Todo Cambió

Capítulo 8

Voltee a ver y Saúl se encontraba detrás de mí al lado de Lucas que había estado escuchando toda la conversación. Mis manos empezaron a temblar y mi garganta se secó, empecé a tartamudear sin saber qué decir.

—Si la lastimas te verás con mis puños. —Amenazó Sam a Saúl levantando sus manos y poniéndolas enfrente, tratando de esquivar que respondiera aquella pregunta, todos rieron menos yo.

—Lo menos que quiero es lastimarla.

—No te creo, ya lo has hecho. —Oh no.

—¿A qué te refieres? ¿Cómo la he lastimado? ¿Lin-Lin? —Estaba a punto de negar aquella situación pero mi amiga borracha interrumpió.

—Sí, cuando te fuiste a California dejándola con el corazón roto no te importo, no pudiste darle una llamada para saber cómo estaba después de tu partida, eran mejores amigos Saúl. —Puso énfasis en su nombre, tomó un trago de su bebida y continuo. —No sabes cuantas noches, días, horas y minutos lloro por ti.

—Cariño creo que ha sido suficiente, vámonos. —Iván la tomó del brazo pero ella con brusquedad se soltó de su agarre.

—No, no ha sido suficiente. —¡Quiero que me trague la tierra, por favor! —Ella se enamoró de ti, pase años consolándola por tantas cosas que le recordaban a ti, así que no te creo que no vayas a hacerle daño de nuevo, pero es la decisión de ella no mía.

—Gracias Samanta. —Puse los ojos en blanco y me aleje de ellos entre todas las personas de la universidad que el próximo año serían mis ex compañeros.

—¿Estas bien? —Yves me tomó del brazo y voltee a verlo. —¿Te llevo a casa?

—No, estoy bien. Solo saldré por aire. —Me solté de su agarre y camine hacia la puerta de enfrente donde se encontraba una larga fila de chicos que morían por entrar. —¿Me regalas uno? —Un chico bajo y de pelo rizado con anteojos saco un cigarro de su cajetilla y me lo entregó junto a un encendedor con la bandera LGBT. —Gracias. —Puse el cigarro entre mis labios y le di un pequeño jalón, dejando que el humo tóxico entrara por mi vía respiratoria hacia mis pulmones para luego expulsarlo. 

—Lin-Lin. —Escuche la voz de Saúl detrás de mí y di un jalón más antes de poder tener una conversación con él sobre lo que acaba de pasar. —¿Te encuentras bien?

—De maravilla. —Puse los ojos en blanco y camine hacia una banca que se encontraba del otro lado de la calle. Saúl me siguió en silencio y se sentó a mi lado.

—No sabía que fumabas.

—Empecé a hacer a finales del segundo año cuando me di cuenta que me relajaba en temporada de exámenes, desde entonces lo hago cuando estoy estresada o molesta.

—Como ahora.

—Sí.

—¿Por qué?

—Ya lo sabes. —Dije dándole el último jalón a mi cigarro y tirándolo al suelo para luego pisarlo con pie. Puse mi cara sobre mis manos para luego poner mis codos sobre mis rodillas y solté un suspiro. —Amo a Samanta, pero borracha dice cosas que no debe y me molesta pero hoy llego al extremo de que me dieron ganas de darle una bofetada.

—Solo tiene miedo de que salgas lastimada, te está cuidando.

—Lo sé, pero decir todo por lo que he pasado no era la forma correcta. Digo, son cosas privadas que le he confiado.

—Tienes que entenderla, te ama con todo su corazón y borracha creyó que esa era la manera correcta de cuidarte... de mí. —Tape mi rostro con mis manos y sentí como coloco su mano sobre mi hombro.

—Lamento que te haya dicho todo eso, no era algo que te interesará.

—Todo de ti me interesa, hasta el más mínimo detalle. —Me incorporé y me senté de lado para poder ver su bello rostro tallado por los mismísimos dioses.

—¿Por qué la disculpas después de todo lo que te dijo?

—Porque tiene razón.

—No entiendo.

—Lin-Lin, yo te deje así sin más, no te escribí durante años ni me tome la molestia de mandarte una postal para que supieras de mí o incluso mandarte un mensaje de texto para saber de ti. Estaba tan dolido que el simple hecho de mandarte un mensaje y saber que te estaba yendo bien sin mí me carcomía por dentro, no lo toleraba.

—Te escribí varias veces y jamás me respondiste ¿sabes lo que me dolió eso?

—Los respondí miles de veces pero siempre terminaba borrando lo que había escrito, era demasiado egoísta como para aceptar que te iba bien mientras yo sufría por estar locamente enamorado de ti. —Mis lágrimas empezaron a humedecer mis mejillas, el clima se hizo un poco más helado avisando que empezaría a llover en cualquier momento.

—¿Por qué ahora?

—¿Y por qué no?

—Se interponen muchas cosas Saúl.

—¿Cómo qué?

—Vienes después de años y me confiesas que estabas enamorado de mi...—Me puse de pie mientras agitaba los brazos por el aire dando mis explicaciones que realmente necesitaba sacar de mi mente para poder pensar con claridad.

—Estoy enamorado de ti.

—No me interrumpas mientras hablo. —Dije levantando mi dedo índice para decirle que se callara. —Y me dices que compraste el bar dónde vengo seguido y que te inscribirás a la misma universidad que yo y que vives cerca de mis padres. Eso es acoso Saúl. Durante años te he querido tener así de cerca pero ahora que lo tengo enfrente me aterra la idea de que tanta cercanía lo eche todo a perder, que hayamos cambiado tanto que estar cerca todo el tiempo sea perjudicial para nuestra amistad, te quiero muchísimo que hasta duele. Tal vez no debería de hablar de esto pero mi última relación fue un completo desastre, vivía en un ambiente de toxicidad que pensé que en cualquier momento iba a morir, tuve hasta la idea de abandonar la universidad para dejar de verlo, una vez quiso pegarme nos peleamos como no tienes una idea ese día, termine poniendo una orden de alejamiento hacia él, viví con mis abuelos en Montana por un año para alejarme de él y recibí clases por internet para no perder el año y ahora Yves viene y me dice todas esas cosas que agrietaron las paredes que había construido en Montana para poder reconstruir mi autoestima y mi valor propio, el temor a otra relación es constante, sé que tú eres un chico bueno y de buen corazón pero quiero que entiendas que tú fuiste uno de los primeros chicos que me lastimo y sé que no es tu culpa pero estaba locamente enamorada de ti y haberte ido me destruyo prometí no hablar de ti jamás, pero era imposible constantemente estabas en mis pensamientos, día y noche pero luego apareció mi ex novio y deje de pensar un poco en ti pero siempre estabas, luego apareció Yves y fue una aventura que me ayudo a darme cuenta que no podía estar todo el tiempo pensando en ti porque me dolía mucho, mi corazón se achicaba cada vez que estabas en mis pensamientos, no sabes el desastre que es mi cabeza en estos momentos. —Respire profundo y luego suspire para sentarme a su lado, limpie mis mejillas y voltee a verlo, tenía una pequeña sonrisa. —¿Por qué sonríes?



#33780 en Novela romántica
#7975 en Joven Adulto

En el texto hay: romance, amor, amistad

Editado: 03.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.