El silencio reinó por unos minutos, pero Missi no estuvo enojada, respondió a mi pregunta con toda normalidad como si le hubiese preguntado su nombre en cambio Milton, fue el que se encrespó.
Esperamos por media hora los resultados. Me sentí feliz al ver a Missi recibiendo esa medalla de primer puesto y una pequeña estatuilla de cristal con el logo de la insignia de la preparatoria. El equipo de Alan obtuvo el segundo puesto, pero ello no le arrebató la felicidad. Era su primera vez concursando, pero me pareció que Alan esperaba un poco más. Yo le di su fuerte abrazo.
Missi estaba de muy buen humor nos invitó por primera vez a su casa, estaba como a media hora de la mía a pie, pero como fuimos en el auto de Nick llegamos en diez minutos. Era hora del almuerzo y en la lúgubre y modesta casa de Missi no había nadie, ni una mosca. Sus habitaciones eran espaciosas, pero las paredes de color verde oscuro le quitaban belleza.
Estuve ansiosa por conocer la habitación de Missi; sin embargo, ella me detuvo, me dijo que me presentaría su cuarto otro día. Luego de un rato yo sugerí pedir comida a domicilio, porque ya teníamos hambre, pero Missi me detuvo.
— ¿Qué? ¿Y gastar dinero? Somos jóvenes, vamos a cocinar ahora mismo. Vamos todos a lavarnos las manos —ordenó.
Nos quedamos viendo las caras, teníamos pereza y era de mi conocimiento que Nick no sabía ni freír un huevo y Alan dijo que solo sabía preparar atún; por otro lado, yo sí sabía cocinar, pero no tenía ganas. No obstante, Missi con sus insistencias nos hizo espabilar.
Milton siguió las órdenes de su hermana al pie de la letra. La cocina era amplia y estaba muy bien equipada, me sentía en la cocina de una chef, la cual sería Missi; Milton parecía su asistente y Nick, Alan y yo, sus torpes aprendices. Missi nos asignó lavar las verduras y los tubérculos, dijo que éramos muy descoordinados como para jugar en la cocina, de ello se encargaría ella y su hermano.
A eso de las dos y media de la tarde, y después de limpiar bien la cocina ensuciada por una pequeña guerra de verduras, ya teníamos sobre la mesa una ensalada rusa con filete de cerdo y un poco de arroz.
Comimos hasta saciarnos y compartimos una buena tarde en el jardín trasero de la casa de Missi. Nos enteramos de muchas cosas nuevas: como que la madre de Missi era Chef, trabaja todos los días hasta las seis de la tarde, Missi nos invitó a ir un día a aquel restaurante donde su madre trabajaba. Además, Sherman andaba en salidas con la chica que conoció en la fiesta. Eso último nos sorprendió a todos y eso hizo que los chicos se fueran a un lado a "darle consejos".
— Lo van a pervertir —dijo Missi.
**
Había tenido un sueño esa noche, Chaser me gritaba hasta el cansancio y no sabía por qué pero estaba en una habitación distinta a la mía. Creí ver a Sherman tirado en el sofá boca abajo y con los brazos balanceándose hacia el suelo y a Nick mirando la televisión bien tranquilo. Missi estaba en el sillón frente a Alan comiendo de una bolsa de piqueos. Y a Milton...
— ¿Todavía sigue dormida? —preguntó alguien; por su voz supe que era Missi.
— Es la primera vez que se emborracha. Creo que le dimos de más. Esa combinación de Ron, whisky y cerveza no fue una gran idea...
— ¿Lo crees? ¿En serio recién te pones a pensar en ello? —dijo con ironía Missi.
Yo me levanté agarrándome la cabeza con las dos manos, parecía que ella quería caerse de mi cuello. Una sensación nauseabunda inundó todo mi sistema digestivo y literalmente sentí que se me venía una avalancha encima.
— ¿En dónde estoy? —fue lo primero que pude articular.
— ¿En dónde crees? ¿Júpiter? —Espetó Missi, parecía sumamente molesta— Apura ve a darte una ducha y luego baja a desayunar...
Tenía los ojos entreabiertos aún y me ardían demasiado, alcé mi mano para que Nick me ayudara a levantarme. El cuidadosamente la tomó y colocó la otra en mi espalda para darme impulso y así, finalmente, estar de pie.
— ¿Por qué está molesta? —Pregunté.
— ¿No será porque ayer compramos licor y nos embriagamos en su casa sin su permiso, celebrando el premio que ella ganó? —respondió.
— Ay sí, ya me acordé —murmuré. Di unos cuantos pasos, soltando la mano de Nick, y las imágenes de las escenas de la noche pasada atravesaron mi cabeza como una rayo, abrí mis ojos y exclamé — ¡Ay no! ¡Ya me acordé!
Entré en pánico y di una vuelta de 360 grados, hasta quedar cara a cara con Nick — ¡Ya lo recuerdo, Nick! ¡Dime que no hice lo que estoy pensando!
— ¿Hacer qué? ¿Estás ebria? Bueno sí lo estás, pero ¿de qué hablas? —Dubitó.
— Uhm... No nada —susurré. Aún tenía los efectos del alcohol en mi sistema. No sé cómo pude excederme en la bebida.
Missi gritó desde la primera planta, me ordenaba hacer lo que ya me había dicho. Le dije a Nick que me dejara sola en la habitación, me puse a inspeccionarla y me di cuenta que se trataba, de nada más y nada menos, de la flamante habitación de Missi. Era un poco taciturna, nada comparada a la de una adolescente, pero estaba más limpia y ordenada que la mía, parecía la habitación de Yojo. En la ducha ya había una muda de ropa, era un vestido holgado de color verde, unas prendas interiores limpias y unas sandalias. Me refresqué como media hora en la ducha y luego bajé para encontrarme con Missi.