Amber
—Buenas tardes —le digo a Son mientras le doy la bienvenida a mi casa y le indico el camino con la mano. Son entra bastante tímido, con los hombros encogidos y muy nervioso mientras observa todo.
Esta tambaleandose de un lado a otro sin decir ninguna palabra.
—Amber —me dice mientras saco el portátil de la mochila.
—¿Puede utilizar el excusado? —me pregunta provocando que ponga los ojos como platillos.
—¿Perdón? —le pregunto aunque realmente se a lo que se refiere pero en la vida he escuchado a nadie utilizando esa palabra.
—Si puedo utilizar el inodoro —con la segunda palabra no puedo evitar echarme a reír aunque realmente no me estoy riendo de él sino de la palabra en cuestión.
—De verdad que hasta que no me lo preguntes como una persona decente no te voy a decir donde se encuentra.
Se rasca la parte de atrás de la cabeza, está super rojo y muerto de vergüenza. Mira por encima de las gafas, esto ya me lo ha hecho varias veces cuando quiere desaparecer del lugar.
—El retrete, si puedo usar el retrete un segundo. Dice atropellandose con las palabras.
—Claro que sí, al fondo a la derecha. ¿Ves como no era tan difícil? —le pregunto guiñandole un ojo.
Suelta una leve sonrisa, la primera desde que lo conozco y se marcha al baño.
Tarda menos de un minuto en salir, creo que no ha lavado las manos pero al menos sí que ha tirado de la cadena. Mi curiosidad me mata con todos esos temas.
—Amber, una cosita antes de que empecemos el trabajo —demasiadas cosas me está pidiendo ya en el día de hoy.
—Dime —le digo con tono de atención aunque realmente mi cabeza ahora mismo está a otra cosa.
—Resulta que esta mañana he escuchado a Hector —en el momento en el que nombre su nombre me centro integramente en sus palabras—. Y estaba hablando sobre ti.
—Si, ¿y?
—Me ha dado a entender que te está utilizando Amber, y no quiero que te utilice, me parece bastante feo —reconoce y provoca que yo me quedé atónita.
—Me parece increíble.
—Lo sé…
—Me parece increible que estes metiendo mierda y quieras dinamitar nuestra relación, después de ayudarte a intentar conquistar a Sophia —me acaba de cambiar la apreciación de Son me acabo de dar cuenta de lo frío y calculador que es.
—¿Por qué iba hacer eso? ¿que saco yo con eso? —pregunta levantando los hombros.
—Porque te cae mal Hector, porque no lo soportas, por que tienes que hacer conmigo los trabajos y te lo quieres quitar de miedo —le reconozco señalándole con el dedo índice.
—Pero que tontería —dice levantándose y cambiando el tono de su voz.
—Creo que hemos terminado el trabajo por hoy —digo cerrando de una vez el portátil de mala manera.
Suspiro y maldigo para mi yo interior. Me parece increíble que haya intentado lo que ha intentado.
¿Y si es cierto? si es verdad esas palabras que salen de su boca. Creo que de ser cierto mi corazón se partiría en mil partes y se quedaría hecha añicos.
—¿Puedo decir una última cosa? —se detiene por completo en la puerta pero yo niego con la cabeza. No quiero escuchar ninguna palabra más.
—Me importas Amber, solo espero que no me tengas que pedir perdón —dice cerrando la puerta y dejándome más en duda que nunca.
¿Y si en verdad no conozco a Hector? ¿y si en realidad me está utilizando para conseguir otra cosa?
Las lágrimas no cesan de mis pupilas, el nudo se va agrandando con el paso de los segundos y al paso de las dudas que se agrandan en el tiempo.
No puede ser verdad o al menos no quiero creérmelo.
Pasan las horas y el mensaje del fin del mundo llega a mi teléfono.
Hector
—“Tengo que hablar contigo Amber”.
Me cuesta contestar. ¿Que debo decir yo ahora?