Un digno oponente

A la mañana siguiente se despertó con mucha energía y felicidad. Después de bañarse y desayunar, se encontró a Marco al salir del comedor.

- Hola - el primero en saludar fue Marco.

- Hola, ¿vas a la escuela? – Ángela le pregunto rápidamente, mientras jugaba con su cabello

- Sí, es mi primer día de clases, ¿sabes en donde esta? – Marco se veía confundido

- Claro, hacia allá me dirigía, vamos – le indico Ángela

- Gracias - su sonrisa cautivaba a Ángela, y parecía que la sonrisa de ella lo cautivaba a él.

Se dirigieron hacia el almacén que hacía de salón - Así que este es tu primer día – dijo Ángela para acabar con el incómodo silencio.

- Sí, no pude ir cuando llegamos porque tenía que ayudar a instalarnos, ¿Cómo es? – caminaban cerca uno del otro, a un paso normal.

- Aburrido – Ángela dio un pequeño suspiro -, yo prefiero los entrenamientos - se escuchó entusiasmo en su voz.

- Se nota, tus ojos brillaron al mencionarlo - su sonrisa y el comentario, la sonrojaron y desvió la mirada nuevamente - debe de ser muy entretenido, ¿Qué es lo que hacen ahí? -

Ángela se relajó y respondió – Primero nos ejercitamos, después nos muestran técnicas de combate básico, y por último nos enseñan aspectos importantes para sobrevivir –.

- Suena divertido, espero poder seguirles el paso - En ese momento llegaron al salón de clases improvisado, donde Ángela tomo asiento, y Marco fue a presentarse con el profesor.

Antes de comenzar la clase, el profesor presento a Marcos – Chicos, él es Marco, y se integrara con nosotros desde el día de hoy, por lo que necesito que alguno de ustedes le proporcione los apuntes que llevamos hasta ahora - <<Desearía haber tomado apuntes, y puesto más atención en clases>>.

- Yo le puedo ayudar - la voluntaria fue una de las chicas más aplicadas -.

- Gracias Martha. Siéntate junto a ella, Marcos - Marcos movió una silla vacía al lugar donde el profesor le indico, y comenzaron la clase.

El resto de la clase paso rápido para todos, menos para Ángela, << ¿Por qué ella se ofreció a ayudarle?, no es la única aplicada en el salón, uno de los chicos también pudo ser útil, como sea, no es de mi incumbencia…>>, esto causo que pusiera más atención a la clase, y tomara más apuntes.

Al terminar la clase, tomaron su almuerzo, algunos salieron, y otros almorzaron en el salón, Ángela solía almorzar alejada de los demás, por su parte Marco se quedó en el salón junto con Martha.

Después de que terminaran el almuerzo, Ángela se dirigió sola al campo de entrenamiento, pero Marco la alcanzo.

- ¿Te puedo acompañar?, aun me pierdo en este lugar - <<Claro, como si eso fuera posible en este momento, todos vamos al mismo lugar, es imposible que te pierdas, esa es una pésima excusa>>.

- Claro, vamos - Marcos le sonrió y caminaron juntos como si nada.

- ¿Todas sus clases son así? – le pregunto Marco, pero Ángela lucia indiferente

- No - se limitó a responder de manera simple y cortante.

- Menos mal, normalmente eran mis padres los que me daban clase, y cuando tomaba clases en algún refugio, era solo lo más básico, ¿Crees que me podrías ayudar? - << ¡¿Por qué no se lo pides a tu nueva amiguita Martha?!, se veían muy felices juntos en la clase y el almuerzo>>

- Claro- respondía con indiferencia.

- Gracias – estaban por llegar cuando Marco le agradeció.

Se cambiaron de ropa en los vestidores, y después se reunieron en el campo de entrenamiento.

- Buenos días, jóvenes- El instructor era un exmilitar alto, musculoso y con un pésimo temperamento; su piel estaba bronceada y llena de cicatrices de todo tipo, y sus ojos azules tenían una mirada autoritaria, que intimidaban a cualquiera.

- Buenos días, General - <<Todos le responden con respeto y miedo, así es como algún día la gente me verá>>

- Comenzaremos con el calentamiento, hoy serán 5 vueltas a la pista, el resto de los ejercicios seguirá igual que siempre. Todos los que son nuevos, busquen a alguien que conozca todos los ejercicios, y si quieren vomitar, háganlo en aquel lugar - apunto a una reja en el césped - y nada de holgazanear, ¿entendido? – la última parte la grito con fuerza

- ¡Sí señor! - gritaron todos

Mientras daban las vueltas a la pista, Marco se acercó a Ángela - ¿Conoces los ejercicios? -

- Sí – ella seguía respondiendo cortante.

- ¿Puedo entrenar contigo? – la pregunta de Marco le dio una gran idea

- Claro – sonrió malévolamente – si es que puedes seguirme el paso - <<Veamos que puedes hacer…>>

Acelero el paso hasta quedar en primer lugar, miro hacia atrás y no logro ver a Marco <<Como me imagine, no pudo alcanzarme, era obvio, después de todo, solo es un novato>>, pero escucho a alguien correr justo al lado de ella, y se sorprendió al ver que era Marco << Pero ¿cómo es que me pudo alcanzar sin que lo notara?, parece que esto se puso interesante>>, volvió a sonreír y acelero aún más, pero Marco hacia lo mismo. Sin darse cuenta, rebasaron a todos sus compañeros, adelantándose una vuelta al resto. Al terminar las vueltas, comenzaron con los ejercicios de calentamiento, todos los observaban, pero ellos estaban absortos en su competencia.

Al ser los primeros en terminar, tuvieron un tiempo de descanso, mientras esperaban a los demás.

- Vaya no creí que pudieras seguirme el paso, me sorprendiste – elogió Ángela a Marco.

- Estoy acostumbrado a hacer ejercicio, se nota que te a ti también te gusta mucho entrenar – Marco quiso devolverle el elogio

- Así es, deseo entrenar para ser una persona realmente fuerte, para no depender de nadie, y cuidar de mi familia – le comento Ángela con mucha determinación.

- Opino igual, deseo poder proteger a mi hermana de todos los peligros que hay afuera - << ¡Cierto!, tiene una hermana de la misma edad que mi hermano, creo que tenemos eso en común>>.