Tierra de villanos

El cazador

Abro los ojos lentamente, al ser despertado por el cantar de las aves. Mi despertador personal.

La habitación estaba débil mente iluminada en un tono verde oscuro, ya que las cortinas impedían que la claridad del sol entrara y me segara.

Me limpie las ojeras con mis manos y en el borde de mi cama, logro distinguir una figura femenina.

—Buenos días dormilón —. Saluda mientras se incorpora.

—Buenos días Cryss.—Respondí amodorrado, hacia mucho frío o al menos parecia hacerlo, ya que una ligera brisa hizo que mi cuerpo entero temblará.

—¿Como amaneciste? —Pregunto al acercarse mientras se cruzaba de brazos.

—¿Como crees? —Respondí destapando mi torso desnudo, dejando al descubierto mi lamentable aspecto, esas que todos tenemos al despertar después de una mala noche.

— Je, supongo que mal por la traumatizante mirada que traes, aunque... También pareces un dulce nene enfermo. —Dijo alborotando mi pelo con sus bruscas caricias.

—Tuve pesadillas —. Me queje, agarre su muñeca y dirigí su mano hacia mi mejilla, donde termine besándola un par de beses.
Ella se sentó en la cama y se recostó en mi abdomen.

—Tienes esa cosa observándote toda la noche desde ahí arriba, ¿que esperabas?—
Señalo al enorme cráneo de hidra que tengo colgado a un metro de mi cabecera

—No creo que sea por eso, ademas ya estoy acostumbrado a que este
ahí.—Respondí en defensa de mi esquelético compañero, puse mi brazo encima de su cintura mientras ella seguía acariciando mi cabeza.

—Bueno como quieras. Por cierto, la pequeña ya despertó.—Aviso, y sus sensuales ojos posaron su atención en mi rostro.

—Ufff... y ¿como esta?—Dije sin ganas, por que sabia que aquello iba a convertir este día en el mas largo de todos.

—Paranoica, tiene miedo hasta de su propia sombra... creo que le haría bien
verte.—Sugirió y su intensa mirada cambio por una mas suave, de aquellas que las chicas suelen usar para manipular a un hombre.

—Mmmm... ve tu.—Suplique sin ganas.

—Ay tonto, pero si tu la trajiste.—Me regaño y paro con los masajes que me hacia en la cabeza.

—Si, pero tu eres mujer y va a confiar mas en ti, que en mi.—Trato de convencerla mirándola fijamente.

—Por favor.—Suplico y un ligero brillo de picardia creció en sus ojos.

—No me mires así.—Me queje, apartando la mirada de la suya.

—¿Así como?—Pregunto y empezó a sonreír.

—Así con tu cara de "Te voy a violar"—Respondí con una seriedad tan falsa como la virginidad del mismo Satan.

—Jajaja ¡oye!, yo no quiero violarte... aun. —Dice con una picardia que me resulta bastante familiar.

—¿Y esa mirada que? ¿Me vas a negar que no tiene nada que ver con el sexo?, por favor Cryss...
te conozco y juraría que estas pensando en repetir lo de aquella noche. —Me burle de sus deseos lujuriosos que le resultaban muy difíciles de ocultar, mientras... mi mano empezó a moverse sola hasta su pecho y al llegar, empieza a manosearla lenta y delicada mente.

—No te confundas cariño, lo que paso esa noche, se queda en esa noche. Ademas, yo vine a convencerte para que vayas y hables con la criatura que trajiste
anoche.—Cambio su expresión por una mas seria y tomo mi mano para alejarla de su pecho.

—Bueno, entonces... —Me acomode mejor en la cama sin dejar de sonreír— Ven a convencerme, cariño. 

Ella miro hacia otro lado soltando una sonrisa juguetona.
—Hombres. —Susurro, giro un poco y empezó a montar mi cuerpo.

Una vez encima, empezó a soltar suaves y deliciosos besos en mis labios, en mi cuello y pecho.
Era toda una profesional en el placer varonil.
Apego su intimidad con mi miembro que en ese momento empezaba a despertar, movió su cuerpo de adelante hacia atrás lento y rico, tal y como a los dos nos gustaba.

—¿Por que me miras así? —Pregunto al tener su frente apegada a la mía.

—¿Por que te mueves así? —Respondí con otra pregunta, ya la sonrisa se me había borrado y mi cuerpo ardía como un maldito infierno.

—¿Quieres que pare? —Volvió a preguntar con esa voz tan sensual y aguda que tiene, que enloquecía mis 5 sentidos.

—No cariño, sigue. —Respondí en un jadeo mientras mis manos empiezan a resbalarse lentamente hacia sus glúteos donde se la pasan acariciando toda su figura lentamente, mientras ella empieza a mover sus caderas como la melodía del blues, lento, suave, repetitivo y delicioso.
De repente mi bestia interna toma el control de mis manos, obligandolas ah apretar esas suaves y apetitosas nalgas.
Ella suelta un jadeo y empieza a besarme con mas intensidad.
Tal parece que le gusta y lo disfruta.
Oh dios... siento que sus labios embriagan mi conciencia, en mi mente todo empieza a dar vueltas. Sus jadeos y los míos crean la melodía perfecta, que hacen dormir la vergüenza y el respeto que siento a esta bomba lujuriosa hecha mujer.

Se separa y siento como mi mundo pierde su identidad, dejándome en medio de la confusión, cayendo en lo profundo de la desesperación.

—Ok cariño... ya hice mi parte, ahora... —Suelta un beso profundo y susurra alejándose lento.
—Ve. 

Lleva su larga cabellera hacia atrás y desmonta mi cuerpo sin dejar de verme con aquella mirada que dice...— Continuaremos mas tarde. —Antes de voltear me guiño un ojo y salio de la habitación, dejándome solo con mis ganas, mi miembro bien erecto y mis labios deseosos de probar algo de "carne".

—Necesito una maldita ducha.—Hable en el vacío de mi habitación— ¿Y tu que cabrón? —Dije mirando a mi enorme amigo, bien firme entre mis piernas— Quizá mas tarde visites el paraíso —Sonreí mientras bajaba de la cama y me dirigía descalzo hacia la ducha.

Prendí la regadera, baje la palanca para que el agua se calentara por que ni de coña iba quitarme esta calentura y deje que el jabón recorriera cada centímetro de mi piel.
15 minutos remojandome y sentí como mis músculos se relajaban con la espuma cubriendo mis cicatrices, suavizando algunas heridas y haciendo relucir la marca de la bestia en mi espalda.



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En el texto hay: mitologia, romace, acion

Editado: 15.12.2021

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