Tormenta en la noche.

Capitulo 4º Isla paradisiaca

Estaban en el crucero, casi toda la mañana y tomando el sol, por la tarde Naomi y Leila se iban de tiendas, y Zoé y Gina se iban un rato, a la biblioteca allí había ordenadores, y aprovechaban para hablar por Skype con la familia, después solían ir al cine un rato, hasta la hora de cenar que se juntaban las cuatro, Zoé y Gina son iguales de carácter por eso compaginan tan bien.

Naomi llamó por teléfono a Zoé.

—¿Dónde estáis? A nosotras nos apetece cenar ya—dice Naomi.

—Estamos en el cine viendo una peli de risa, ¡Quedamos en una hora en nuestra Suite!

—¡Vale ahí nos vemos, adiós guapa!

—¿Que quiere la pesada, de Naomi? seguirán comprando ropa seguro—dice Gina.

—Ya han terminado, vámonos tenemos que ducharnos, he quedado con ellas en una hora, en nuestra Suite.

—Terminemos la peli, yo me ducho en dos minutos, y vestirme no tardo nada, cinco minutos.

—Después iremos a la discoteca, nos tendremos que arreglar un poco más ¡Venga anda, vamos! Yo te maquillare Gina.

Habían cogido dos Suites, en una estaba Zoé con Gina, y los dos torbellinos juntas.

Al cabo de una hora las cuatro amigas bajaban en el ascensor, iban a comer en un restaurante italiano, se sentaron al lado de cinco chicos altos y guapos.

—Nos teníamos que haber sentado en otra mesa, no dejan de mirar para aquí, parecen tontos—dice Gina.

—¡Cállate no seas aguafiestas! Que los vas a espantar, hoy tengo un buen presentimiento, me voy a quedar con uno de ellos, el que tiene la camiseta blanca, me encanta, ¡qué bueno esta! —dice Naomi.

—Pues a mí me gusta, el del cabello negro rizado uff, ¡cómo está el tío! ¿Habéis visto que culo tiene? —dice Leila.

—¡Podemos cenar las pizzas tranquilas, y dejar a los chicos en paz, por unas rato señoritas—dice Gina!

—Habla por ti, no por las demás, además nadie tiene la culpa de que tú seas poco atractiva—dice Naomi.

Gina se levantó de la mesa corriendo, y se salió del restaurante.

—Esta vez te has pasado, y mucho, no tenías por qué haberle dicho eso, bastante complejo tiene ella, para que tu eches más leña, al fuego—dice Zoé.

Zoé se levantó de la mesa.

—¿Pero ahora tú, también te vas? —Dice Leila.

—¡Desde luego! Se me ha quitado el apetito, que os aproveche, adiós.

Zoé salió del restaurante, en ese momento, uno de los chicos se levantó, y salió corriendo detrás de ella.

—¡Espera un momento, por favor! Te quería pedir perdón por mis amigos, son así siempre, a veces se pasan, son unos bocazas, y no he podido evitar escucharlo, que estabais discutiendo, y una de tus amigas se ha enfadado, me llamo Edgar, ¡encantado!

—¡Encantada Edgar! Mi nombre es Zoé, y no te preocupes, tu no has tenido la culpa, fue una de mis amigas, ahora me tengo que ir adiós y encantada Edgar.

—¿Nos, volveremos a ver? Me gustaría volver a verte pronto, adiós Zoé.

—Si, supongo que nos volveremos a ver, por aquí.

—Mejor a más cogemos, jajaja son dos sosas, que le vamos hacer—dice Naomi.

—Te has pasado, Naomi hemos venido aquí las cuatro amigas a disfrutar no ha discutir.

—¡Tú también!, pues vete con ellas si quieres, yo me quedo aquí.

—¡No! amiga para ti son muchos, ¡Yo, me quedo! Además, me gusta el chico, mañana espero que le pedas, perdón a Gina.

—Bueno, o viceversa nooo jajaja....

Zoé se fue a la suite con Gina, para que no estaría sola, y poder convencerla para ir a cenar a otro restaurante.

—¡No le hagas caso! Sabes cómo es, le gusta ser el centro de atención, y más cuando hay chicos de por medio, tus vales mucho, y lo sabes, no todo está en el físico, yo tampoco soy guapa, y tampoco quiero serlo, eres más inteligente que ella, y eso vale más, un cuerpo bonito, y poco celebrito ¿No?

A Gina le salió una pequeña sonrisa de los labios, tenía los ojos llorosos.

—Por lo menos te pude sacar, una sonrisa amiga, ¿No, tienes hambre? Yo me muero, por una enorme Hamburguesa deliciosa, ¿No te gustaría?

—Si tienes razón, tenemos que cenar algo, ¡Me parece bien, me apetece! Además, no me puede, amargar el viaje, ¡Ya está bien, de ser siempre yo la victima!

—¡Así, me gusta! No te dejes pisar por nadie amiga, yo estaré siempre contigo.

—¡Sabes una cosa! Zoé, eres una verdadera amiga, de esas que están cuando las necesitas, y con un gran corazón, ¡Amigas, hasta la muerte Zoé!

—Una vez leí una frase que decía....

A un Sabio le preguntaron:

¿Por qué se pierden, los amigos?

El Respondió:

¡Si se pierden no eran amigos, porque los amigos son para siempre!

 




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