Lo que aconteció en el Pacífico fue un gran misterio, los marineros que había presenciado tal evento, no hallaban explicación alguna que pudiera ser creíble ante los medios que apresuradamente se hicieron presentes, la noticia llegaba como rumores a oídos del Concilio, el rumor de algo imposible. Algunos de los testigos lograron grabar algunos momentos, pero nada mostraba evidencia de quién era el personaje, sus acciones fueron fulminantes, imposible de ver con claridad. La FEEC se hizo presente de inmediato, el capitán Galel hizo parecer a los medios de comunicación que todo lo antes mencionado era irreal, que no había porqué alarmarse.
En las noticias, los reportajes respecto al tema se habían vuelto tan viral que era casi imposible de que alguien desconociera el tema.
-Buenos días, ciudadanos de Medon, como bien todos saben, la tarde de ayer inmediatamente después de un pequeño terremoto que tuvo su epicentro en el Pacífico, muchos marineros afirman haber presenciado un enfrentamiento entre criaturas misteriosas y un tal super humano. Mi nombre es Alicia Ramírez de noticias Medon, y con ustedes tengo un testigo que nos contará todo lo sucedido.
-Hijo apaga eso y termina tu desayuno que ya es tarde. - no era del todo tarde, simplemente quería que su hijo no se viera influenciado por lo que se decían en la TV.
-Mamá, tú qué opinas sobre lo que dicen en las noticias. Yo les creo a ellos. - dijo Tim, refiriéndose a los marineros.
-Bueno, sus teorías no son descartables, hay mucho misterio en este mundo que tú irás conociendo mediante vayas creciendo. - Contestó Martha, su madre. Quien alistaba la merienda para su hijo, ya que era muy raro que ella estuviese después del mediodía- Y estoy seguro que tú estarás listo para cada situación que pueda ocurrir.- continúo.
-Eso espero. - dijo Tim con una sonrisa.
-Tus hermanos me han dicho que hay alguien en la academia, una chica, supongo que es por eso que te ves cada vez más animado por ir. ¿Cierto?.
Tim casi se atraganta al escuchar eso mientras comía. - ¡Mamaaa! - exclamó.
-No tienes porque sentir vergüenza. - dijo su madre mientras reía.
-Esos dos son unos habladores. - Contestó. Se sentía un poco muy apenado.
-Hijo, sabes, eso es algo normal. Y me alegra saberlo, aunque no me dijistes tu. No dudes en confiar en mi.
-Lo sé, quería contártelo más adelante. - dijo. Realmente quería pellizcar a sus hermanos. - Bueno mamá, ya me tengo que ir. Te amo.
-Está bien hijo, ten mucho cuidado al caminar por la calle. - Tim le abrazo con mucha ganas, porque la amaba tanto. Era la persona más importante en su vida. .
-Lo haré. - Contestó. -Ah, ¿madre?
-Dime, Tim. - Contestó ella.
- ¿Tu sabes que es lo que realmente hacen Juan y Santiago? - Preguntó con mucha curiosidad- Es que desde ayer que salieron a visitar a doña Fati, no han vuelto y los note algo misterioso, a ambos. Me dijeron que tu le habías mandado con ella.
-Hijo mío. - Contestó Martha. - Muy pronto lo sabrás. - ella sonrió con mucha dulzura mientras Tim levantaba su bolsón.
Cuando Tim salía de su casa, despidiéndose de su madre, vino a su mente un fragmento de lo sucedido en el Pacífico, era como si fuese un recuerdo propio.
-Cariño, ¿te encuentras bien? - Preguntó su madre.
- Si, estoy bien. Solo me sentí mareado por un momento. - Contestó.
- Si te sientes mal, déjame llamar a la academia para avisar que no llegaras. - Replicó Martha.
- No, estoy bien. No te preocupes. - Contestó.
Su madre pudo notar que la marca en su brazo izquierdo estaba creciendo.
-¡Mira! Creo que es tu compañero. - dijo su madre al señalar a Mared, quien se encontraba en la acera de su casa.
-Hola señoraa… ¿Mamá de Tim? - dijo mientras alzaba su mano para saludar.
- Martha, se llama Martha, y si, es mi madre. - Contestó Tim.
- Ah, hola señora Martha, mucho gusto.
- El gusto es mío. - Contestó ella. - me alegro de conocerte al fin, Mared.
- Ah, ¿Mared? - Preguntó Tim. - ¿cómo es que sabes donde vivo?
- Eh.. La verdad, no lo sabía, mi padre dijo que viniera en esta dirección y al llegar, te vi salir. Ni siquiera se como lo hace. - Contestó.
-Entiendo, los padres a veces son misteriosos. - dijo nuestro querido personaje mientras miraba a Martha su madre con guiños.
-Y si que tienes razón. - Replicó Mared.
-Hasta luego madre. - se despidió de ella con un beso en la mejilla.
Raquel decidió que Carlos le acompañase a casa de Helena su amiga, bueno, en realidad sus padres se lo ordenaron.
-¡Que agradable! Hoy nos acompañará Carlos. - dijo Helena cuando extendía su mano para saludar, Carlos simplemente le sonrió forzadamente.
-Nena, mi querida amiga. ¿Como has estado? - exclamó Raquel con un fuerte abrazo.
-Muy bien ahora que te veo.- Contestó. - Ayer fue un día de locos, mis padres ni siquiera estuvieron en la casa.
-Pero mirate.. Que hermosa luces hoy. - Exclamó Raquel. Pues bien era cierto, nuestra bella Helena lucía tan bien, que incluso Carlos no podía evitar notarlo. Helena, dio un par de vueltas como si estuviese en un pasarela, haciendo un gesto de agradecimiento.
-Seguro Tim quedará impresionado. - dijo Carlos con una sonrisa muy pícara.
Al escuchar esto, Helena se sonrojo tanto que casi tropieza sin mucha gracia.
-¡Eres un estúpido! - reclamó Raquel con un fuerte golpe al hombro de su hermano. Quien al ser golpeado se quejo. - Auuch, ¿Porque me pegas? - exclamó.
-Ustedes los hombres creen que son el centro de todo el universo, son unos bobos. Acaso ¿creen que todo lo que hagamos es para impresionarlos o intentar estar a su altura? Bobo, crees que…
- Ya, está bien - interrumpió Helena. - No tienes porque ser siempre cruel con él. Estoy seguro que no tenía malas intenciones. ¿Cierto Carlos? - Preguntó. Al instante alguien baja de las gradas que conduce a los dormitorios.