Desconocido
No deben saberlo aún. Sería más arriesgado que se enteraran que es a mí a quien están buscando. Me buscan, también buscan a dos más. Sí, está también en este grupo, más no es casualidad; lo decidieron así. ¿Estrategia? ¿Un gran error? En este momento todo es posible.
Mínimos detalles pueden costarte la vida. En este juego es matar o morir. Eres el cazador o eres la presa. Es así de simple y a su vez tan complejo de comprender. Si no te sabes defender eres un blanco fácil."Tratarás de ser un encanto, escondiendo que detrás de esa máscara eres una gran hija de puta". Aquellas palabras de mi hermana mayor se me grabaron a fuego en la cabeza.
Mi padre fue el primero en notar que yo era diferente; cada noche me observaba, tenía la leve sospecha de que podía ser yo.Cinco señales evidentes. Todas las notó. Me contó que en la primera noche que me observó; yo le hablaba a alguien, por la complejidad de mis respuestas notó que no podía ser por una niña normal y mucho menos por alguien tan joven. Durante el día solía aparentar mi verdadera edad. O al menos eso quería creer. Recuerdo mis vidas anteriores, por lo que mi inteligencia avanza mucho más rápido de lo normal. Pero claro, no es cuando quiero y muchas veces tampoco es lo que me gustaría recordar.
La segunda, tercer y cuarta noche nada ocurrió. Pero seguía firme a su teoría. Fue hasta la octava noche cuando di la segunda señal. Es curioso; soy la octava y última hija de Kai. Nací al octavo mes de gestación. El día ocho, del mes ocho. A las ocho horas y ocho minutos. Y así puedo seguir con el número ocho.
Ese día, la segunda señal fue que, mientras dormía estaba todo tranquilo. Pero fue hasta que desperté a medianoche cuando mis ojos cambiaban de color con una secuencia que, era imposible de imitar.
Y las señales siguientes surgieron cada ocho días.
A la quinta señal, la de confirmación, decidió entrenarme para así dominar mejor mis poderes; aunque nunca supo como podía aprovecharlos porque él apenas tenía dos. Pero ayudó. Kai, mi padre, estaba a cargo del entrenamiento de nuevos soldados, principalmente de la fuerza aérea. Me enseñó a usar todos los tipos de armas que pudo conseguir. También a saber manejar cualquier vehículo, terrestre, acuático, aéreo —mis favoritos, cabe destacar— e incluso espaciales. Nunca está de más saber. ¿No?
También me entrenó para saber defenderme. Cada día fue horrible, una pesadilla constante. ¿Lo valió? Cada maldito segundo. Cada lágrima derramada, cada vez que quise renunciar recordé a dónde quería llegar.
Ahora, con doce años, piensan que estoy indefensa cuando la realidad es, que me enseñaron como matar.
Ocho años antes de que yo naciera, en agosto, a mi madre le encontraron el gen que es capaz de otorgar el poder que tengo a su portador. Pero solo funciona si se activa desde joven. Nadie sabe cómo funciona realmente para activarse y, es raro que alguien lo posea. Fue justo unos meses después de que naciera mi segunda y tercer hermana, sí, son gemelas. En ellas el gen no existe.
Secuestraron a mi madre cuando yo tenía dos años, casi no recuerdo nada de ella y, en mis planes está encontrarla a como de lugar. Sé que está cerca, lo presiento. Desde entonces mi padre ha remado la crianza de ocho hijas, se merece el mundo por su esfuerzo.
Muchos saben mi nombre, pero solo cuatro personas saben mi secreto. Aunque, sospecho que los líderes lo saben. Es curioso; quién intentó matarme en mi vida anterior, lo intentará en esta también. ¿No se cansa? ¿No tiene nada más que hacer que perseguirme en todas las vidas posibles?
No sirves.
Un segundo de duda puede costarte la vida.
Entre salvarte y salvar a tu compañero o a tu equipo, elige la segunda opción.
Si para salvar a alguien requiere que sacrifiques tu vida, vale la pena hacerlo.
Si vas a dudar, mejor no lo hagas. Es más, ni lo intentes.
Apúrate, no tengo todo el día.
Tenemos diez minutos, salimos en tres.
¿Qué esperas? ¿Una invitación?
¿Quieres una hora de descanso? Tendrás cinco minutos y si te quejas, dos.
Frases como estas las he tenido toda mi vida, principalmente de mi padre, como siempre entrena soldados, me trató como a uno.
No es malo, se toma su trabajo en serio.
Me golpearon, me gritaron miles de cosas, me desvalorizaron tanto que ya no siento dolor, ni físico ni emocional y eso, es una gran ventaja.
Cuando se enteró de mi secreto, tuvo dos opciones; revelar quién soy, lo que sería ser presa fácil y entregarme directamente u ocultar mi secreto. Todos sabemos que elección tomó.
No me ocultó de la gente, para que nadie sospechara. Tuve una niñez medianamente normal. Si así puede decirse.
Pero el día de la falsa prueba, no pudo evitar que me eligieran ya que, como no hay una heredera real se elige una al azar. Por lo que pienso que sí sabían quién soy. Hasta ese entonces solo tres sabían mi secreto.