Tormenta Black

XXXVIII

27 de noviembre, 2015

Bradley

Golpee nuevamente con mi esfero la libretilla que tenía sobre la mesa. Con el más puro aburrimiento volví a mirar el reloj que se encontraba justo en la pared que estaba a lado de la puerta, el profesor se estaba tardando más de lo normal. Por lo menos ya había pasado más de media hora desde que terminó la hora libre y tocaba la siguiente clase.

Bostece un poco y entrecerre los ojos. Quizás aprovecharía para dormir un poco hasta que llegara el docente.

En el momento es que planeaba descansar un poco, la puerta se abrió de repente haciendome sobresaltar. Bufé, estas no eran las horas de llegar de un profesor. Lo mínimo es que le hagan un llamado de atención así como lo hacen con nosotros.

Algunas veces la vida era tan injusta.

Frunci el ceño cuando vi que la persona que entró no era el maestro, sino el decano de nuestra carrera. Me preguntó qué habrá pasado para que el se pasara por nuestra aula, ya que muy pocas veces lo hacía. Por no decir nunca. Todo era extraño.

—Estimados estudiantes —empezó a decir. Cruce los dedos, esperando que sea algo bueno lo que tenga que informar —por motivos de mantenimiento en la universidad se tentra que suspender las clases hasta nuevo aviso —silve sin poder evitarlo ganando un mala mirada de parte de el. Sonreí inocentemente.

Desde un punto de vista, el suspender de clases no era tan extraño. Había mucha gente trabando en los edificios así que esto tendría que ocurrir tarde o temprano. Me encogí de hombros, igual ya habíamos adelantado mucho nuestra malla.

—Entonces ¿Podemos retirarnos? —pregunte sin pensarlo. Todos los del salón se rieron por lo bajo.

—Así es —afirmó fulminandome con la mirada —Se pueden retirar cuando ustedes deseen.

Luego de unas cuantas indicaciones, se retiro no sin antes despedirse. De esa manera, cada uno de los alumnos comenzaban a salir.

Solté un suspiro de alivio, no sabía cuánto iba a durar para que el decano me regañara. Necesitaba estar más tranquilo o sino la pasaría mal.

Recogí mis cosas y salí del aula. Saqué el móvil de mi bolsillo para marcar a Colton que no lo había visto en ningún momento desde que había llegado aquí.

Sin darme cuenta choque con alguien logrando que esta persona se cayera. Baje la vista para observar de quien se trataba no sin antes ofrecerle mi mano para que se levantara.

Alce mis cejas mirándolo burlon mientras agarraba una de mis manos.

—Ten un poco más de cuidado —se quejo Colton. Rodé los ojos, ni siquiera lo había golpeado tan fuerte. Algunas veces eran tan dramático.

—Pensé que ya no te vería hoy —cambie de tema. No quería discutir tan temprano, y más aún que podíamos de disfrutar el día libre.

—Pues estas equivocado —respondió gracioso. Resople. —Lo que sucede es que a Charlie se le descompuso el auto casi al otro lado de la ciudad mientras hacía unas compras y tuve que ir a recogerla. —explicó. Asentí sin decir nada.

¿Qué podía decir? Nada, sinceramente nada con respecto a su prima. Y más aún cuando no estaba enterado por todo lo que le hice pasar a ella.

Mejor es que todo se quedara hay.

—Uhm... Esta bien —le reste importancia. —Igual ya no tendremos clases por lo que resta del día, así que podemos irnos a nuestras casas —le avise mientras seguíamos avanzando hacia el campus.

—Entiendo —dijo con una sonrisita en su rostro en el momento en que sacaba su móvil. Alce las cejas sin entenderlo. — ¿Quieres acompañarme hacia el gimnasio donde entrena mi prima? —pregunto guardando su celular. Me encogí de hombros.

Aunque no lo consideraba de algo de importancia, tenía curiosidad de cómo ella estuviera entrenando después de todo este tiempo. No me la imaginaba mucho de esa forma, pero después de verla así una vez todo podía esperar.

—Esta bien, no tengo ningún problema.

Una vez que llegamos al estacionamiento de la universidad, cada uno se monto en su auto y nos pusimos en marcha. Como no recordaba mucho como llegar a ese lugar, comencé a seguir a Colton.

Como lo había imaginado, no no habíamos tardado mucho tiempo llegando. Después de unos quince minutos estacione mi coche fuera del ese local.

Sin decir nada, mi amigo entró saludando a todas las persona que estaban por su paso. Parecía que conocía mucho este lugar y toda la gente que se encontraba aquí.

Cuando puse visualizar el ring de boxeo cerca, me aparte un poco de Colton para quedar al margen y no me viera esa fiera rubia o en todo caso de su amigo que me había amenazado de quererme lejos de ella. No es que le tuviera miedo, simplemente quería evitar un escándalo.

Me sentía demasiado asombrado con todo los movimientos que hacía. En la manera en que esquivaba los golpes de su contrincante y arremetida contra ella. Era alucinante. Ella podía molerme a golpes si deseaba. Me preguntaba porque no lo había hecho después de todas la mierdas que le había dicho. Sinceramente no la entendía, era una paradigma.

— ¡Cinco minutos de descanso! —exclamó un tipo apareciendo entre los vestidores. Me parecía familiar su rostro.

—Baja, Charlie. —indicó de el amigo de ella. —Toma un poco de agua y continuaremos con el entrenamiento. —está asintió quitándose el protector bucal.

Observe como se enjuaba la boca y se quitaba las vendas que estaban en sus manos. Pude ver los lastimados que estaban sus nudillos. Eso se veía como dolía con sólo verlo, pero a ella no parecía afectarle.

Era como una simple raspadura y no una destrozo de sus manos.

Aún con mirarla no pude entenderla. Y lo más importante, no sabía si quería hacerlo o no. 

Después de todo el tiempo que pasó desde que la conocí en este bar, no había forma en qje me la quitara de la cabeza. Aunque hubiera momentos en que simplemente no me importara. No podía hacer como si ella no existiera.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.