|| To Love You In Old Way ||

|| CAPÍTULO 16 || BONITA CASUALIDAD ||

Lunes 22 de Julio.

Termino de amarrar los cordones de mis botas e inmediatamente me incorporo en la cama. Tomo la cámara fotográfica y la cuelgo sobre mi cuello con esa cinta gruesa que compre a juego con la funda y así evitar que me la quitarán. Me coloco mi sudadera negra y el gorro de lana que tejí hace dos navidades.

Repaso una vez más mi plan mientras me coloco en la ventana. Actuar como una chica mala es complicado cuando has dejado de practicarlo hace años. Creo que ni siquiera tengo pinta de ser una bad girl porque soy todo lo contrario de lo que quiero aparentar esta noche.

Me siento al borde de la ventana y agradezco el gran árbol de ramas gruesas que me ayuda a saltar de mi habitación y pisar la avenida. Respiro hondo soportando el dolor de mis costillas al hacer ese esfuerzo tan grande. Cuando me he repuesto al menos un poco, comienzo a correr hacia el lado contrario de la civilización en Los Ángeles.

Es una suerte conocer las calles como las palmas de mis manos. Cuando comienzo a sentirme alejada de casa, bajo mis pasos, pero, sin dejar de ser rápida. Gracias al cielo, el mareo pasado rápido así que apenas dejé de escuchar ruidos en casa, me levanté de la cama y comencé a moverme por la habitación. Agradezco a mi subconsciente que me haya hecho llegar esa idea, así puedo avanzar otro poco con mis planes.

No puedo dejar pasar este tipo de oportunidades cuando no sé lo que va a pasar más tarde. Pretendo resolver este asunto lo más rápido posible para no levantar sospechas.

Tengo que agradecer el hecho de que Rogelio y sus amigos visiten constantemente este tipo de lugares. Por eso lo conocí. Una vez los escuche hablando sobre este lugar y conseguí muchas cosas aquí. Interiormente estoy rezando porque nadie llegue a reconocerme. Sería vergonzoso que justo ahora, alguien sepa lo que yo hice en este lugar. No estuve aquí una sola vez, al contrario. Puedo atreverme a decir que cualquiera que me viera llegar, me reconocía de inmediato. Quizá esa era la razón por la que yo seguía a Rogelio y a sus amigos a todas partes; porque en realidad cuidaba que no dijeran lo que yo hacía; cuidaba que no revelaran mis secretos.

— ¡Fíjate por donde andas, boba! — Me grita una chica rubia que lamentablemente me conocía. — Espera, tú eres... — Se calla abriendo muchísimo los ojos.

— Por favor, no lo digas. — Suplico en voz muy bajita.

La rubia ha llamado la atención de todos es ilógico que ahora pueda remediarse esta situación. Por más que le suplico con la mirada, evidentemente no funciona.

— ¡Ella volvió! ¡La reina de la pista, ha vuelto! — Cierro los ojos con fuerza mientras escucho los murmullos de todos a mi alrededor. — ¡Giana, volvió señores! — Vuelve a gritar Fran.

— Basta, ¿si? — Le suplico en voz más alta. — No volví a este lugar para correr, necesito ayuda. — Ella asiente sin dejar de sonreír para luego sostener mi brazo y arrastrarme con ella mientras muchos me miran y toman fotografías.

Esa es la razón por la cual decidí no tener redes sociales. No tengo idea de con que cosas puedo encontrarme sobre mi y la vida que llevaba hace cuatro años. Es difícil de decir y creer que, una niña de 14 años de hizo reina de carreras clandestinas, sobretodo porque nadie lo creería, a pesar de que es muy cierto.

Me gustaría haber mantenido mis secretos en bajo perfil, eso incluye no haber tenido un enamoramiento por Royer. Quiza ahora mi vida no sería tan mierda.

— Te has convertido en una leyenda. — Fran me mira con una sonrisa enorme. — Pensé que nunca más volverían a verte mis ojos. — Su repentino entusiasmo me hace reír un poco.

— Tú sigues siendo la misma. — Acepto la botella de cerveza que me tiende. — ¿Que ha pasado por aquí? Cuéntamelo todo. — Solo así, mientras la escucho, me olvido un poco de todos mis problemas.

Ella dice que cuando yo deje de venir, algunos chicos que también venían frecuentemente, también dejaron de hacerlo porque yo prácticamente desaparecí. Luego Rogelio y sus amigos comenzaron a soltarse un poco pues al parecer ya no sentían pena, ya que ya no estaba yo cerca. Eso no me sorprende ya que en el colegio también cambiaron aunque, nadie supo el porque. Dice que alguien nuevo llego y se hizo el rey de las calles, tomando mi lugar.

Bebemos de la botella directamente y la verdad es que las ganas de correr vuelven a hacerse presentes. Estar aquí es recordar esa adrenalina al acelerar o al girar en curvas; he recordado mi adicción por la adrenalina y las motocicletas. Intento despejar mi mente para no hacer una locura más no funciona.

Vuelvo a caer en tentación al preguntar a Frachesca;

— ¿Puedes prestarme una motocicleta? — La pregunta sale de mis labios antes de que pueda detenerla.

A la rubia parece tomarle por sorpresa, pero, finalmente asiente y vuelve a sostener mi brazo conduciéndose hacia la salida. Una vez afuera, ella se encarga de organizar la carrera mientras yo intento controlar mis ansias por subirme a una motocicleta.

Hace dos años que no corro y la verdad, eso me causa cierta ansiedad.

— En verdad volviste. — Miro a Daniel sorprendida. — Después de dos años, volverás a correr. — Afirma.




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