Las lágrimas de Renato brotaban lentamente de su rostro. Fabiana se quedó petrificada al escuchar las últimas palabras que menciono el joven, no era de asombrarse...ella ya había escuchado esas misma frase de el en la época de donde ella venia, con la diferencia que el actual Renato se veía lamentable, mientras que en el futuro, un Renato ya anciano se limitaba a mecerse en su silla con una gran sonrisa contándole aquellas anécdotas de su pasado.
En otras palabras, había mucha diferencia entre ambos Renato, quizás sea la diferencia de edad o tal vez era cuestión de tiempo para que este madurara, quizás dejarlo y rendirme sería la mejor decisión pensó Fabiana. Cuando de repente, un gran estruendo sacudió los tímpanos de la joven, la sorpresa fue el ver a Renato con sus dos manos en cada cachete, sin duda alguna el decidió golpearse por algún motivo.
-Fuuu...lo siento por eso, me deje llevar por algo estúpido no crees?
El joven no presentaba arrepentimiento de su parte, es más, soltó una risa mientras se limpiaba el rostro con las mismas manos que causaron dicho estruendo. El ambiente se sentía más raro de lo que estaba, pero aun así, Renato no sintió vergüenza alguna. Aunque suene contradictorio, él siempre solía pensar positiva mente ante cualquier problema.
-Renato...- exclamó la joven con una voz dócil y baja- Sé que crees que soy una loca, sé que mis fotos pueden ser falsas como tal vez no. Si fuera tú hace mucho hubiera llamado a la policía.
Fabiana miro directo a los ojos de Renato, sus ojos café se veían envueltos por una manta de luz, como si el sol fueran esas dos esferas que reflejaban su alma.
-No tengo nada que ocultar, solo quiero que me respondas esto: ¿Vendrás conmigo? O ¿Te quedaras? , es la última vez que preguntare, yo... Ya no deseo involucrarme más y personalmente no estoy de acuerdo con esto.-
Fabiana se veía decidida y a pesar de mostrar una postura recta y voz con seriedad, mostraba una leve sonrisa en su rostro y que hacia lucir su largo cabello castaño.
-Tengo solo una pregunta, ¿Por qué el siglo VI?, quiero decir...me imaginé algo como "vayamos al pasado para evitar que tu amada viaje", estamos hablando un aproximado de los años 500.- Pregunto el joven con duda y curiosidad
[Creo son 500...o 550...no, no, un siglo son 100 años fijos o no? No quiero quedar como un tonto!]
-¿Acaso eres tonto? Estas hablando de volver al pasado y recuperar a esa mujer que te causo dolor?! Nada cambiaría! Debes ver la realidad, ¿porque aferrarse a algo que ya paso y no vale la pena?, tienes una vida por delante y aun así , dentro de tu subconsciente sigues creyendo que algún día ella volverá, ¿esperas una llamada? ¿Esperas un e-mail? si ella no fue capaz de cumplir una promesa, que te hace pensar que si las cosas cambiaran podrías cumplir tu sueño de-
Antes de acabar su discurso, la joven se vio interrumpida por las palabras mágicas que desde un principio ella deseaba escuchar.
- Acepto.
La muchacha, al escuchar la tajante respuesta de Renato, sintió como las piernas le temblaban haciendo que esta perdiera el equilibrio. Boquiabierta y abrumada, pudo darse cuenta que Renato sonreía levemente mientras le tendía la mano para ayudarla
- ¿No crees que has exagerado un poco? -preguntaba Renato mientras ayudaba a la joven a levantarse- Es suficiente Fabiana, las cosas que acabas de decir son más que claras para saber que alguien te ha contado mucho sobre mí, y la única persona capaz de saber todo eso...Soy yo.
Renato se veía decidido mientras se señalaba con su pulgar, el cambio de actitud que este mostro fue llamativo e inesperado para Fabiana.
- Me alegro saber que en el futuro aun tendré una buena memoria.
Renato, quién hacia unos segundos se encontraba melancólico. Mostraba ahora una pequeña sonrisa de paz, como si todos sus problemas hubieran desaparecido al aceptar que en efecto, Fabiana fue enviada del futuro.
-¿En verdad estas de seguro de esto?-
-Sí, aunque aún no tengo idea de cómo viajaremos en el tiempo ¿no traes contigo alguna especie de maquina o algo parecido verdad?-
-Sobre eso...siempre lo tuve en mi bolsillo-
Como si fuera un acto de magia, Fabiana extrajo de su bolsillo derecho de la chaqueta roja que llevaba puesta, un pequeño objeto de metal, como si se tratara de esos rayos láser que regalaban por la compra de 5 paquetes de cigarro, el objeto era, lo que pareciera ser un tubo de ensayo color gris de 8cm hecho de metal y con una punta redonda muy parecida a una pequeña bombilla.