Salimos de clases para tomar el pequeño del descanso, acabábamos de tener una clase de historias y estábamos separados.
Eso no impide que sigamos
rebuscándonos con las miradas cada que podemos y cuando las miradas coinciden solo mostramos unas pequeñas sonrisas.
Félix me hace desconcentrarme de las clases y aunque nunca presto atención a estas o a lo que dicen los profesores, esta vez esa desatención tiene una buena razón, él.
Me he “acercado” algunas personas, chicos y chicas, pero realmente eso no importa mucho. Con él es diferente, él es solo el mismo y eso me agrada mucho de él.
Aunque lo que no me gusta es que nunca coincidimos en una canción que nos guste a ambos. El ama las canciones que son felices, a mí me gustan las que me generan tristeza, pero por él puedo escuchar hasta la canción más aburrida para verlo cantar mal la letra.
Descubrir música que pensé que no me gustaría y estar junto a él debajo de un árbol saltándonos las clases es un sentimiento que no quiero dejar de sentir.
Pero es algo que debo dejar de sentir, por mí, por él y por todos los demás, al menos por un tiempo.