeo consecutivo de balas de tierra contra él.
Las pequeñas esferas impactan contra su estómago dañándolo seriamente. Algunas rebotan luego de dejar graves heridas en su cuerpo mientras que otras se mantienen ahí evitando que la sangre se desparrame.
—Eso dolió.
—La expresión en tu rostro no se parece en nada a la de una persona sufriendo.