Capitulo 8
Espejismos de Realidad
¿Pero qué pasaba con el mundo? Por qué se ensañaba conmigo de esa manera. O realmente el problema era Yo. Todo lo que sucediera en los días que siguieron a este, aumentaron mis temores e inseguridades. No me veía realmente como alguien capaz de despertar amor, si no deseo. Como figura decorativa en museo, ¿sería ese mi fin? Como la otra, sin existir nadie más, según creía, como un experimento social, y solo tenía pavor de volverme a despertar en la realidad que me había abandonado hacía ya unos meses y de la que todavía conservaba esperanzas vacías de costumbre.
Una y otra vez el recuerdo de aquellos momentos increíblemente mágicos llegaban. No podía sacarlo de mi olor, de mi identidad, todo se centraba en recordar su voz, su transpiración, y aunque seguían los mensajes, no creí nunca que se tratara de algo más o me negaba a aceptarlo.
Pero aquella sensación de haber estado completa y luego no estarlo. El sentir música constante en el mundo que se abría paso.
Una bola de cristal hubiese sido útil .
No pretendía saber más nada de mi futuro que si estábamos destinados y si no, por cuánto tiempo duraría esa mentira. Creo que más de una persona mataría por saber eso. Yo quizás era una de ellas, pero estaba también la posibilidad de que solo tratase de escapar de mi calabozo y aquello, por mucho, no se parecía en nada a la oscuridad que ya me habían regalado.
Ya alguien me había dicho que´´ debía sentar cabeza´´ justo la frase que usó, como si mi suerte fuese producto de una oveja descarriada, y me ponía de ejemplo una vida perfecta donde ya tenía hasta nietos.
Yo miraba de lejos todo eso, a mis conocidas cercanas con hijos y lo deseaba. Aquello complicaba más la encrucijada, pues de no ser el hombre ideal, para que perder mi tiempo, por que anotar otra rara cruz en mis desaciertos.
Solo no me percataba que desde que lo vi, aun no lograba tocar piso, mis alas estaban tan abiertas, me mantenían tan alto. Fue cuando decidí, que aventurarme era la única opción que se me daba y que lo que sea que fuese aquella química, por llamarlo de alguna forma, merecía explicación.