Todo de mí – Park Sunghoon

4 : Dueño del Trono

 Aquella discusión con Hye In fue extraña. Pudo ver a través de las grietas que hizo en su muro muchas cosas. Cosas interesantes.

 Le quedó claro que Hye In negaba quién era porque le avergonzaba, no le era de su agrado recordar momentos dolorosos, porque estaba seguro de que a Kim Hye In le dolía haber perdido su trono.

 —¿Qué piensas, Gaeul? –le habló a su perrita, la cual lo miró con curiosidad– ¿Crees que sería buena idea recordarle buenos tiempos?

 Si lo más fatídico de su carrera era lo que quería ocultar entonces él le recordaría los mejores momentos de su trayectoria. Quizá de esa forma le ayudaría a volver y ella en agradecimiento le enseñaría el Axel.

 Todos ganan en este plan.

 —Oppa, es hora de comer. –avisa su hermanita detrás de la puerta.

 —¡Yeji, espera! –se incorporó rápidamente y abrió la puerta.

 —¿Qué sucede? –cuestionó al verse introducida en la habitación.

 —Hazme una lista de cosas que le llamen la atención a las mujeres. –adoptó una postura autoritaria.

 —¿Lista de detalles? ¿Me estás pidiendo consejos para acercarte a una chica? –interrogó con una sonrisa socarrona.

 —En lo absoluto –rodó los ojos–. Es con otro fin, así que anda, hazme esa lista que tú eres una chica.

 —¿Y qué tiene que sea una chica? Es mentira eso de que entre nosotras sabemos qué nos gusta. Cada chica es distinta.

 —Estoy seguro de que ella es igual de irritante que tú, así que en eso no hay problema.

 —¡Entonces si hay una chica! –exclamó aplaudiendo–. Ir a la escuela sirvió para algo. Mi helado hermano ha sido derretido por una niña.

 —Yeji, por amor a Dios, cállate –sujetó el puente de su nariz–. No es lo que piensas. Tampoco tengo por qué dar explicaciones. Has lo que te digo.

 —No te cuesta nada un "por favor", hermano.

 —Por favor –dijo con una falsa sonrisa a la que ella correspondió con una genuina y asintió–. Gracias.

 —No hay problema, pero cuenta, ¿quién es esta chica?

 —Te dije que no iba a explicarte nada. –se cruzó de brazos entrecerrando los ojos amenazante.

 —Es para hacer tu tonta lista. –rodó los ojos.

 —Buen intento, Yeji –tocó su nariz juguetón y salió de su cuarto–. Vamos a comer, pulga.

 —¡Dime!

***

 De todas las cosas absurdas que anotó Yeji en esa lista solo una llamó su atención, ya que el resto eran solo cosas románticas. Así que de todas esas escogió una imágen.

 Antes de entrar con literatura la esperó en la puerta del salón. Si quería su ayuda debía convencerla y llamar su atención, o al menos acercarse amistosamente.

 Supo que venía cerca cuando escuchó su escándalosa risa. Entonces la vió, venía con el mismo chico de todas las veces y además de un nuevo look.

 —Hey, Hye In –la abordó y ella y su amigo lo miraron sorprendidos–. Te queda bien. –señaló su pelo que ahora era azul.

 —Gracias –acarició su coleta–. Él es mi hermano menor Sunoo, y él es mi compañero Sunghoon.

 —¿Ese Park Sunghoon? –le extendió su mano a modo de saludo–. El patinador estrella Park Sunghoon, es un placer.

 —Mucho gusto –le correspondió–. Quería darte algo en sañal de paz.

 El hermano de Hye In miró a la muchacha con picardía y Sunghoon buscó en su mochila lo que quería entregarle. Entonces sonó el timbre de entrada.

 —Iré a clases –informó el menor–. Nos vemos, Noona.

 —Aguarda un momento. –dijo Hoon cuando vio las intenciones de Hye In de irse.

 Sunghoon buscó en su mochila con más prisa y en eso pasa la señorita Ling, maestra de literatura.

 —Buenos días, chicos. No se queden fuera. –advirtió antes de entrar al aula.

 —Deberíamos entrar –señaló el salón–. Me lo entregas luego.

 —De acuerdo. Vamos. –se dió por vencido y entraron juntos.

 Jake lo esperaba en su asiento con un gesto que reflejaba la estupefacción y el desconcierto. Se sentó junto a su mejor amigo quién no tardó en interrogarlo.

 —¿Qué me cuentas, mejor amigo? –soltó Jake con sorna y burla en su tono.

 —No es lo que crees.

 —¿Y qué es lo que creo? –se rió, más Hoon no le respondió.

 —Buenos días, clase –habló la profesora comenzando la clase–. Quiero felicitarlos a todos por sus informes. Estuvieron perfectos para comenzar el tema de hoy; la noticia. Park Sunghoon, pasa a exponer tu informe como una noticia, por favor.

 Abrió sus ojos como platos. Pensó que le estaban jugando una broma, de todos los estudiantes que había justamente la profesora lo escogió con su informe plagiado.

 Maldición.

 Se levantó mirando ligeramente a los asientos traseros, dónde su compañera Hye In lo observaba con curiosidad y alarma al mismo tiempo por lo que expondría. No le iba a gustar nada.

 Apretó entre sus dedos el informe y suspiró antes de comenzar a leer.

 —La siguiente entrevista conoceremos un poco de Kim Hye In –miró de reojo a la chica y la vió negar, pero el solo continuó–. Con solo catorce años se había convertido en una leyenda del patinaje artístico –escuchó las exclamaciones de asombro que soltaban los demás–, campeona nacional cuatro años consecutivos recibiendo el nombre de la Reina del Hielo. El siguiente año a su última victoria Kim Hye In cuelga los patines dejando a toda su fanticada y medios de comunicación desconcertados...

 —¿Sí, Hye In? –habló la profesora y él se detuvo a ver hacia la nombrada, la cual tenía la mano alzada.

 —Mi compañero no hizo la entrevista –soltó provocando murmullos entre los demás–. Todo lo que ha dicho y escrito en ese informe son mentiras.

 —¿Eso es verdad, Sunghoon? –le cuestionó la profesora– Entrevistaste a tu compañera ¿sí o no?

 —No lo hizo, profesora –volvió a hablar la chica–. Se ha inventado todo eso.

 Las miradas de los demás cayeron encima de Sunghoon, juzgándolo severamente. Sintió su rostro arder de la vergüenza y la ira. Ella lo había humillado delante de toda la clase y la profesora.




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