Dos días despues que falleció mi perro, escuché a muchas personas decir que era un problema con una solución muy simple... "Otro perro y ya"
Una mascota jamas será reemplazable, una mascota es una familia más, es un ser querido más, un pedacito de cielo con alas y colita que no adquieres y reemplazas como si fuese tan simple.
A cada persona que escuche decir eso, solo les respndía: "¿Y por que cuando fallece alguien que quieres, no consigues a alguien parecido para reemplazarlo?" Dirán que es tonto comparar a una persona con un animal... pero si de verdad lo piensan un poquito, le das el mismo amor... e incluso ellos te dan todo su amor sin esperar nada a cambio.
Aún no soy capaz de mirar a otro perro, porque con cada día que ha pasado mi corazón simplemente no ha encontrado aún la manera de calmarse y aceptar todos estos hechos... Aún no puedo estar bien, tengo el corazón devastado, y para poder hacer feliz a otro perrito primero el dueño debe tener bien el corazón y estar dispuesto a brindar el mayor amor incondiicional a su mascota... yo, yo simplemente no puedo hacer eso... por lo menos, no por ahora.
A veces miro a los pajaritos llegar a la ventana y observar esperando que Hachiko salga a botarlos... pero no hay nada... en mi cabeza se escucha el eco de un aullido que sé que ya no se oirá más, entiendo de poco en poco que debo aprender a sobrellevar la pena.
Mi perro... vivió una vida plena y felíz, con una familia que lo quiso como un miembro más y que siempre lo tendrá en el corazón