Tormenta

Capítulo 0

La reina está embarazada.

El rey pagará por sus errores, aquellos que cometió inconscientemente.

Un Adalid frustrado hace años planea su venganza; poco a poco se acerca su gran día.

Todos saben que una niña dotada de un gran poder está por nacer, no saben cuándo, solo les queda una cosa por hacer; esperar.

Una pelea sin sentido comenzó hace años atrás por el motivo de dicha niña.

La reina preocupada habló con una guardiana.

Lia

—¿Estás seguro de lo que harás? —pregunto mientras él se levanta de su trono.

Nos encontramos en el salón principal del castillo.

La luz del sol ilumina toda la habitación, mostrando así los cuadros familiares.

—No, pero si es lo mejor para la pequeña lo haré —contesta mientras se coloca el armamento.

Son armas de fuego.

—Recuerda que eres el Rey, tienes que regresar; sabes que faltan solo unos pocos días —le advierto mientras se me acerca.

Me besa.

—Volveré, lo prometo, a todos ustedes —dice mientras nos observa, tanto a mi hija de ya nueve años como a la que está cerca de nacer y a mí. 

Se despide de la pequeña.
Mi único hijo varón no se despide de su padre porque está durmiendo, aún es muy pequeño.

Camino hasta la ventana, quiero observar como él se va a defender lo que quiere y por lo que cree.

Y allí va, juntándose con el ejército, donde no está solo; sus pocos amigos van a ayudarlo e incluso su hermano.

Se dirigen a la ciudad Andrómeda, la ciudad más peligrosa del país. Encontraron a muchos pertenecientes a Oscuridad refugiados ahí, quieren controlarlos y de ser necesario atacar.

Camino hacia mi habitación, estará peleando por varios días por lo que lo mejor será distraerme para no extrañarlo tanto y concentrarme en mis hijos.

Observo el espejo de la habitación, tiene una sábana blanca cubriéndolo.

Podría pedirle un favor, creo que no estaría de más, nada está seguro después de todo.

Sujeto mi collar de piedras preciosas, me lo quito dejando a la vista mi collar encantado.

Guardo el collar en su lugar mientras me regreso enfrente del espejo.

Sujeto con fuerza el collar encantado mientras cierro los ojos.

—Aira, espero puedas escucharme, sé que no soy la adecuada para pedir ayuda, pero la necesito de verdad —susurro— Aira, yo te necesito.

Una figura humana traslúcida aparece delante de mí.

No se ve a través del espejo.

—¿A qué se debe el llamado de mi presencia? —pregunta Aira, poco a poco se ve su cuerpo.

—¿Podrías proteger a mi esposo? Sabes que el se fue a defender lo que cree —pregunto.

—Puedo intentar, sabes que sus errores no puedo corregirlos, sabes que tarde o temprano una figura negra aparecerá y él tendrá que ser un total desgraciado con las personas que le digan —advierte, esa parte ya la conocía—, por otro lado, ese no debería ser tu preocupación.

Giro, quedo enfrente de ella.

Me observa.

Se refiere a mi embarazo.

—¿Qué sucede? ¿Ella está bien? —pregunto.

—Lo está, pero no por mucho tiempo —dice con su típico tono frío al expresarse.

—¿Puedes hacer algo? —pregunto preocupada.

—Puedo hablar con mis superiores, pero no te prometo nada —avisa.

—Si lo logras estaré muy agradecida —digo mientras la veo desvanecerse.

—Hasta pronto —es lo último que dice.

Mi hija mayor no será reina, fue seleccionada como guardiana de la oscuridad, uno de los cargos más sacrificados.
Apenas tiene nueve años.

Mi hijo no sé, parece que tampoco será rey.

Espero con ella tener suerte.

Dimitruk es un hombre de gran corazón, espero que su hija no lo conozca de manera contraria.
Espero que sus años de pago por sus errores sean pocos.




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