Amber
Esta tarde he quedado con Son. Creo que tengo que ponerles una excusa a mis padres por que la fecha de los examenes estan muy proximas y no creo que me dejen ir con un amigo.
Finalmente decido decir que voy a quedar con Mery para estudiar. Aunque ella ya no estudia desde hace unos cuantos meses, ahora está con el negocio familiar y así está feliz pero ellos creen que cuando me voy con ella me ayuda a estudiar pero si así lo creen no voy a ser yo nadie para contradecirles.
Es lo más rápido, ella me cubre y no me harán ninguna pregunta.
Me dirijo primero al parque que es donde hemos quedado. Después vamos a ir a la biblioteca a estudiar. En parte no he mentido a mis padres. Llego al parque pero Son todavía no ha llegado.
Es raro en él porque algo bueno que tiene él es que es bastante puntual.
Pero cuando levanto la vista lo veo llegando bastante apurado.
—Perdona de verdad, me he despistado con la hora.
Son ha venido con sus gafas, es la primera vez que viene con ellas puestas.
—¡No me gusta que me hagan esperar, me enfada bastante! —le reconozco con los brazos cruzados y bajando bastante las cejas.
—Lo siento de verdad —enseguida pone cara de cachorro herido.
—Es broma —comienzo a carcajearme de él.
—No tiene gracias —dice cerrando los ojos.
—Pues yo me estoy partiendo.
Son me mira con ojos culpables y espera a que yo me detenga de reirme.
—Ya paro —me pongo el rostro serio para seguir su juego.
—¿Que tal con tu super grupo de trabajo? —le quiero vacilar un poco más.
—no me hables que de casi mato a alguien.
—Matalo antes de que deje crías —le reconozco quitándole hierro al asunto.
—Creeme que no será por las ganas que le tengo.
—He visto que te has puesto las gafas.
—Si, lo he hecho por ti, porque me dijistes que me ibas a obligar.
—Sí y lo voy hacer.
Después de eso pasamos un rato hablando. Me gusta sentir que Son me escucha cuando le habla. Nos vamos a la biblioteca.
Llevamos dos minutos andando y observo que Son empieza hacer movimientos extraños.
Decido actuar.
—¿Te pasa algo?
—No, es que…
Una persona mayor de unos sesenta años llega hasta nosotros.
—Hombre Son. ¿Que haces por aquí?
—Nada, vamos a estudiar abuelo.
¿Abuelo? ¿como abuelo?
Con todas las posibilidades que hay para conocerlo esta es la que menos me había imaginado para conocer a su abuelo.
Se le ve un hombre bastante maja, arreglado y bonachón como lo es Son.
—Ah ella es Amber una amiga… Amber mi abuelo.
Sin yo esperarlo nos presenta. Le doy dos besos y mantengo la distancia de seguridad. Son esta rojo y bastante nervioso.
—Bueno nosotros nos vamos a estudiar.
—Vale, ¡luego nos vemos!
Yo no digo nada, estoy completamente muda.
—Lo siento por tener que aguantar esto.
—No te preocupes —realmente no sé porque me da tanta vergüenza conocerlo.
Pero tampoco me imagino si algún día estamos juntos y tener que presentarlo a mis padres. Es algo que prefiero no pensarlo.
Llegamos a la biblioteca y comenzamos a estudiar.
El otro dia me quede con dos dudas y quiero hacerselas antes de continuar.
—Oye Son tu ayer por la tarde ¿que estuvieses haciendo? —quiero ver su reacción.
—¿Yo? estuve estudiando y luego me puse a jugar con la play.
—No hablastes con Ana ¿no?
—¿Que ocurre? deja todo encima de la mesa y me mira.
—Nada que ayer me la encontre y me empezo a decir que había estado hablando contigo.
—¿Y tú te lo crees? joder Amber es que siempre estamos igual.
Son se levanta y se muestra incómodo. No me hace ninguna gracia que me hable como me ha hablado.
—Yo solo sé que desde que apareció lo nuestro o lo que tenemos ya no es lo mismo.
No quería reconocerlo pero es la verdad. Él se queda paralizado.
Refunfuña y me saca aún más de quicio.
—Mira déjalo, está claro que hoy no se puede hablar contigo. Me voy a estudiar a mi casa.
No aguanto más, esto me supera. Ya ni puedo preguntar. Son se queda perplejo pero ahora mismo no me preocupa.
Trato de ir con un ritmo acelerado ya que no quiero que vuelva a darme algún tipo de excusa que no quiero ni escuchar.
Llego a mi casa, mi padre se está preparando para salir a correr y mi madre está trabajando. Al menos me voy a quedar sola que es lo que necesito ahora mismo.
Voy a la cocina y comienzo a tostar un trozo de pan. Comienzo a cortarme un trozo de tomate. Necesito un poco de vitamina A. Salta la tostada.
—Joder se me ha quemado —maldigo en voz alta. No me había dado cuenta de que estaba a tope y se me ha pasado.
Mi padre siempre hace eso porque dice que así tarda menos pero si haces eso no puedes estar haciendo otra cosa porque tienes que estar atento a la tostada. La tiro a la basura y vuelvo a hacer otra, esta vez a la temperatura y el tiempo ideal para que salga perfecta. No quiero tirar otras porque ya no quedan más y sería lo que falta para terminar el día.