Amber
Abro el móvil y tengo un mensaje de Instagram, es Héctor que ha subido nuestra foto.
Empiezo a girar sobre mi cama mientras entran y salen mensajes de mi móvil, todos van a la misma dirección.
Giro y giro hasta que el cuerpo se me va al suelo y rebota hasta golpear con el armario.
Empiezo a reírme yo sola, mi padre entra preocupado.
—¿Estás bien? —me pregunta mirándome asustado.
—Si, tranquilo, me he caído sin querer.
—“Ya sin querer, o quizás haya sido el hechizo de Héctor Smith” —me dice mi subconsciente llamando mentirosa.
—No voy a entender nunca que os pasa a los jóvenes de hoy en día, venga que vamos a cenar.
Se me quita la risa, con todo lo que me ha pasado esta tarde había olvidado que tengo un hambre atroz.
Mientras ceno no paran de entrarme mensajes de Héctor.
—“¿Cómo está mi gordita?'' —me pregunta mientras me pone ojos de corazones con emoticonos.
—“Podría estar mejor si estuvieses aquí conmigo, ojala” —le respondo poniendo una sonrisa sin ser consciente de que toda la mesa me está mirando nada mas a mi porque soy la única que no estoy comiendo y que estoy con el teléfono.
—Hija, ¿pero que haces? —me pregunta mi madre bajo la mirada de mi padre y mis dos hermanas.
—Sabes Amber que en la mesa no se utiliza el móvil —dice mi hermana mayor que es peor que mi madre y que incluso una sargento.
—Perdón, estaba pidiendo una cosa a una compañera de clase y me ha dicho algo divertido.
—“¡Mentirosa!” —me ataca de nuevo mi subconsciente.
Dejo el móvil sobre la mesa, ya no quiero molestar a ninguno, mis padres en algunas cosas parecen unos controladores, en la mesa siempre me han dicho que nada de móviles y juguetes y siempre lo han llevado a rajatabla.
—Venga Amber que vas a llegar tarde al instituto —mi madre golpea la puerta haciendo que me levante de un salto.
Antes de incluso ser persona voy a mirar mi móvil para comprobar si tengo algún tipo de mensaje.
—“Hola, hoy se nos ha perdido una reliquia muy importante, voy a tener que pasar por tu casa para recuperarla, en media hora la espero abajo para que me des algún tipo de explicación.
Por cierto, buenos dias” —dice el mensaje haciendo que ya lleve una sonrisa para todo el día.
Voy rápido a la cocina para desayunar lo antes posible, acto seguido me voy al baño para lavarme los dientes y ya a mi habitación para ponerme la ropa, mi hermana pequeña que también tiene que ir al instituto se acaba de despertar ahora, como tarde mucho no le va a dar tiempo a llegar, no entiendo como mi madre solo me llama a mi cuando es mi hermana pequeña la que tarda más en vestirse.
Lo bueno es que al menos me voy a poder vestir yo sola en la habitación que tengo que compartir con ella.
Salgo por la puerta y Héctor está apoyado sobre un coche con la mochila echada a la espaldas, su pelo recién peinado y gafas de sol pese a estar todavía amaneciendo.
—Hola guapa —me dice mientras me da la mano para ir al instituto.
Mientras lo hago rezo para que ninguno de mis dos padres y tres hermanas me vean, tampoco para que nadie de mis treinta vecinos.
—Ahora nos podremos sentar juntos en clase ¿no? —me pregunta Héctor como si tuviese intención de cambiarme de sitio.
—Creo que no, el tutor nos dijo que no nos podíamos cambiar.
—¿Y te vas a sentar con el friki de las chanclas?
—No me queda otra, no es mal chico la verdad —realmente no lo conozco a la perfección.
—Bueno, siempre tendrás un sitio a mi vera, yo echo para delante al que tengo al lado, no tardo nada, tu siempre tienes preferencia.
Se lo agradezco con la mirada.
Llegamos hasta el instituto, el tiempo a su lado se pasa rápido.