—¿Por qué hiciste eso?
Dejo de armar el cubo Rubik y miro a Phoebe.
—¿Por qué no lo haría?
—Pensé que no te caía bien Bruno.
—No lo hace, solo que quise hacerlo.
En realidad, la excusa era mucho mas profunda, pero no quería compartirla aún. Tuve que decirle lo que sucedió hoy, no todo, pero le dije que Bruno había conseguido la beca luego de que echara a perder mi maqueta. No le conté que Logan fue el que la destruyo, le dije la misma mentira que se creyó mi profesor.
—Tess, tu nunca dejas pasar una buena calificación —sigo armando el cubo y estiro mis pies en el cómodo sillón —¿Por qué ahora sí?
—Bruno quería conseguirlo, yo solo lo ayude de manera no indirecta —me encojo de hombros. Las caras de cubo ya estaban en su lugar y comencé a desarmarlo para empezar otra vez—. Su padre iba a matarlo si no lo conseguía.
—¿Y te iba a echar la culpa a ti?
Me quedo callada. Si decía algo, Phoebe era seguro que indagaría más. No podía contarle que él me odiaba con todo su corazón, ni siquiera podía contarle las cosas que me decía y hacía. No quería tener más problemas.
—No —me encojo de hombros —. ¿te conté que su padre golpea a su madre?
—Si, me lo has dicho.
—Bueno, creo que también lo golpea a él —tiro el cubo completamente armado en el suelo, aburrida—. No quisiera que aparezca con otro ojo morado en la escuela como la otra vez.
El día en que me encontró en la biblioteca, tenia el ojo morado. Cuando me estaba insultando casi a los gritos había soltado que su padre lo golpeaba por mi culpa, porque yo siempre lo opacaba en todo.
¿Se lo pueden creer? Él diciendo que lo opacaba en todo y yo no brillaba siquiera. No tenia a nadie en ese momento, recién había empezado a hablar con Mila. Estaba completamente sola, no tenia ni un amigo en el mundo salvo a mi misma. ¿Por qué decía aquello? Lo que más quería yo era poder sobresaltar en algo, por más minúsculo que sea, yo quería pertenecer a algo. Sabia bien que él se sentía miserable, tanto que tuvo que buscar a otra persona para que sienta lo mismo y me encontró a mí. Con el paso del tiempo entendí que él quería reflejar en mi lo que le pasaba y llegué a tenerle lastima. Yo no heria a nadie, y aun así, no pensaba hacerlo tampoco. Estar herido es algo que nadie quiere pasar, y por mas que Bruno sea malo conmigo entendí que no podía hacerle lo mismo. Yo no era miserable como él.
—Bruno tiene muchos problemas, eso lo sabemos —Phoebe se cursa de piernas—. Que piense en ayudarlo es algo muy noble de tu parte, pero tienes que saber que facilitarle las cosas a alguien que tiene un problema no es bueno.
—¿Por qué?
—Porque cuando tenga otra vez un problema, sabrá que lo puede resolver porque tú se lo facilitas —niega con la cabeza—. Debes dejar que él resuelva sus propios problemas y no servirle todo en bandeja.
No digo nada, solo me quedo callada y ni siquiera quiero mirarla. Sabía que tenía razón, lo sabía. Era la única y la ultima vez que iba a ayudarlo.
Y el temible jueves llego.
Estaba que temblaba de los nervios. En el instituto no vi a Aaron en todo el día y quise distraerme mientras estábamos en la clase de arte. Cache un par de veces a Logan mirándome, compartíamos todas las clases, pero yo no lo notaba siquiera, hasta hoy.
—Toma —le entrego a Harry un muffin de chocolate. El otro día que traje uno a él se le antojo, así que le pedí más a Charles.
—Eres un ángel —comienza a comerlo y me rio de su cara.
—¿El viernes quieres ir a comer a casa y después vamos a la fiesta de Harper? —Beau se sienta a mi lado.
—Claro, no tengo problema —me sonríe —. ¿A qué hora?
—¿Qué te parece si te paso a buscar a las 8?
—De acuerdo —veo como Logan pasa por mi lado y se me queda viendo fijamente. Aprieto mis dedos fuerte, nerviosa y desvió mi mirada hacia Harry. —¿Ya tienes tus lentes?
—Si, ayer Max me acompaño a comprarlos. —termina de comer el muffin y me apunta con su dedo—. Esta vez no te libraras de mi y bailaras conmigo.
—Depende que música —me sonrojo —. No soy buena bailando.
—No te preocupes, Tess —Max me tranquiliza—. Al lado de Harry cualquiera es un bailarín profesional.
—¡Oye! —se queja cuando todos empezamos a reír.
Tuve una crisis cuando llegué a casa. Las emociones eran… tantas, que tuve que tomar las pastillas para ansiedad. Me tire en la cama y mire el techo por mas de una hora, sin saber que hacer. Tenía un nudo en el estomago y las ganas de vomitar no se iban.
Era solo una salida de amigos, pero era la primera después de tantos años. ¿Qué suponía que iba a decir? ¿tenia que contarle sobre cosas que ya sabia o algunas nuevas? No quería preguntarle por la universidad o sobre el instituto, quería saber más cosas de las que ya sabía, las nuevas o las que pensaba hacer en el futuro. Tenia tantas interrogantes deambulando por mi cabeza que el tiempo se paso volando. Tenia solo una hora para estar lista.
Corro hacia mi vestidor y miro nerviosa las prendas. Me probé ropa que ni siquiera sabía que tenía. Parecía ridícula modelando delante de mi espejo, porque nada me convencía. Me llevo las manos hacia la cara y miro fijamente la ropa antes de respirar profundamente.
Era solo una salida, no tenia porque impresionarlo.
Decido ponerme solo unos pantalones ajustados negros, un sweater blanco con rajas negras y mis confiables convers blancas. Dejo mi pelo suelto, partido a la mitad y sujeto los mechones de pelo, que comúnmente no me dejan ver nada, con unos pasadores con brillos blancos. Me pongo perfume y tomo mi campera de jean negra para salir de la habitación.
—Saldré a comer con Aaron—le informo a Charles.
—Muy bien, mi lady —me sonríe—. Su padre y su hermano salieron así que me retiro para poder descansar.
—De acuerdo, buenas noches—me siento en las escaleras a esperar a Aaron.
—Que se diviertan.
Cierro los ojos y respiro fuertemente. Espero que todo salga bien, extrañaba salir con Aaron y tenia algo, que no sabía cómo describirlo, bailando en mi estómago.