Tormentoso Destino

CAPÍTULO 3

Las manos me temblaban levemente mientras acariciaba el cabello castaño de Edward. Él y yo estábamos en su habitación, recostados en su cama.

En cuanto Jhon y los demás se marcharon había decidido contarle todo. Mi hermano era pequeño, pero no estúpido. Se dio cuenta de que algo ocurría, y aunque no dijo nada al respecto, decidí hablarle del plan. Después de informarle sobre lo ocurrido con Jhon, su propuesta y el pagó, él me había pedido quedarme en su habitación a esperar que se durmiera, cosa que no era algo común. Hacía mucho que no me lo pedía, según él ya era grande para dormir con su hermana, pero esa noche fue diferente.

Sería la última que compartiría con él.

Edward sabía que había muchas probabilidades de no regresar con vida o peor aún... que ni siquiera volviera.

Mi hermano permaneció en silencio mientras le contaba todo, escuchando con atención cada una de mis palabras. Su edad era corta, pero ambos habíamos vivido demasiado, por lo que tuvimos que madurar rápido. Comencé a dejar a Edward solo en casa cuando él tenía cuatro años. No teníamos alimento, el poco dinero que mis padres nos dejaron duró un año. Después, tuve que comenzar a cazar, y por supuesto que no podía llevarlo. Edward tuvo que cuidarse solo a esa edad, por lo que era bastante maduro.

Omití algunas cosas, como por ejemplo la magnitud de "la bestia" y mis verdaderos motivos para ir en su búsqueda. Simplemente dije que tenía que ayudar a las demás, que no quería que las personas de la aldea murieran a manos de un depredador y que todos sabían que yo era la mejor para cazarlo.

Dudé que lo creyera, sabía que él era astuto y no se tragaría mis palabras tan fácilmente. Si notó algún indicio de que mentía, simplemente lo ignoró y me metió a la cama con él, pasó sus pequeñas manos alrededor de mi cintura y cerró los ojos.

No tenía duda de que estaban desesperados, subir la suma tan fácilmente, como si quince bolsas llenas de monedas de oro no fueran nada fue un gran signo de que se habían quedado sin opciones y más aún, habían recurrido a mí después de años ignorándome.

—Ana —susurró Edward somnoliento, su voz entrecortada—. Sé que estás mintiendo, a ti no te interesa la aldea... —hizo una pausa larga, por lo que creí que se había quedado dormido. Pero no, ya que después añadió—. Sólo ten cuidado.

Asentí con la cabeza, sintiendo un nudo en la garganta. Era difícil, sentía que abandonaba a mi única familia. Pero en ese momento aún no sabía a lo que me enfrentaría, por lo que se sintió correcto seguir la esperanza de un futuro mejor.

—¿Lo prometes? —preguntó después de unos segundos.

—Por supuesto.

Después de un par de minutos su respiración se volvió normal y tranquila. Cuando me cerciore que estuviese dormido, me permití llorar.

Después de todo, ignoraba el hecho de que esa sería la última noche que compartiría con él en un largo tiempo.

Después de todo, ignoraba el hecho de que esa sería la última noche que compartiría con él en un largo tiempo        

Toqué la puerta frente a mí, con el corazón latiéndome a toda prisa. Estábamos en la casa de Jhon, nos encontrábamos ahí debido a que un sujeto había ido a mi casa a altas horas de la madrugada, comunicándome que el anciano quería verme en su casa por la mañana.

Dijo que mientras más pronto comenzara la búsqueda del lobo, mejor.

—Anna¡que agradable es verte aquí! —exclamó Jhon con fingida sorpresa mientras abría la puerta.

Se apartó dejándonos espacio para entrar. Los nerviosos causaron que me aferrara más a la mano de Edward al entrar.

Sentía que me metía a la boca del lobo.

Entré primero, mi hermanito venía atrás, cargando una bolsa con algunas prendas de vestir.

Me di la vuelta, observando el estado de Edward. Él no salía jamás de casa, era la primera vez que lo hacía en cuatro años, por lo que quería ver cómo se encontraba. Para mi sorpresa, su mirada estaba enfocada en Jhon, mirándolo con los ojos bien abiertos, de un segundo a otro éstos se llenaron de lágrimas.

Lo había reconocido, seguramente recordó lo ocurrido con nuestros padres. Él fue quien lideró a la gente de la aldea en el asesinato de mis padres.

La noche anterior no había estado tan cerca, por lo que no alcanzó a verlo con claridad, pero ahora, frente a él era todo lo contrario.

—Tú... tú —susurró con la voz quebrada. Mi corazón se rompió al escucharlo.

Me sentí un monstruo al pensar que ahora lo único que tenía se quedaría con quien me lo arrebató todo.

Jalé a Edward del brazo al notar que estaba a punto de echarse a llorar, acercándolo a mí, dándole un abrazo.

—Está bien. —Intenté tranquilizarlo—. Todo estará bien.

—Meredith les dirá cuáles serán sus habitaciones —comunicó Jhon ignorando el estado de mi hermano.

Se alejó de nosotros.

A los cuantos segundos una mujer anciana se acercó con cuidado, parecía temerosa de tenernos frente a ella.

—Síganme.

Edward había ido a su habitación temporal a colocar sus cosas        

Edward había ido a su habitación temporal a colocar sus cosas. Después de acompañarlo, me pidió que lo dejara solo. Debía estar asustado con todo lo que sucedía, por lo que decidí darle su espacio. No quería alterarlo más.



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En el texto hay: lobos, romance, magia

Editado: 22.10.2020

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