Lucía:
Me levanté con las ganas más mejores, luego de hacer la rutina de siempre fui a la cocina a hacer mi desayuno. Luego salí de mi casa, sin antes cerrar la puerta, ya que mi madre llegará más tarde, caminé hacia la parada de buses, mi mirada viajo a un auto negro que venía lento y muy cerca de mí, trague fuerte y caminé más rápido, el auto me seguía siguiendo, el miedo recorrió mi cuerpo pensé *estoy demasiado joven para morir* corrí más rápido, me faltaba poco para llegar a la parada de buses donde ya se encontraba un autobús, solo tenía que cruzar la calle, pero el auto me ganó y se estacionó delante de mí, sentí nervios a ver que no habían muchas personas, quería gritar, me fije como abría la puerta, no sentía mis piernas quería correr pero no podía, una pierna salió del auto, luego otra hasta que salió...¿Christopher?, mi boca se abrió en una perfecta O a verlo reír por mi estado.
Lucía: ¡estúpido! ¡Me haz a asustado! _hablé enojada, se había pasado.
Christopher: ¿Así recibes a tu mejor amigo? _habló negando con una sonrisa_ lo siento Lu, no te quería asustar _habló con un puchero, abrió sus brazos esperando que lo abracé, lo mire con la ceja alzada y negué sonriendo, nos unimos dándonos un fuerte abrazo, luego nos separamos, sabía que se me haría tarde, así que Christopher me lleva en su nuevo auto al colegio.
Mi mirada se relajó cuándo miré que se encontraba temprano, Christopher se estacionó, me baje del auto, el también, me abrazo hasta llegar al salón, mi mirada viajó a donde se encontraba mi amiga Daniela, ella sonrió así que nos acercamos hasta donde ella, el profesor de la primera clase no llegó así que nos salimos del salón con Daniela, Christopher seguía con nosotros, ¿cómo? La señora directora le dio permiso, ya que era un buen amigo de ella, le resté importancia a eso, mi charla estaba divertida, pero fui al baño, mis amigos seguían conversando.
Entré y se encontraba vacío, hice mis necesidades, luego salí y lavé mis manos y retoque mi maquillaje, la puerta del baño se abrió no le reste importancia, hasta que oí como le ponían seguro, miré y me fijé que era él.
Samuel.