Vengo del pueblo de los condenados
Vengo de la tierra de los renegados
Vengo de aquí y de allá
Soy todo y no soy nada
Dime tus pecados, cruel pecador
Mira que estoy afilando el cuchillo
Suplica perdón, aclama misericordia y
Si veo arrepentimiento en tus ojos
No te lanzare a los perros para que te devoren
¿No dirás nada? te di tu oportunidad
¿No darás alguna ofrenda?
¿No me suplicaras perdón?
¿Mereces perdón?
Dime algo porque estoy afilando el cuchillo.
Me detengo cerca de un parque, necesito caminar, necesito aire, necesito… no sé exactamente que necesito, este lugar me trae muy malos recuerdos.
Miro varios rostros, miro rostros de todas las formas, mire ojos de todos colores, pero no veo nada. Son personas que caminan por caminar, que viven por vivir. Es la época de la indiferencia.
Recorrer estas calles, es extraño. Todo está diferente, pero de alguna manera todo está igual que en mis recuerdos, creo que yo estoy diferente. Quizás estoy menos rota, menos vacía.
Cuando el taxista se detiene frente a la casa, no la reconozco, aunque está exactamente igual, excepto por la suciedad y la hierba muerta en el patio.
Miro la casa por un largo tiempo. Ahí comenzó mi infierno, ahí nacieron mis demonios. Respiro varias veces antes de caminar hasta la puerta de entrada. De pronto me siento como una niña asustada. Me siento igual a cuando tenía seis años. Es como si solo ayer hubiera venido a esta casa. Pero la telaraña en el techo y paredes me recuerda que nadie ha vivido aquí por un largo tiempo.
Cierro los ojos y abro la puerta. Al ver la casa, ya no me siento de seis años, ahora me siento yo de nuevo. Todo está en silencio. La casa está completamente a oscuras. Cierro los ojos y trato de recordar como era antes. Pero solo tengo recuerdos borrosos. Recuerdo el color de las paredes, recuerdo algunos cuadros, recuerdo el olor ha guardado que había en algunos pasillos, pero no puedo recordar nada más. Quizás lo demás no importa o puede que importe demasiado que lo olvide. Camino por el pasillo que lleva a mi habitación, miro los cuadros rotos y las grietas de la pared. Miro la telaraña y el moho de las paredes. Las paredes están algo húmedas y hay pintura regada en el piso. Cuando los recuerdos se desvanecen, tomo el pomo de mi vieja habitación y lo giro. Abro lentamente la puerta, no sé qué esperaba ver, no sé qué esperaba sentir. Pero sea lo que sea, no paso como lo pensé. Tengo que sujetarme de la puerta para no caerme. Mi habitación esta tal y como la deje. Todos los recuerdos me pegan de golpe. Me tapo la boca para no gritar, pero grito de todos modos. Los peluches en mi cama están viejos y llenos de polvo, las telarañas en las paredes se ven tétricas. La ventana esta tan sucia que no se puede ver nada. Entro en silencio. Miro mi cuarto en silencio y salgo en silencio. Camino casi inconscientemente hacia la cocina. Miro el lugar donde murió mi mamá. Y el recuerdo de ese momento invade mi memoria. Vuelvo a mi habitación por alguna extraña razón tengo la necesidad de volver a mi habitación y ver todo de nuevo para verificar que no es un sueño. Salgo de mi habitación y empiezo a limpiar la casa. Limpio y limpio, me gusta limpiar y ordenar las cosas, eso me ayuda a mantener la mente ocupada y no pensar en cosas que me desagradan. Guardo todas las cosas que hay en mi habitación en unas fundas negras y las boto a la basura, no quiero nada que me recuerde al pasado. Tiro todo menos mi casa de muñecas, no puedo tirar esta casa. No es solo una casa de muñecas, para mí, es el hogar que nunca tuve. Para mi es la familia que perdí. La casa de muñecas me la regalo mi mamá la última navidad que pasamos en familia. No quiero regalarla, no quiero botarla… no puedo hacerlo.
Cuando termino de limpiar me acuesto en el piso de la sala y me quedo mirando el techo.
Me levanto y hago una llamada que he estado evitando hacer. Sonrió al escuchar la voz del doctor. Él no me dice nada, le pido que venga a verme y le doy la dirección de esta casa. Él me corta la llamada sin darme una respuesta, pero sé que vendrá. Salgo de la casa hasta una pequeña tienda que hay en la esquina y compro algunas cosas.
¿Cómo se sentirá la libertad? Pues soy un pájaro con las alas rotas.
¿Cómo suena la vida? Pues soy música para sordos.
¿Cómo se ve la alegría? Pues soy un ciego en tierra extraña.
¿Cómo huele la vida? Pues soy el olfato de un muerto.
Soy lo que soy, fui lo que fui.
Ya nada me queda, ya nada soy.
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Editado: 01.07.2018