Todas mis razones para quererte[completa]

Capítulo 8

Amber

—Mamá, me voy a entrenar —le digo a mi madre mientras me pongo los auriculares delante suyo para que se piense que es verdad.

—Vale, ¡lleva cuidado! —dice mi madre utilizando su frase de copia y pega número treinta y cinco.

Salgo a la acera, no hay mucha gente por la calle, más bien parece una ciudad desierta. Dakota creo que es mi ciudad favorita para vivir aunque a mi donde realmente me gustaría vivir y practicar mi vida deportiva sería california con sus playas, pero volviendo a la realidad creo que eso será algo bastante complicado.

Llego hasta la heladería que he quedado con Héctor aún no me creo que vaya a estar un rato a solas a su lado, me pellizco y realmente no despierto del sueño. Llevo tantos años detrás de él que tengo miles de libretas escritas para él, si algún día sabe todo esto que estoy pensando se puede pensar que estaba obsesionada con él pero realmente es así, es el hombre de mi vida, el padre de mis hijos, todo…

Abro la puerta de la heladería, Héctor está en una de las mesas esperando con un libro y un refresco en la mesa, desde la puerta no logro saber cual es, me acerco lentamente para que no se asuste, espero que al menos no lo haga si me ve llegar en chándal y no en vaquero y camisa, el va guapisimo. Lleva un pantalón imitando a uno de pana y una sudadera de dos mangas, da igual lo que se ponga que siempre va guapo.

—Hola —digo girando la cabeza y acercándome con una sonrisa de oreja a oreja.

—Hola, ¿que tal? —me pregunta mientras se levanta para darme dos besos.

—Ahora mucho mejor —respondo sin ser consciente de lo que he dicho.

—¿Perdón? —pregunta mientras se ríe.

—No, que ahora mucho mejor porque estoy a tu lado —arreglo el roto.

—Gracias, estás guapísima por cierto —no puede ser, tengo el corazón que se me va a salir del pecho. Héctor… Héctor Smith lanzando un cumplido, ahora si que si debo de encontrar la cámara escondida.

—¿Qué tal el primer día de insti? —me pregunta, parece que es él el que lleva el control de la conversación.

—Pues muy bien la verdad… como todos los años, nos sueltan las charlas y nos dejan irnos.

Desde hace años no comprendo para que sirve el primer día, pero al comienzo del año pienso lo mismo y luego soy la primera en ir a ver en que clase me ha tocado.

—La verdad es que sí… —responde mientras toma un sorbo de su refresco.

“Ojalá ser cristal para estar pegada a sus labios”.

Me quedo observandole mientras termina de beber. Podría estar así toda la tarde, con esto soy feliz.

—No se como decirte esto, la verdad es que estoy bastante nervioso… —dice secándose el sudor de las manos, no se a que puede referirse, seguro que me estoy haciendo ilusiones y luego no es nada.

—Dime… —le digo poniendo una de mis mejores sonrisas para que coja confianza y pueda decirmelo sin tener miedo.

—Pues desde hace años me gustas y llevo tiempo enamorado de ti a escondidas —dice rascándose la cabeza y poniendo cara de circunstancias. 

Ahora si que se me va a salir el corazón del pecho.

—¿Es enserio? —le pregunto porque no se si me esta vacilando.

—Si, ¿que ocurre?...

—Nada, que llevo entonces años haciendo la tonta pudiendo haberte dicho que llevo locamente enamorada de ti.

—Entonces no perdamos el tiempo, ¿quieres empezar una historia de amor con un tímido cómo yo? —me pregunta mientras me coge de las manos.

—Claro que sí —le respondo mientras me tiro rápidamente a sus abrazos, quizás me haya imaginado esta misma escena un par de veces, ahora espero que se cumpla el resto de la historia.

Las horas se pasan demasiado rápido, mientras compartimos vivencias me doy cuenta de que se esta apunto de hacer de noche, si llego mas tarde mi madre me va a matar.

—Me tengo que ir a mi casa, lo siento… ojala pudiese estar más tiempo.

—No pasa nada, ahora hablamos por mensaje, ¿nos hacemos una foto? —me pregunta mientras pone una sonrisa angelical.

—Claro que sí —accedo mientras me pongo a su lado.

—Coge el teléfono y abre la cámara de foto, mientras lo hace me coge de la cadera, es la primera vez que alguien se hace una foto conmigo cogiéndome de la cintura.

—Salimos guapísimos, ahora te la envío. ¿Te acompaño?

—No… —le respondo porque si mis padres me ven con un chico cerca de mi casa me van a avasallar a preguntas—. Bueno si pero antes de llegar nos despedimos —le enmarco una sonrisa picara.

—Está bien, voy a pagar… te invito —me lanza un beso mientras se va a la barrera.

Mientras se va me llega un mensaje, es él… es la foto que nos acabamos de hacer, salimos los dos pegados y él poniendo morritos, nunca lo entenderé eso de los morritos pero la verdad es que él sale bastante guapo.

Héctor llega de pagar y me acompaña hasta la esquina de antes, me da un beso, es el primero que me da, no se si es por la coca cola con limón que se acaba de tomar pero su beso sabe a limón fresquito, el beso hace que ponga cara de tonta mientras lo veo marcharse por el horizonte.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.