Fue tan rápido que ella solo tuvo tiempo de ver un auto a gran velocidad que si acercaba...
- ¡AYUDA UNA AMBULANCIA!_grita él cerca de ella nervioso. La calle llena de gente queriendo ver qué pasaba; ella aparentemente sin vida, y él a su lado sin saber que hacer, el alboroto fue grande hasta la llegada de los paramédicos.
- ¿Quién está con ella?_ pregunta uno de ellos .
- ¡Yo estoy!_dice él acompañándolos.
En el hospital en la sala de espera, él parece que está en un maratón, camina de un lado a otro, no sabe nada desde que ella entró en la sala de emergencias, se siente culpable, porque él fue quien pidió la cita. En la recepción pregunta ansiosamente por ella y nadie le puede decir lo correcto, al salir de la recepción escucha que alguien busca a Luíza Gonçalves, regresa rápidamente.
- Hola, soy Fernando Díaaz, busca a Sta. Gonçalves?
- Sr. Diaaz, soy Nicolas Ratt, el detective de turno. ¿Puedo hacerte unas preguntas?
- ¡Claro!
- ¿Qué relación tiene con la señorita Gonçalves? ¿Estabas en el momento del accidente?
Él sin saber que decir miente en la primera pregunta, dice que es su novio, el detective lo mira con desconfianza, pero no pregunta nada mas y dice:
- Sr. Diaaz hasta que nos enteremos de todo, quedaremos pendiente y esperemos que nos ayude en lo que sea necesario_ él no dice nada y solo hace una señal de afirmación. Una vez más pregunta en la recepción por ella, sin respuesta vuelve a la sala de espera aumentando así su angustia, miedo y desesperación... no sabia mucho de ella y ahí estaba, metido de pies a cabeza.
Casi medianoche cuando el cirujano de turno llega a la sala de espera preguntando por el acompañante de la paciente Gonçalves; él, por impulso, se levanta de la silla y pregunta nervioso:
- ¿Cómo está ella?
- ¿Sr...?
- Diaaz _dice eufórico.
- Sr. Diaaz su esposa fue operada, y todo salio bien, pero ella no despierta aún... no se preocupe, la mantendremos en observacion a todo momento, al parecer esta bien, que queda ahora es esperar como ella reaccionará_ dice con tranquilidad. El desliza una de sus manos por su cabello negro y la detiene en su cuello, mostrando extrema preocupación, mira al doctor quien mantiene la misma expresión de antes.
- ¿Puedo verla?
- Claro.
Entra en la sala de cuidados intensivos y ve a la mujer que sin saberlo le robó el corazón; con la cabeza vendada llena de moretones en los brazos y una de las piernas enyesada, asi mismo es la mujer más hermosa a sus ojos, se acerca lentamente, en su pecho un apretón, el miedo de perderla es inmenso, ahora que la acaba de conocer; sabe que no hay nada entre ellos; pero aun así, siente que ella es la mujer perfecta. De pie a su lado, toca suavemente su mano, y sin sostenerla la acaricia sólo con las puntas de los dedos; fascinado como los rasgos de una fuerte personalidad, que encaja a la perfección con la dulzura que destila ella, dos cosas tan diferentes que la hacen única. Entra la enfermera y le pregunta si no quiere ir a descansar, que se quedará con ella.
- No. ¡Necesito saber si estará bien!
- Está estable, no se preocupe estaré a su lado toda la noche.
Él si da cuenta de que no había comido ni bebido desde el accidente y ya se siente débil.
- Está bien, pero volveré.
- Todo bien.
Va a una cafetería cerca del hospital, pide un café y unos panecillos, después de comer y sentirse mejor regresa, en la habitación sienta en un sillón que está cerca de la cama y solo la mira con la cabeza dándole vueltas.
No tarda mucho en amanecer, Luíza no dá señales de despertarse... él se desespera, llama al médico que viene a verla y lo tranquiliza.
- Si despertará a cualquier momento, ten por seguro que está en buenas manos. Vê a comer y descansar un poco.
Se siente cansado, pasó la noche despierto, finalmente decide tomar algo. Al entrar en la cafetería lo primero que ve, es el detective.
- ¿Detective aquí tan temprano?
- ¡Buenos días Sr. Diaaz!
- Buenos días... ,Alguna novedad?
- No...no podemos investigar sin hablar primero con la senhorita, pero estoy bastante seguro de que esto no fue un simple accidente... ¿Usted no sabe nada, Sr. Diaaz?
- No.
- Bueno... es bueno saberlo porque mentirle a la policía no es bueno, ¿Sabes?_él lo mira queriendo intimidarlo.
- Créalo Sr. Ratt, no tengo idea de lo que quieres, solo sé que yo no tuve nada que ver con lo que pasó_ tampoco él se deja intimidar.
- ¿Quien no debe no teme no es asi Sr. Diaaz?
- ¡Claro!_dice el mirando fijamente al detective.
- Que tenga un buen día, Sr. Diaaz
- Usted también detective.
Nicolás sospecha de Fernando, quien no tiene idea de lo que está pasando.
Con voz baja se pregunta - ¿En que me metí?_ siguiendo con una mirada calma al Sr. Rett, que un tanto arrogante se vá.
Fernando vuelve a la habitación y se sienta en el sillón. Piensa en lo que vas a hacer, no conoces a nadie cercano a Luíza, amiga, pariente, nada... y por su culpa ella está en una cama de hospital. Piensa en pedir a unos de sus servidores que investigue, pero decide no hacer nada por el momento.
El sueño y el cansancio no tardan en apoderarse de él. Horas después, Luíza se despierta, y por el momento no entiende dónde está, siente mucho dolor, pero su preocupación es reconocer el lugar donde está su cuerpo adolorido.
La habitación blanca y silenciosa, acompañada del pitido del dispositivo a su lado, no deja nada a la imaginación, está en el hospital, lo que le recuerda la última escena que vió; Fernando mirándola asustado, mira hacia al lado y ve al mismo que está durmiendo todo torcido en el sillón, con las garfas casi cayéndosele de la cara, lo observa atentamente, mientras trata de moverse, mas el dolor que siente es tan intenso que trata de no hacer ruido pero no puede, termina soltando unos gemidos que hacen que él se despierte, y como en automático levanta rápidamente arreglándose y acercándose a ella que no se mueve mirándolo con los ojos muy abiertos.
- ¡Te despertaste, gracias a Dios! ¿Te duele?_pregunta viendo que ella se esfuerza por no gemir.
- ¡Enfermera!_grita corriendo hacia la puerta. Vuelve y ella le pregunta:
- ¿Qué sucedió? ¿Cuantos dias estoy aqui?
- ¡Cálmate, lo importante es que te despertaste!
El médico y la enfermera llegan rápidamente y comienzan a revisarla, ella mira a él que está de pie observando atentamente a los profesionales. El médico dice:
- Sra. Gonçalves usted ingresó aquí ayer a las 18:00 horas sin sentido y una de sus extremidades fracturada... su esposo dijo que usted fue atropellada, se acuerda de algo?
Ella mira a Fernando por el del esposo, vuelve a mirar al médico y le dice que no se acuerda muy bien porque todo pasó muy rápido. El médico entiende y le informa que si todo va bien, dentro de dos a cuatro dias tendrá alta. Ella solo asiente. El doctor da un par de informaciones más y los dejan solos. Fernando se acerca lentamente y dice con voz pesada y arrastrada.
- ¡Lo siento, es mi culpa que estés aquí!.
Ella trata de entender lo que él quiere decir y responde:
- Descuida, sé lo que pasó, o al menos eso imagino.- ¿Y tu pasaste la noche aqui?
- ¿Cómo te dejaría?
- No tenías que sacrificarte... ¡Pero de todos modos, gracias!
- No fue sacrificio.
Ella no dice nada, solo trata de no mirarlo, mirando así su pierna entumecida.
- ¿Tienes hambre?_ le pregunta.
- Un poco.
- ¿Que te gustaría comer?
- Un chocolate caliente
y si puedes un panecillo de coco también.
- Está bien, ya vuelvo. _él se va dejándola.
Ella no quiere creer que Bruno fue capaz de intentar asesinarla, aunque él era agresivo, pero llegar a ese nivel ya había pasado el límite.
Fernando llega con el pedido y mientras ella come en silencio él solo la mira.
- ¿Que pasó? ¿Quieres?_ pregunta oferecendole.
- No, gracias_ dice con una sonrisa divertida.
- Hmm... no tienes que quedarte aquí, Fernando.