Yo no te pertenezco…
Así que no me vengas a decir quién soy
Crees que no entiendo tu juego…
Eres solo otro peón en este juego de dementes
El rey no va a perder la cabeza antes que el peón
La reina no protege al rey… se protege a ella
¿No ves de que va todo esto?
El ajedrez se ha puesto de cabeza
Es un coro tan sublime el que canta en mi oído cuando cierro los ojos y pienso en matar. Es un coro tan dulce, tan delicado, tan angelical. Si cierro los ojos incluso puedo ver a los ángeles guiándome hasta mi nueva víctima.
-¿Has visto aullar a un lobo cuando hay luna llena?
No me dice nada. Solo se queda mirando mi cuchillo.
-Yo si-le digo con una media sonrisa-me gusta ver la forma en la que levanta su cabeza, todo su cuerpo adquiere una pose de orgullo y respeto, sus patas se adhieren con fuerza a la tierra y su mirada es penetrante. El lobo que yo vi, cerró los ojos cuando aulló, pero no sé si todos los lobos lo hacen-investigare eso-¿Sabes porque los lobos le aúllan a la luna?-él no responde-yo creo que ellos creen que ella es una diosa y al aullar le rezan, pidén cosas que nunca tendrán. Su aullido algunas veces es nostálgico, ese es el aullido que me gusta-acaricio su mejilla una y otra vez mientras hablo-Pero no hay nada mejor que ver cazar a un lobo, la forma tan sutil y a la vez descarada que sigue a su presa. Cuando caza no da escapatoria porque sabe que si su presa tuviera algo más de fuerza, tan solo un poco más, no dudaría en atacarlo. Las personas no somos muy diferentes de los animales: si nos atacan, atacamos. Si nos mienten, mentimos. Si nos hacen algo, nos vengamos. Desconfiamos de los que son más fuertes y rápidos que nosotros. El más fuerte siempre se devora al débil. Actuamos por instinto aunque digamos que no. Somos animales que bailamos para la luna, esperando que ella solucione nuestros problemas. Los animales actúan por instinto, nosotros actuamos por idiotas-clavo el cuchillo en su garganta-pero la mayoría de las veces lo que nos motiva hacer algo malo, es un sentimiento oscuro que lo guardamos en nuestro interior, nos da miedo mostrarlo, no sabemos que es, ni como es. Esa parte oscura y retorcida, es lo que somos. Esas ideas psicópatas que tenemos en las noches antes de irnos a dormir, es lo que eres-saco el cuchillo y lo clavo en su corazón-todos tenemos demonios en nuestro interior, algunos los encierran en jaulas, pero yo prefiero que el mío baile libre dentro de mí. Me hace sentir viva.
Camino hasta la colina cerca del hospital para sentarme a ver el crepúsculo.
-¿Puedes guardar un secreto?-le digo al viento- Recuerdo la primera vez que mate alguien, la sensación fue tan placentera que me sorprendió. Nunca me había sentido tan feliz en toda mi vida. Había hecho algo que la gente decía que era malo y me había hecho feliz. Muy feliz ¿Qué tiene de malo buscar la felicidad?-el viento mueve mi cabello-las personas no me entienden, creen que estoy loca, pero yo no estoy loca… solo veo las cosas de forma diferente.
-¿Con quién hablas?-me pregunta mi perdido amor.
Jared se sienta a mi lado y me da un beso en la frente.
-Con el espíritu de personas que estuvieron aquí.
-¿Muertos?
Me rió mientas niego con la cabeza.
-Claro que no-le digo mientras alboroto su cabello-de vivos que estuvieron aquí antes, no estoy loca para hablar con muertos.
Jared, el chico serio se ríe ante mi comentario.
-Por supuesto que no estás loca, es normal hablar con el espíritu de personas-hace una pausa-vivas.
Asiento con la cabeza e ignoro el tono sarcástico con que dice aquello.
-¿A dónde crees que vamos cuando morimos?-le pregunto.
Lo miro esperando una respuesta. Él aprieta con fuerza la mandíbula y alza la mirada.
-A ningún lado-me dice-no vamos a ningún lado, solo desaparecemos.
Alzo las piernas y recuesto mi mejilla en mis rodillas.
Hago un puchero.
-Sé que no es lo que quieres escuchar-me dice-pero es la verdad.
-Acabas de deprimirme.
Le pego en el hombro. Jared me empuja y me hace caer en la hierba. Me mira enojado. Me recuesto en la hierba y miro las nubes.
-Podrías sostener tu pistola contra mi cabeza, tirar del gatillo y ver como la bala sale disparada hasta mi cien, como se introduce dentro de mi cerebro matándome al instante, como la sangre empieza a salir de mi cabeza y caigo muerta frente a ti ¿Podrías hacerlo? ¿Podrías matarme?-observo su reacción ante lo que digo-después sostener mi cuerpo entre tus brazos y llorarme en silencio, mientras me dices que no pretendías hacerme daño. Abrazar mi cuerpo muerto por un largo tiempo y susurrarme que solo lo hiciste para protegerme de este horrible mundo.
Jared me mira mientras su expresión de seriedad que tiene siempre se va por un momento para darle paso a una expresión de dolor.
-No-es lo único que me dice. No me da una razón y yo no sé la pido, porque si él me hubiera querido decir por qué simplemente lo hubiera hecho.
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Editado: 01.07.2018