Desde hace tres días que mis dueños han actuado de manera algo... confusa. Desde que regresaron de aquel lugar y dijeron que yo era su plan, me han estado tratando como si estuviesen escondiendo un secreto. No se encontraban tanto tiempo conmigo, sino que se encerraban en una habitación mientras a mí no me dejaban entrar por ninguna circunstancia.
Por primera vez me sentí bastante excluido en relación con ellos. Me sentía... Fuera de la familia... Fuera de cualquier familia... Fuera de cualquier amor. Y no era la primera vez que sentía así... En la perrera pude sufrir algo similar, pero, por alguna razón, esto se siente mucho, mucho peor; supongo que se debe a que se suma la sensación de que el amor que habías dejado entrar ha salido, perforando el corazón en el que estaba protegido.
Una vez más, estoy esperando afuera de la habitación de mis padres, pues se metieron como si droga estuviesen escondiendo y, obviamente, no me van a permitir pasar. Esto ya está destruyendo mi paciencia. He pensado en varias ocasiones escapar, pero sé que no tiene sentido; si lo hago, moriré en unos cuantos días; ellos me dan comida, pero ya no amor. Supongo que... Ellos ya no son mis padres... Sino que unos simples dueños que pronto me devolverán a la perrera de la que provengo y, una vez más, todo será oscuridad...
Un chirrido suena... Me salgo de mis pensamientos rápidamente para estar alerta sobre lo que provocó ese molesto sonido. Se trataba de mis padres, saliendo de la habitación mientras abrían la puerta de forma lenta, lo que provocó que rechistara.
Ambos salieron un rostro neutral, uno que no reflejaba ninguna emoción en particular, sólo un conjunto de órganos faciales sin rastros de tensión.
Mi dueño colocó fuertemente la mano sobre el antebrazo de mi dueña; ella lo volteó a ver y una vez sus miradas se encontraron, él asintió con la cabeza y luego ella realizó el mismo movimiento; parecía como si estuviesen corroborando algo...
Mi dueña se precipitó a la cocina y, al regresar, trajo con ella una correa para perro. ¿Me sacará a pasear? Mi dueña me señaló que la siguiera y la obedecí por instinto; ella me condujo afuera de la casa y me colocó el collar de la correa para iniciar nuestro paseo el cual espero que sea breve; estas personas me ponen nervioso.
Antes de salir, mi dueña volvió a buscar la mirada de mi dueño, una vez más para corroborar que todo está saliendo bien... ¿Qué estarán tramando? ¿Este es el plan del que hablaban?
Durante el paseo, caminaba con un tremendo terror en mi cabeza. Miraba constantemente a mi dueña, para asegurarme que no hiciera nada peligroso. Ella no hablaba, sólo tenía su mismo gesto serio que ponía a cualquiera los pelos de punta. Con cada paso, sólo rogaba que no me asesinara pronto... Quería volver a casa... No se cual sea, pero... Necesito sentirme cómodo, de nuevo...
Mientras caminábamos, pasamos frente a una pequeña fábrica textil frente a la calle. Tenía una enorme ventana completamente limpia que permitía ver con perfecta claridad lo que se encontraba. Lo que vi, me descolocó aún más de lo que estaba...
Dentro había varias personas trabajando; sin embargo, pronto me percaté de que no eran humanos... Su piel parecía ser rasposa y de un color grisáceo. Su cabeza era más grande de lo normal y eran más anchas que altas. Tenían una tremenda dentadura que mostraba una enorme sonrisa con afilados e ínfimos dientes. Todos tenían los brazos enfermamente largos que terminaban en cuatro finas garras color plateado. Usaban un sombrero que cubría a la perfección su ojos, que la verdad no me gusta ni imaginar su forma o tamaño.
Las criaturas trabajaban de manera bastante apresuradas, como si tuviesen miedo a que algo les suceda si no lo hacen... Toda la situación terminó dándome un dolor de cabeza, ¿Qué son esas cosas?
Mi dueña también observó a las criaturas toscas, sin embargo, no reaccionó de la forma que esperaba, sino que su expresión parecía decir que ya las conocía desde antes.
—Esas criaturas... Cada vez que las veo me dan escalofríos... Son los Wokidmers... Unos seres que, en realidad, nadie sabe cuál es su origen o de dónde vienen. Lo único que se sabe es que desde que el Reprosacrismo empezó a hacer efecto en el país, estas cosas comenzaron a aparecer en todas las fábricas del Este. Al parecer lo único que hacen es trabajar sin parar para grandes compañías. Muchos han protestado en su contra por el desempleo, pero lo cierto es que, gracias a ello, el precio de una gran cantidad de productos a bajado drásticamente, gracias a que la mano de obra ya no es parte del gasto de las empresas. —Mi dueña me explicó, creyendo que no estaba entendiendo absolutamente, ya que, bueno, soy un perro.
La información me dejó anonadado, no podía creer que estas criaturas en realidad existiesen en la vida de la población del país entero.
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Finalmente, regresamos después de una larga caminata. Después del comentario de mi dueña sobre los Wokidmers, parece que el ambiente entre ambos se aligeró un poco, pero aún estaba al límite de la ansiedad.
Nos posicionamos frente a la puerta y mi dueña la abrió con una llave que tenía consigo. Ella parecía desesperada por entrar rápido, no sabía la razón realmente.
Una vez la cerradura cedió, ella abrió la puerta con un portazo y con los ojos abiertos en su límite. Justo frente a nosotros, se encontraba mi padre sentado, esperándonos. El sonido de la puerta abriéndose frenéticamente levantó a mi padre del sillón en el que estaba.
—¡¿Ya está terminado?! —Preguntó mi dueña, estresada. Mi padre sonrió y asintió lentamente.
—Quítale la correa.
—De acuerdo.
Ambos se acercaron a mí y me desabrocharon la correa en un ipso facto y con alta fuerza y desesperación. Llegaron a lastimarme de lo fuerte que me jalaban. Gritaba una y otra vez para tratar de zafarme, pero no parecía no servir de nada. Estaba realmente asustado, creía que me matarían ahí.