Todo lo que él nunca sabrá

Treinta y dos

Muchas veces intentaste decirme si quería ser tu novia.

Todas esas veces fueron un fracaso.

Era imposible no reírme cuando te ponías serio.

Creo que eso era lo que más me gustaba de ti.

Cuando te ponías serio.

Cuando me ponías esa cara de "por favor no te rías"

Pero me era imposible.

Inclusive en este momento me estoy imaginando esa cara tuya y tengo una sonrisa en mi cara.

Hasta que llego el día 28 de marzo.

Estábamos en la hora de almuerzo.

Llegaste a mi sala.

Estábamos abrazados y dijiste que debías preguntarme algo.

No te estaba mirando pero sabia que debías tener esa cara acompañada con una sonrisa en tu cara.

Yo comencé a reírme a penas dijiste aquellas palabras.

Y de un momento a otro dijiste en mi oído "¿Quieres pololear conmigo?"

Yo no dejaba de reírme pero aun así conteste.

Aun así te dije "Si"

Me abrazaste aun más fuerte.

Cuando no separamos un amigos no pregunto "¿Están pololeando?"

Nos miramos y comenzamos a reírnos.

Y ambos contestamos que si.

Y así fue como comenzó la relación oficial.

Un 28 de marzo del 2016, aproximadamente a las 14:00



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En el texto hay: historiacorta, mejoresamigos, historia real

Editado: 11.06.2018

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