En ocasiones al estar sola puede sentirse el frío en la habitación. Los pensamientos donde se apoderan de uno buscando la manera para dejar de sobre pensar, tener agallas y decirle a lo que uno llama demonios “Sal de mí” no es tan fácil de hacer.
Decir y hacer son cosas completamente diferentes, sentir que uno tiene la responsabilidad de muchas cosas… Es realmente esencial en las decisiones que tomamos en nuestras vidas.
Ojalá fuese fácil dejar el miedo, decir, “Mi mente no me dominará”.
Escribir en una primera carta los sentimientos que uno desearía poder expresar o hacer cuando nunca nos hemos atrevido hacerlo es muy confuso e inentendible; solo la persona que lo está plasmando comprende la verdadera dificultad que tuvo y el sentimiento que lleva.
Cuando se ve expuesto/a al compartirlo siempre lo acompaña el “Lo siento si no te llegará a gustar. El reto que fue para mí escribir desde cero lo que, mirando a la luna, he mencionado en varias ocasiones lo mucho que te echo de menos con súplicas evitando en el intento romperme más de lo normal.
He escuchado mucho “el mundo es suyo”, pero no creo que eso sea posible. Vuelve el miedo, la duda y el pánico de entregarme confiadamente tanto a mí, como al amor propio que se perdió, al igual que a alguien más. En medio de los ataques de ansiedad expreso en un grito olvídala. Todo cambiará; luego de eso caigo de rodillas buscando que alguien me diga nunca se hará tarde para hacer lo que tanto anhelas.
Porfa no te vayas cuando toda la confusión, el miedo sea derrotado, donde todo lo hice sola sin ayuda por mi cuenta y te darás cuenta de que puede acabar con la tortura que me hacia mi propia mente.
Me recordarás y me vas a ver reírme, feliz, y viviendo bien; cantando, bailando, y perdiéndome ser lo que siempre deseé y logré obtener.
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Editado: 01.09.2024