Todo Salió Mal.

Oh Dios, es Zack Diaz.

¿Nunca se han puesto a pensar como seria ser de aquellos que temen revelarse, decir que lo piensan o sienten por miedo al rechazo o simplemente para pertenecer a un grupo de amigos, o ser considerado "Cool"?

Yo si, y les diré que pienso, si alguien no te acepta por como eres. Que se joda, si, que se jodan todos, no dejes de ser como quieres ser por el simple hecho de que a los demás probablemente no les agrade.

Levante mi mano en medio de la clase del señor Sepúlveda, el maestro de Sociales, un señor moreno, alto y con espejuelos con los que podías mirar el futuro, realmente sufría serios problema de visión.

-Si Kiara. -Me sede la palabra al percatarse de mi mano en el aire.

-No considera usted que es innecesario hablar de nuestro pasado, deberíamos enfocarnos en el presente de nuestro país y los demás países del mundo, el pasado nos enseña, pero educar a nuestro presente sobre como podemos cambiar el futuro debería ser prioridad. -Expongo mientras que toda la clase posa la mirada en mi.

-¿Disculpe? -Pregunta el maestro con un tono indignado. 

-Si, digo, solo pienso que hablar del pasado es una mierda, deberíamos enfocarnos en cambiar el futuro.

-Señorita Gómez, fuera de mi clase. -Ordena estirando su mano y señalando la salida con su dedo índice.

-¿Por que? ¿Por dar mi opinión? 

-No, por faltarme al respeto a mi y a sus demás compañeros, y por decir palabras inapropiadas.

No lo podía creer, pero que esperar de un mundo en el cual si alguien tiene mas poder y sus ideas no son iguales a las tuyas se siente con el derecho de reprimirte.

-Como quiera, su clase es una joda.

Digo tomando mis cosas y dirigiéndome directamente a la salida. -¡Gómez! -Exclama furioso haciéndome detener, mas no girar a verlo a los ojos. -¡A detención! -Ordena, y seguí mi camino.

Siento que solo conocía, detención y la cafetería a la perfección, la mayoría de maestros terminaban sacándome de las clases o enviándome a detención por mi "Mal comportamiento y uso de palabras inapropiadas" Pero que mas da.

Caminaba por los desolados pasillos de la preparatoria, hasta la biblioteca, seria la cuarta detención de esa semana, genial, mire nuevamente el letrero y pase a el aula, la señora Tolero me miro. -Te habías tardado. -Bromea.

Tome mi asiento fijo, tirando mi mochila en el piso y tomando el libro que un día antes inicie a leer.

Varios minutos poco interesantes transcurrieron, hasta que. -Zack. -La voz de la señora Tolero me hizo reaccionar.

-¿Zack? -Pregunte internamente levantando la vista.

Trague grueso al observar un hermoso, precioso, magnifico e ardiente chico, Dios santo, su alborotado cabello castaño largo, sus ojos negros, alto, entre 1.80 a 1.85, y un aura de chico malo.

Mis estúpidos ojos no se separaban de el, me miro de reojo sin una gota de expresión en su rostro para luego tomar asiento en uno de los pupitres ubicados  en el centro de la biblioteca.

Toda la detención, no pude concentrarme en algo mas que no fuera mirarlo, ni siquiera puse prestar atención en mi lectura, tenia que hablarle, de verdad debía hablarle.

Nunca estuve tan ansiosa en que terminara la detención como aquel día. Miraba el reloj en mi muñeca, contado los segundos como una eternidad.

El timbre se escucho y se el levanto rápidamente de su asiento, mientras que yo apresuraba el paso,  trataba de hablarle antes que se escapara por los pasillos. -Hola. -Le saludo caminando junto a el, ni siquiera volteo a verme.

Me quede parada, sin asimilar lo que había ocurrido, resople enojada y salí del salón, buscando a Mónica.

-Moni... -Grite acercándome a ella.

-Kia.... -Me contesta con emoción. -No me digas que estuviste en detención otra vez. -Comenta y le sonreí ligeramente, ella entendía que mi respuesta era si.

Cerro su casillero fulminándome con la vista. -No digas nada. -Le pedí, enrollando mi brazo sobre su cuello y obligándola a caminar a el comedor.

-¿La comida escolar tiene algún sabor? -Pregunta Mónica moviendo la cuchara al rededor de su plato, sin apetito.

-Si. -Contesto con sarcasmo.

Mis ojos recorrían todo el comedor buscando a el chico que unos minutos atrás me ignoro, no iba a permitir que nadie me pasara por alto, Kiara no es una chica convencional,  y lo que quiero, lo obtengo, pero no lo vi por ningún lado.

Nos levantamos de la mesa, caminando hasta la salida. -Mónica. -Escucho una voz tras nosotras, gire y era un chico pelirrojo, mi mejor amiga me miro dándome a entender que nos veríamos luego y yo continúe caminando, no conocía ese chico, pero por la expresión de su rostro, era muy probable que fuera unos de sus pasatiempos.

Le reste importancia y continúe mi camino, unos pasos mas adelante encontré a Paul, sentado en el piso, con la espalda apoyada de la pared y su laptop en sus muslos. Era común, Paul  se caracterizaba por su gran intelecto, creo que por ese motivo todos lo molestaban. -Valla, valla. -Dije caminando hacia el.

Me miro con miedo, mientras me acercaba. -Kiara. -Balbuceo, mientras me sentaba a su lado.

-Estuve en detención ayer, por tu culpa querido Paul. -Explico.

-Disculpa, se que debí hablar, pero no supe que decir. -Se disculpa.

-¿No supiste que decir o tu cobardía te gano? -Pregunto levantando una ceja, provocando que bajarla vista.

-Soy patético. -Susurra. -Un poco. -Le confirmo riendo.

-¡Paul! -Exclama una voz a lo lejos del pasillo haciéndonos mirar a aquella dirección, no lo creía, era el castaño de la detención.

Paul se levanto tomando sus cosas frente a mi. -Espera, ¿Lo conoces? -Le interrogo curiosa.

-Si, es mi mejor amigo. -Me contesta y mi cerebro estallo. 

-¿Que? 

-Si, es Zack, mi mejor amigo desde la primaria, tuvo que mudarse cuando sus padres se divorciaron en tercer grado y ahora volvió a vivir con su madre aquí. -Me explica.




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