Me duele la cabeza terriblemente, uso lentes de sol, aunque no lo hay, es un mal día para comenzar a trabajar. Cuando entro a la cafetería Henry suelta las cajas que llevaba consigo y corre a abrazarme. - ¡Bienvenida! Extrañaba tanto tu compañía aquí, toma, para la resaca- me entrega una taza de café, supongo que estará bien cargado, agradezco y lo bebo de inmediato, sabe realmente mal.
-Es bueno verte de nuevo, Sophie- dice Jamie quien saluda con un movimiento de mano desde el lugar en que se encuentra. Nina me observa con seriedad por unos segundos, mira de arriba abajo mi atuendo y vuelve a mi rostro.
-No hace falta que te explique las reglas, te fuiste hace un mes, supongo que aun las recuerdas- por supuesto, media hora antes, esta vez no lo haré, puesto que prácticamente llegamos una hora antes de lo que deberíamos, Henry me guiña un ojo, como si pudiese leer mi mente.
- ¡Ya era hora de que volvieras, preciosa! – Peter sonríe desde el otro lado, ha comenzado a lavar las tazas y platos antes de que Nina explote, le encanta llevar el control de todo y ahora parece que él no quiere pelear. - ¿Por qué no vamos esta noche al bar? Para festejar-.
-Yo no iré, ese tipo de sitios son para delincuentes, además lo único que hacen es beber y comportarse como imbéciles- me limito a mirarla, no comentaré al respecto ya que su comentario no me ha ofendido, claro que me encantan ese tipo de lugares, y beber mucho también, pero eso no me hace una delincuente., Peter hace una mueca y Henry ríe de inmediato a lo que su prima responde con una mirada furiosa.
- ¿Pero de qué hablas? De cualquier manera, nadie iba a invitarte- arque ambas cejas como si hubiese ganado, han comenzado una disputa que terminará hasta que el primer cliente aparezca, así que me dirijo a la sala de descanso para alistarme.
Dejo el bolso en el sofá más pequeño y tomo mi viejo delantal. Miro alrededor, todo está exactamente como lo dejé, nadie se encargó de limpiar este lugar en mi ausencia, hay más polvo que en un cementerio y las arañas han comenzado a tejer sus telarañas en las esquinas. Miro al estante superior, las cajas de café más importantes están allí, le dije a Henry que debían usarlas, apuesto a que todo este tiempo dijeron que no tenían de este, diablos, soy realmente indispensable aquí. Tomo la vieja silla y subo en ella. -Por favor, no vayas a tirarme, tienes que ser fuerte pequeña silla- a pesar de que me pongo de puntas no puedo alcanzarlas, sobre la mesita del centro hay un par de directorios, ni siquiera sé qué hacen allí cuando deberían estar en las cajas del almacén en objetos que no son necesarios, los tomo y coloco sobre la silla. -Veamos, supongo que ahora sí podré- con ellos y de puntillas mis dedos apenas pueden tocar la parte inferior de las cajas, he logrado que se muevan un poco a mi favor, intento alzarme un poco más, y justo en el momento en que están a mi alcance escucho un horrible sonido, algo se ha roto... todo pasa tan rápido, veo como todo se mueve, me preparo para recibir el dolor en todo mi cuerpo, pero después de un segundo o quizás menos, me doy cuenta de que he caído en algo que no ha sido tan doloroso como esperaba. Abro los ojos, niega con la cabeza con seriedad mientras observa la rota y los directorios en el suelo.
-Si lo que buscaba era una incapacidad laboral le informo que su plan ha salido mal-.
-Diablos, me ha descubierto, gracias al cielo que no es mi jefe-.
-Mi bisabuelo y abuelo están enterados de esto, me han ordenado que les diga que me hablen de manera informal, así que puede llamarme por mi nombre- me deja en tierra firme, tomo los directorios del suelo y veo las cajas que casi logran que me rompa un brazo.
-De acuerdo, tú puedes llamarme señorita Bamford- sonrío cuando sus ojos me observan como si me recriminaran el hecho de que no puede ser informal conmigo, no somos amigos y sé que es mi jefe, además, es raro hablarle de manera informal, para mi salud mental continuaré llamándolo por su apellido en mi mente. Levanta la silla y la coloca en el fondo. - ¿Seguro que puedo llamarlo por su nombre? La verdad es que es extraño-.
-Entonces llámeme gran jefe- si como no.
- ¿Qué le parece, señor? – vuelvo a sonreír, sé que no le agrada que le llamen de esa forma, debe ser porque cree que su aspecto luce como el de un anciano, aunque ciertamente ellos tienen mejor carácter que él, lo cual es más agradable que el aspecto.
- ¿Quiere quedarse sin empleo nuevamente? -.
-Adelante, yo puedo conseguir empleo de inmediato gracias a Richard, sin embargo, en cuanto a usted no puedo decir lo mismo, esas acciones deben ser importantes- parece que se ha molestado, no creo que pretenda ser mi amigo, y no quiero que lo sea, simplemente debe desear llevar una estadía más cómoda sin que lo esté molestando, pero ¿cómo no hacerlo? Después de todo solo estará aquí un mes, debo aprovechar al máximo. Salimos a donde los demás, Rushforth lleva consigo las cajas de café y Henry se acerca para tomarlas, como si se tratase de un príncipe. Nina está al fondo, sostiene la cafetera con una mirada vacía, supongo que ya debe haberla hecho sentir mal. Un hombre a su lado carraspea su garganta, lleva un traje costoso y mantiene una mirada seria.
-Buen día, soy el asistente de John Rushforth, he venido de su parte para anunciar que, a partir de hoy, Anthony Rushforth trabajará aquí como un empleado más, no es necesario que limiten las actividades que deba llevar a cabo aquí, solo trátenlo como a uno más, puesto que por un mes no será el vicepresidente- Henry le devuelve las cajas de inmediato cuando el hombre lo observa. Esto va a ser divertido. -Si en algún momento intenta controlarlos usando el apellido familiar o el poder que cree tener, contáctense conmigo de inmediato- extiende una tarjeta la cual nadie quiere recibir, tienen miedo, me acerco sin dudar y tomo la tarjeta.
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Editado: 25.08.2021