Through the stars

CAPITULO III Una nueva oportunidad

Abro los ojos al escuchar un golpe que ha sonado bastante cerca, pronto me doy cuenta de que el sonido provino del choque de mi cabeza contra la ventana del auto. -Oye ten cuidado, es un auto delicado, y ni siquiera he terminado de pagarlo- acomodo mi cabeza en el respaldo del asiento y cierro los ojos. -Has trabajado bastante duro, Sophie. Dime ¿qué harás con el dinero? Porque no has gastado en lo absoluto- parece que su energía nunca termina, hemos trabajado tres semanas consecutivas siendo meseras día y noche en diversos eventos de la ciudad, mis pies duelen como si hubiese trabajado en construir una pirámide o algo peor y siento como si mis ojos se cerrasen por sí solos por lo poco que he dormido. -Es tan bello conducir por la noche, no hay tráfico ni tampoco gente tonta que te grite por no saber conducir bien-.

- ¿Cómo que no sabes conducir bien? - es la primera vez que conduce el auto, lo trajeron hace una semana y creí que lo mantenía en el estacionamiento de al lado del hostal porque no quería ensuciarlo sin antes tomar más de mil fotografías para enviar a su familia, sobre todo a la tía que ama presumir a sus hijas, una doctora y la otra maestra.

-Oh vamos, llevo media hora conduciendo y seguimos con vida- sonríe con la mirada fija en mí como si eso fuera una excelente señal.

-¡Mirada al frente!- me aseguro de que mi cinturón de seguridad esté bien. Ahora entiendo porque no quiso que avisáramos a lo demás que nos iríamos más temprano de lo usual y en su auto. Michael no le habría permitido que viajáramos de esta manera. -Intenta no ir tan deprisa- mi corazón comienza a acelerarse y mis manos a humedecerse, si hubiese sabido esto antes, habríamos tomado un taxi, como siempre lo hemos hecho.  

-Relájate, ya casi llegamos- sus ojos se abren de más cuando mira a donde me encuentro, de pronto todo se ilumina y la bocina de lo que parece ser un enorme camión de carga suena tan fuerte como si estuviese justo sobre mi hombro. Ambas gritamos fuertemente, mi corazón parece detenerse por un momento al ver la luz acercándose cada vez más. Ha comenzado a llover, me doy cuenta de que la luz ha dejado de moverse, Camille llora con histeria y yo siento como si me faltase el aire, la figura de un hombre aparece tras la venta del auto, sus nudillos dan unos golpecitos, mis dedos temblosos presionan el botón para hacerlo bajar. - ¡Por favor perdóneme! No volverá a suceder. ¡Aaaah! ¡Michael y Andrew me matarán! Y April me hará cocinar mi propia comida por un año- su rostro está empapado de tanto llorar, el hombre la observa como si estuviese en presencia de una psicópata. - ¡Si llevará a alguien a prisión que sea a mí! Ella no tiene nada que ver en esto- ahora me observa a mí, su mirada es como si me preguntase si estoy siendo secuestrada.

-No llamaré a la policía, pero deben tener cuidado, si hubiese venido más rápido las habría arrollado de inmediato. Si fuera tú usaría un taxi- dice con la mirada fija en mí. -Ahora déjenme pasar-.

-Gracias. En verdad lo sentimos mucho- añado, mi voz se ha escuchado entrecortada, el maquillaje de Camille se ha convertido en un desastre y lejos de parecer una linda mesera, parece las acuarelas mezcladas de Andrew. - ¿Puedes avanzar para que el hombre pueda pasar?  - niega de inmediato con las manos fijas en el volante. -Vamos, tú puedes hacerlo, yo...- habría dicho confío en ti, pero ciertamente no es verdad. -Anda, solo estaciónalo y caminaremos lo que resta del camino, solo tardaremos diez minutos ¿Bien? - asiente sin decir una palabra, ahora me pregunto si en verdad podrá trabajar esta noche.

Terminamos por subir a un taxi, las piernas de ambas temblaban como gelatinas como para caminar por diez minutos. Caminamos a donde Richard, el hombre que nos da empleo como meseras. - ¡Sí! Allí está mi par favorito, ellas son el ejemplo claro de meseras ejemplares- su mirada de orgullo se apaga cuando nos tiene frente a él. - ¿Y a ustedes qué les pasó? Parece que vieron a un fantasma-.

-Bueno, casi vemos a la familia Casper- su voz suena igual que la mía, a diferencia de que su mirada luce como si estuviese perdida. -Estuvimos a punto de morir- la sostengo del brazo para que no se vaya a caer.

-No pueden trabajar en este estado, Liam, reserva una habitación para ambas, que pasen la noche en el hotel y que un médico las vea. No se preocupen por los gastos, me haré cargo. Ahora llévalas a su habitación- su hermano asiente y de inmediato nos guía con él. Me siento realmente como una tonta, mi cuerpo parece tan frágil como un copo de nieve en contacto con el calor.

-No salgan de la habitación, van a estar bien ¿De acuerdo? Mi hermano las llevará mañana por la mañana a su casa, así que solo preocúpense por descansar- Camille se ha dormido de inmediato, miro por la ventana como pequeñas gotas de agua se deslizan por el cristal. -Si tienen hambre pidan algo, los números de servicios están anotados en aquella hoja ¿De acuerdo? -.

-Muchas gracias, Liam- el chico sonríe y sale de la habitación. -No puedo creerlo, como un estúpido susto nos ha dejado de esta manera, me niego a sentirme así- me levanto del sofá y mis piernas se sienten igual, camino por la habitación moviendo los brazos como si me ejercitara, necesito fuerza, y no la ganare sentada. -¿A quién engaño? Necesito alcohol- camino hacia el minibar y tomo la primera botella que veo. -Ahora necesito aire- subo al elevador hasta la azotea, y cuando las puertas se abren no puedo evitar sorprenderme, es realmente hermoso, hay una enorme piscina bien iluminada, y pétalos de rosas por todas partes. Por un instante pienso en volver, quizás me tope con algo de lo que no puedo olvidarme por un tiempo, entonces veo una figura delgada en al borde del edificio. -Oye ¿Qué crees que haces? Baja de ahí- la chica mira hacia atrás, lleva ropa elegante y se ha quitado las zapatillas. -Por favor, baja ya, haces que mi corazón se acelere-.




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