"Tomodachi to hoka no nanimonai" 5

CAPÍTULO 2

Jungkook salió del ascensor y enfiló el largo pasillo que llevaba hasta su apartamento. Se paró en seco al ver una figura acurrucada en el suelo justo delante de su puerta. Era un chico pálido y delgado vestido con un pantalón vaquero y una camiseta blanca. Su pelo le cubría parte de la cara. Se acercó presuroso hasta él y se agachó a su lado.

—¿Te encuentras bien?

Él pareció darse cuenta de su presencia y asintió sin levantar la cabeza.

—¿Te has caído?

Volvió a asentir y un sollozo ahogado escapó de su boca. Jungkook lo agarró por los brazos y tiró con cuidado de él para levantarlo.

—¿Te has hecho daño? ¿Dónde te duele? No quisiera lastimarte más.

—Estoy bien, no es nada… —susurró.

Una vez estuvo de pie a su lado pudo comprobar que era delgado y bajito, apenas le llegaba al hombro. El chico insistía en ocultarle la cara, mientras los sollozos le sacudían el cuerpo.

—Deja que te vea, soy médico.

—Estoy bien… —insistió.

—Lo dudo.

Jungkook estaba casi seguro de que se trataba de su vecino de al lado, aquel al que oía llorar por las noches durante horas. Cogiéndole la barbilla con una mano le alzó la cara. Era muy joven, no tendría más de veinte años y un feo moretón se estaba formando en su mejilla izquierda a la altura del pómulo. Sintió la rabia crecerle dentro.

—¿Te lo ha hecho él? ¡Será malnacido!

—Me caí… se marchaba y quise detenerle… y me caí.

Jungkook abrió la puerta de su apartamento.

—Entra, te pondré un poco de hielo.

—No hace falta, de verdad…

Sin hacerle caso lo agarró del brazo y lo guio hasta el interior de la vivienda. Él no se resistió, parecía acostumbrado a obedecer. Lo sentó en el sofá y se dirigió a la cocina, separada del salón por una barra americana, abrió el congelador, sacó una bolsa de guisantes y se la colocó sobre la mejilla.

—Sé que duele, pero debes aguantarla ahí un poco. Evitará que se inflame, aunque no el moretón.

—Gracias.

Fue hasta el dormitorio situado al fondo de un largo corredor para quitarse la chaqueta y así darle al chico unos minutos de privacidad. Luego regresó y se sentó junto a él, que continuaba apretando con fuerza la bolsa contra su cara y miraba al suelo, avergonzado. Continuaba llorando en silencio, con un llanto que él conocía demasiado bien.

—¿Tienes más golpes?

—No.

—¿Seguro?

—Sí… solo…

—No te has caído, eso es una bofetada en toda regla y dada con mucha fuerza, además. Tienes marcados hasta los dedos.

El llanto del chico se intensificó, y Jungkook decidió dejarlo de momento. Se levantó y le ofreció un vaso de agua, que bebió agradecido.

—¿Cómo te llamas?

—Jimin. Park Jimin.

—Yo soy Jeon Jungkook.

—¿De verdad eres médico?

—Sí, aunque no trabajo con pacientes; investigo sobre el cáncer. ¿Y tú, a qué te dedicas? ¿Estudias?

—No… trabajo en lo que sale… repartidor, camarero por horas… Josh mantiene la casa, no sabe que lo hago, no le gusta que salga del apartamento si no es con él. Pero de todas formas yo intento sacar algo de dinero propio mientras está fuera.

—¿Por eso te ha pegado? ¿Lo ha descubierto?

—No.

—¿Te golpea a menudo?

Jimin negó con la cabeza.

—No; solo cuando lo enfurezco mucho.

—¿Cuando lo enfureces? Parece como si lo estuvieras justificando. Nada justifica el maltrato, Jimin.

—Esta vez lo enfurecí… Yo sabía que iba a enfadarse mucho… y que probablemente me iba a golpear.

—No soy quién para meterme en esto, pero deberías dejarle.

—¿Y dónde voy a ir? Llevo con él toda la vida.

Jungkook sonrió y sus ojos pardos se entrecerraron un poco.

—¿Toda la vida? No puedes tener más de veinte años.

—Veintidós, pero Josh cuida de mí desde los catorce cuando murió mi madre. No tengo a nadie más ni sitio alguno donde ir. Solo debo tener cuidado de no enfurecerle demasiado.

—¿Desde los catorce? ¿Qué edad tiene Josh?

—Es siete años mayor que yo.

—¿Y cómo los Servicios Sociales lo permitieron? Eras menor de edad.

—No sé cómo lo logró, cuando la asistente social quiso internarme en un centro de acogida él adujo ser un pariente y después de presentar una serie de documentos que no sé de dónde sacó, el expediente se cerró. Me llevó a vivir con él, yo me enamoré… y desde entonces estamos juntos.

Él sacudió la cabeza.

—¿Y puedo preguntar qué cosa tan terrible has hecho hoy para que te golpee?

—Prefiero… prefiero no hablar de eso.

—Como quieras. Pero sea lo que sea, no tienes por qué aguantarlo… hay sitios donde te pueden ayudar. Policía, asociaciones…

—Yo lo quiero.

Jungkook se encogió de hombros. Ante eso no podía hacer nada, pero por su mente pasó la imagen de su hermana Miriam y lo que él le haría, lo que todos los hermanos le harían a un tipo que le pusiera la mano encima de mala forma. O a Ren.

—Debo irme… se hace tarde. Si vuelve no sería buena cosa que no me encontrara en casa —dijo Jimin levantándose y alargándole la bolsa de guisantes a medio descongelar —. Gracias.

—Quédatela, sería conveniente que siguieras poniéndola sobre la mejilla durante un rato aún.

—De acuerdo.

Se dirigió a la puerta y Jungkook lo acompañó. Cuando Jimin salía le susurró:

—Si alguna vez necesitas ayuda, solo golpea la pared y acudiré.

—Eso no sería buena idea, Jungkook.

—Probablemente, pero acudiré.

—Gracias otra vez.

Lo vio entrar en la puerta contigua y regresó a su apartamento, dispuesto a ducharse y relajarse un rato después de la tensión del trabajo, pero no pudo. No podía quitarse de la cabeza el llanto de Jimin y se preguntaba cuántas de las veces que lo había escuchado llorar era a causa de los golpes. Era un hombre pacífico, de los que creían que las cosas se arreglaban hablando o, a las malas, en los tribunales, pero de pronto sentía que los puños le quemaban de deseos de hacer probar a aquel tipo un poco de su propia medicina. No sabía qué habría podido hacer el chico para provocar su ira, pero fuera lo que fuese, nada justificaría los golpes.



#7319 en Fanfic

En el texto hay: kookmin, bts

Editado: 02.10.2019

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