TodavÍa "Te Odio"

CAPITULO 3: "Regreso"

3

- ¿podrías dejar de hacer eso? - pregunta –me estas poniendo nerviosa-

Nerviosa ¿ella? Si tan solo supiera que estoy por lanzar mi puta dignidad por la ventana e irle a rogar a la rectora que ¡por favor! me reintegre en la Nacional.

-podrías llevarme a corea del sur, venderme a un coreano guapo, millonario y luego decir que desaparecí- de solo pensar en mis coreanos, sentía una reverenda envidia de todas las actrices del mismo, pero seguro mi madre y padre me encontrarían con la misma facilidad que voltear a ver por quinta vez mi nuevo colegio.

-hey… no es para tanto, recuerda que ya nos tienes a nosotras- dijo, a la vez que volteaba a ver la entrada que poco a poco iba quedando vacía, -recuerda que sabemos patear muy bien traseros- y no mentía sí que sabía, bueno, sabíamos.

-si eso lo sé, solo tengo miedo- digo lo que no me dejo dormir anoche.

-Ya nadie podrá lastimarte- siento su mano masajear mi hombro izquierdo, reconfortándome y lo logra por dos segundos hasta que veo cerrarse las puertas del colegio y entro en pánico.

No otra vez. No puedo llegar tarde a mi primera clase.

-mierda- mascullo, bajándome del auto, una vez fuera abro la puerta trasera agarrando mi bolso, colgándolo de un solo hombro.

-siempre tarde nunca intarde- comenta Raquel mi lema personal.

Ruedo lo ojos.

-pues no soy la única- digo –son las 6:01 de la mañana, tu colegio ya ha cerrado- mi reflejo en el espejo muestra que todo está en su lugar.

La falda me llega tres dedos sobre la rodilla, la camisa se pega a mi cuerpo en los lugares adecuados, Y mi maquillaje es sencillo. Todo perfecto. Todo está perfecto.

 

Menos el cosquilleo que me invade todo el cuerpo.

-suerte en tu nuevo sugarmonja- si dulce monja.

La iba a necesitar, y mucho.

-Porque no vienes conmigo, Aleja-suplique por tercera vez.

 –por cierto ¿porque vienes de particular? Y ¿tu uniforme? ¿Adónde vas? ¿con quién? – pregunté a la ligera, mirándola detalladamente en el tiempo que no pude por mis nervios.

¡Ay no! ¡Otra vez no! Mierda me sudan las manos.

-Voy a salir, obvio. Segunda en casa. Tercera a una cita. Cuarta con un amigo- respondió con la mayor simpleza, hundiendo un hombro restándole importancia.

Desde cuando Alejandra no me avisaba antes. Fruncí mis cejas, achicando los ojos, lista para contraatacar, siendo interrumpida en el acto.

-No te lo dije, porque no tiene mucha importancia- lo sabía.

-desde cuando follar no tiene importancia- dije recostando el codo en la ventana y asomando mi cabeza.

-desde que solo folles y nadie se entere- guiña el ojo.

Joder, listilla, no por algo ocupa el primer puesto.

-sabes que te van a armar un problema y probamente tu primera anotación por tu falda ¿verdad? -  lo sabía más que nada, había leído las reglas del colegio, estando en primera estancia <<la falda debe llegar dos dedos bajo la rodilla>> pero si la acato no sería yo, no sería Valen.

Las reglas están para romperse.

-Lo sé, siempre hago las cosas por algo-

No le di tiempo a responder, como siempre mi lengua y cabeza se habían dirigido hacia lo superficial y no lo exterior, “mi nuevo colegio”. Que por cierto iba tarde.

-mierda x2- dije, antes de echarme a correr a las grandes puertas de mi nueva cárcel, que toqué repetidas veces.

-suerte en tu convento- grito arrancando el auto, saco la mano moviéndola de lado a lado.

Solté una carcajada.

-recuerda ¡SIN GORRITO NO HAY FIESTA! - grite de vuelta.

A lo que respondió mostrándome su honorifico dedo corazón.

Sonreí, deseando poder escaparme de este colegio, pero la realidad tenía sus planes.

-Señorita, respete nuestra institución- riño una voz muy conocida. Mierda.

-Oh! Hola, Sor sol ¿puedo pasar? - pregunte, echando una rápida mirada hacia el interior del colegio, pero no se miraba nada, la pared que dividía la entrada con el interior me lo impedía.

Evita su mirada y nada malo pasara.

-claro que si- respondió, mirándome de pies a cabeza y deteniéndose en mi corta falda.

 - ¿eres nueva? -pregunto frunciendo su entrecejo.

-si-

-Pues de una vez te informo que eso que llevas por falda, va con nuestra imagen, así que tendrá que bajarle, bajo las rodillas- me informo, lo que ya sabía.

-Si lo sé, solo que era la única de mi talla- si claro, la única que había mandado a arreglar.

Su cara, fue igual a la que hizo mamá al mirarme bajar las escaleras. Incredulidad.

No tenía la culpa de querer vengarme ¿verdad?, culpables son aquellos que me hicieron miserable, así que nadie puede juzgarme, ¿incredulidad? Eso van a sentir cuando pueda pararme sobre sus cabezas, cuando pueda reírme de ellos, cuando los humille en las redes sociales, cuando se sientan igual a mí.

Cuando deseen morir.

-si claro, lo dejare pasar por esta vez- se corrió dejándome espacio para cruzar el umbral de la puerta y así lo hice.

Sentía la necesidad de correr, no se hacia dónde, pero quería correr lejos.

Donde aquellos chicos no me encontrasen nunca, donde esas chicas no se me burlaran nunca.

Lo único que se escucha en el pasillo es el eco de mis zapatos al chocar con la baldosa, sor Sol, no dejaba de verme por el rabillo del ojo, temía que pudiese escuchar los latidos acelerados de mi corazón al borde del colapso.

Conocía perfectamente donde está la oficina del rector.

Al doblar el pasillo mis nervios solo aumentaron al escuchar el murmullo que salía de cada salón, se sentía el aura de colegio y me espantaba.

El primer salón que cruce sentí la mirada de aquellos estudiantes con curiosidad, morbo, por parte de los chicos lo que hizo que tomase un poco de confianza, estaba buena ya lo sabía.



#32045 en Novela romántica

En el texto hay: colegios, badboy, badgirl

Editado: 08.05.2022

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