XIII

—Tal vez haya algo que se puedo hacer.
Él apenas levanto su cabeza unos centímetros.
—¿Por qué quieres hacerlo? No lo entiendo ¿Por qué no te asusto? ¿Por qué no te alejaste de mí como lo hacen todos? —sus preguntas iban llenas de dolor, y no sé cómo pero yo lo sentía casi como propio.
—No me das miedo —o en realidad intentaba sobrehumanamente  no sentirlo—. Solo quiero ayudarte porque siento que es lo correcto.
—¿Cómo podrías ayudarme a recordar?
—Eso aun no lo sé, pero quizá encuentre algo en internet —no tenía una respuesta clara para ese momento— ¿Realmente no tienes ningún recuerdo de tu pasado?
—Es complicado en realidad. Este parque por ejemplo —empezó a decir moviendo la vista por el sitio—, lo recuerdo de cuando era niño. Recuerdo lo feliz que era y lo bien que me lo pasaba, pero no tengo nada de quien me traía o con quienes jugaba. Es extraño, como si solo pudiera rememorar los sentimientos pero no quien los provocaba. No lo sé.
Un trueno retumbo en el cielo casi oscuro.
—Buscare tanta información como pueda al respecto, quizá encuentre alguna manera de… —un segundo trueno aun mas fuerte interrumpió mis palabras.
—Deberías irte ya, una tormenta se desatara en cualquier momento —sentencio él. Ahora su todo era menos gélido e indiferente.
—Regresare mañana —al decirlo espere a que se negara a que volviera, pero él no dijo nada lo cual me hizo confirmar que, en cierto grado, aceptaba mi ayuda.
Tome las correas de mi mochila con fuerza y emprendí la carrera hacia la brecha. Ya desde la acera, antes de seguir mi camino a casa observe hacia el sauce. Esta vez él seguía allí, ahora sentado en el columpio.
Era extraño e irracional, pero creo que me empezaba a gustar pasar tiempo con él.