17. ¿Es algo malo?
Y allí, en una terraza se encontraba él. Admirando el cielo nocturno preguntándose todo y a la vez nada, simplemente estaba allí con sus pensamientos.
"¿Es algo malo?" – Se preguntó pero su mente, sus pensamientos no le dieron una respuesta.
Se quedo allí, tratando de de saber aquella respuesta a la pregunta que rondaba en su mente, aunque esa pregunta fue mortal, debido a que llevo a otras preguntas:
"¿Soy algo malo?" "¿Me iré al infierno?" "¿Soy un error?" – Cada una de sus preguntas lo atormentaban.
No se fijo que detrás de él la puerta de la terraza se había abierto para darle pasó a aquel intruso que interrumpió los pensamientos del hombre.
- ¿Qué haces aquí? – Le preguntó al hombre que aun tenía la vista fija en las estrellas.
- Nada, pensando. – Le respondió sin siquiera voltearse.
Ese alguien, ese intruso se le acerco lentamente por la espalda, para luego rodearlo con sus fuertes brazos.
- No me mientas. – Le rogó poniendo su barbilla en el hombro del hombre que aun no apartaba la vista de las estrellas. - ¿Qué tienes?
El hombre despego la mirada de las estrellas para concentrarla ahora en las manos entrelazadas que descansaban en su abdomen, luego se fijo en los fuertes brazos masculinos que le rodeaban. Su mirada se quedo fija en el suelo.
- ¿Es algo malo? – Soltó finalmente luego de un tiempo de silenció.
- ¿A qué te refieres?
- Esto... - Hizo una pausa para continuar. - Lo que hacemos... Lo que sentimos. – termino de decir en voz baja.
El hombre que lo sostenía lo soltó para luego darle la vuelta y mirarle directamente a los ojos.
- ¿Crees que está mal amarnos? – Le preguntó mirándolo directamente a los ojos.
- No... Pero los demás... - Lo interrumpió.
- A mi no me importan los demás. – le dijo mirándolo a los ojos para luego sostenerle el rostro entre sus fuertes manos. – Yo te amo. – le dijo para luego darle un casto beso al hombre que tenía frente suyo.
- Pero... ¿No está mal? – Le preguntó.
- No me importa si está mal. No me importa si voy al infierno. No me importa nada de eso. – Le hablo de manera firme, para que sus palabras no tuvieran ninguna duda al ser pronunciadas. - Solo me importas tú.
>> Y si está mal sentir lo que siento por ti, pues que me castiguen todo lo que quieran, mientras no te apartes de mi lado. No me importa nada más. No me importa que seamos del hombres, lo único que me importa es que te amo ¿Me amas? - Le preguntó.
El hombre que se había quedado viendo las estrellas, ahora se le quedo viendo a los ojos a ese hombre, a ese alguien de su mismo sexo, directamente a los ojos. Y en ese mismo momento todas sus dudas se desvanecieron.
- Te amo. – Le dijo seguro de sus palabras.
Se sonrieron para luego sellar sus palabras con un beso.
Y allí, en una terraza, mientras las estrellas brillaban en el cielo; estaban dos hombres los cuales se amaban, sin importarles lo que dijeran los demás, sin importarle si estaba mal lo que sentían, sin importarles nada. Solo les importaba lo que sienten el uno por el otro.