Ya no me reconozco, no se quien soy.
Luego de tu partida, aquel 28 de septiembre, perdí todo rastro de felicidad, te volviste alguien esencial en mi vida en tan poco tiempo.
Si, fue mi culpa, jamás debí decirte que te amaba. Perdí tu amistad por decir algo estúpido, algo que no tenía futuro.
Me lesione tratando de aliviar mi dolor, lloré día y noche esperando tu regreso, pero ese día nunca llegó, me dolió y me dolerá toda la vida el haberte perdido amigo mío.
Y escribiendo aquí te digo que te amo y lamento tanto el hacerlo, pero prometo esta vez dejar atrás todo rastro de amor que siento por ti al ver tu felicidad