Parte 1
Cuando el sol estaba en lo más alto del cielo y la temperatura estaba llegando a su punto más alto, la lucha por defender Camelot había comenzado.
Sin importar la edad o el género, su objetivo fue masacrar personas, las personas carecían de medios de defensa personal y solo podían gritar de terror mientras colapsaban bajo el ataque, mientras que la guardia de Camelot llegaba a su rescate.
『Lars: ¡Salven a todos los civiles que puedan y llévenlos a algún seguro! 』
『! Entendido!』
Los compañeros de Lars respondieron a su voto. Camelot estaba siendo atacada por los Goblins, quienes asaltaban y destruían todo a su paso. No obstante, gracias a la presión de los guardias de Camelot y el apoyo de los caballeros. Podían volver a tomar el control del lugar sin mucho esfuerzo.
Una banda de seis Goblins asaltaba un hogar raptando a una pequeña niña. El padre yacía tendido en el piso con un leve corte en la espalda desangrándose lentamente siendo incapacitado por la presión del pie de uno de los Goblins en su espalda lastimada, por otra parte la madre, rogaba por la ayuda de algún guardia.
Había muchos heridos en la parte sur, muy cerca del Santuario. Muchos se resistían defendiéndose con palas y algún otro instrumento similar para evitar ser asesinados y/o raptados.
『! ¡Por favor! ¡Que alguien salve a mi niña!』
Uno de los Goblins puso la hoja de su espada en el cuello de la mujer, Aquella mirada maliciosa y esa sonrisa desquiciada, hizo que la mujer temblara de temor. En los siguientes segundos iba a ser ejecutada enfrente de su hija. Las lágrimas de aquella pobre niña inundaban sus ojos. El padre inmovilizado era incapaz de hacer algo. La muerte era lo único que les esperaba, cuando...
『Lars: ¡Alto ahí! ¡No permitiré que sigan causando más daño!』
Una llama apareció quemando al Goblin que tenía como rehén a la madre. La llama estaba llena con una terrible malicia que atravesaba el cuerpo de la horrible criatura.
La mujer fue liberada, y con la poca resistencia que tenía, lo vio. Justo ante sus ojos, en medio de un pilar de humo, vio una roja, ardiente, brillante figura.
『 ¡T-Tu, tu eres! ¡El caballero del Rey! 』
Dijo uno de los Goblins.
El joven pelirrojo apunto con su espada a aquellas criaturas malignas y dijo..
『Lars: Eso es correcto, supongo que no hará falta presentarme. Lamento llegar tarde 』
La pobre madre miraba a Lars llorando de felicidad al ver una luz de esperanza en esta terrible oscuridad.
El ataque inicial tomo por sorpresa a Los Goblins siendo uno de ellos incinerado. Aunque no exactamente la espada de Lars era de fuego o estaba ondeada con esta.
Cinco Goblins lo encararon arrinconándolo en cada extremo de su espacio. Lars los observaba detenidamente a cada de ellos sin bajar ni un poco la espada y cubriendo todos los puntos ciegos que tenía.
『! Encárguense de el! ¡Yo me ocupare de llevar esto!』
El Goblins que tenía a la niña, dio un gran salto hacia los tejados y huyo con la pequeña. Sus pasos eran largos y se estaba alejando cada vez más y más.
『¿Qué harás ahora caballero? Nunca podrás derrotarnos tu solo. Tu pequeño acto heroico acaba aquí』
Lars cerró los ojos y sonrió.
Sacudía el polvo de su manga sin bajar su guardia. Lars miro adelante y giro sus ojos hacia el Goblin que huía con la niña, entonces murmuro...
『Lars: Te lo encargo』
El aire se tiño de rojo. Un brazo gris y lleno de cicatrices voló por los aires, mientras que la pobre niña ahora yacía en los brazos seguros de un ángel guardián.
『Carucius: Déjamelo a mi』
『! Agh! ¡M-Maldito!』
El Goblin ponía su mano en la herida fatal, lo que le quedaba de "brazo" no era más que carne viva. Aquel corte singular no solo hizo un daño certero. Su velocidad y su gran control con la espada, salvaron la vida de la pequeña.
『Carucius: Monstruo ¡¿Por qué están aquí?! ¡¿Cuál es su propósito?!』
『Ya hemos encontrado lo que queríamos. Aquel hombre aún está vivo』
Carucius tenía envuelto a la niña con el brazo izquierdo, mientras que con la otra sostenía su espada.
『Carucius: ¡¿Qué significa eso?! ¡Espera!』
En un intento por detener al Goblin, Carucius vio como aquella criatura se lanzaba desde el tejado impactando su cuerpo con el pavimento y muriendo en el acto.
『Carucius: Tsk...¿Que está pasando? Es raro que los Goblins ataquen ciudades grandes como esta. Es un suicidio. Sin mencionar que...!!!』
Carucius tenía la mirada como si hubiera resuelto un acertijo. Tenía una ligera sospecha sobre la razón de este ataque. No obstante, antes de seguir su camino, regreso con la niña cargada en ambos brazos hacia su familia.
『El jefe estará muy complacido si llevamos tu cabeza con él, pelirrojo』