Trece: Serendipia

C A P I T U L O 1 0

Los elegidos estaban reunidos en la residencia cuando un frío comenzó a invadir el lugar. Deo giró su mirada hacia el ventanal y su expresión se ensombreció.

—Deben estar bromeando— se quejó con molestia mientras observaba la escarcha expandirse alrededor de ella.

—¿En serio?— protestó Tymon al notarlo.

Phoenix se acercó hacia el ventanal.

—Dion, necesito un campo de tiempo.

Los elegidos se dirigieron hacia la entrada de la residencia y Dion impuso un campo de tiempo, quedando tanto los elegidos Jountugi como los elegidos Dambaes dentro de él.

Los Dambaes se encontraban frente a ellos.

—¿Qué quieren?— indagó Phoenix con molestia.

—Pasábamos por aquí y pensamos en venir a saludarlos— respondió Tyr con ironía.

—Si buscan problemas, este no es el lugar indicado— advirtió Tymon.

—Wow, entonces si hablas, creí que no lo hacías porque no te había oído antes— respondió burlón— Solo quiero advertirte que estaremos vigilando cada uno de sus pasos, así que les sugiero que tengan cuidado.

—Claro que lo harán si no tienen nada mejor que hacer— replicó Myron con molestia.

—¿Piensas que nos gusta perder el tiempo observándolos?— Aidan dio unos pasos hacia Myron.

—Al parecer no es una pérdida de tiempo porque veo que no están en condiciones de buscar al último elemento, por su cuenta— replicó.

—¿Por qué hacerlo si lo tenemos a ustedes que hacen el trabajo por nosotros?, de todas formas no pueden hacer nada sin nosotros, por lo tanto ambos salimos beneficiados— Tyr se acercó hacia Phoenix.

—Hazte a un lado, Tyr— pidió Phoenix con fastidio.

—¿Quieres irte?

—¡Dijo que se hagan a un lado!— respondió Deo.

—¿Crees que me haré a un lado solo porque tú lo me digas?— desafío Tyr.

—Tú lo comenzaste en primer lugar—respondió Tymon con enfado.

Dicho esto, con una fuerte ráfaga de viento, Tymon indujo a los Dambaes hacia un lado.

Inmediatamente, Theo comenzó a lanzar barretas puntiagudas de escarcha hacia Tymon que Phoenix trato de deshacer con flamas de fuego.

Tyr comenzó a elevar todo lo que había a su alrededor, desde vehículos hasta los postes de luz.

Aidan tomó vuelo y arrastró a Deo hacia el muro de la residencia. Solamente le tomó unos segundos a Deo recuperarse para luego correr hacia Aidan y estamparlo sobre el muro del edificio contrario.

El cielo se tornó grisáceo y los relámpagos no tardaron en hacerse oír.

Myron se acercó hacia Pólux y lo transporto hacia otro lado.

Los elegidos Jountugi sabían que Pólux era el único Dambaes que no los lastimarían, por lo que ellos no los lastimarían a él, sin embargo para protegerlo debían hacerles creer a los elegidos Dambaes que se lo llevarían a otro lugar para luchar por lo que Myron debía quedarse junto a él.

Janus observó el pequeño río que rodeaba la residencia y formó una gran masa de agua que lanzó hacia los Jountugi, la cual fue devuelta por Tymon, lo cual provocó que cayera sobre los Dambaes.

Deo se enfrentaba con Aidan, Tymon con Theo, Dion con Linus, Leander intentaba detener a Janus y Phoenix se encargaba de Tyr.

Tyr y Phoenix dejaron de lado sus elementos y se enfrentaron con sus puños.

—¿Cuánto tiempo más seguirás con esto?— pregunto Phoenix con ira a Tyr.

—Hasta que mi sed de venganza hacia ti y toda tu especie esté cesada— respondió con repudio.

—¿Venganza hacia mí?—Phoenix se encontraba desconcertado.

Tyr lanzó un puño hacia el rostro de Phoenix, lo que provocó que cayera hacia el pavimento, lo cual aprovecho para subirse sobre él y continuar golpeando su rostro.

—Para mi padre nosotros somos una constante comparación de ustedes. Todo lo hacen bien y nosotros somos unos inservibles— el rencor se hacía notar en cada una de sus palabras— Por eso vamos a apoderarnos del último elemento, le demostraremos que los únicos inservibles son los Jountugi y ustedes vivirán por siempre como los fenómenos que son.

—¡Necesitan de nosotros!— le recordó.

—¡Ya no!— Tyr retomó su postura y se posó frente a Phoenix.

Tomó un poste de luz y lo lanzó hacia él, lo que le provocó un golpe que lo llevo a la inconsciencia.

Los elegidos tomaron a Phoenix luego de que los Dambaes se habían marchado y lo llevaron hasta la residencia para posarlo sobre su litera y dejarlo descansar.

Se levantó luego de un tiempo con un fuerte dolor de cabeza.

Los elegidos se acercaron hacia él en cuanto despertó.

—¿Cómo te sientes?— indagó Leander con inquietud.

—Estoy bien, solo es un pequeño golpe.

—¿Pequeño golpe?, ¡todos oímos el estruendo cuando te golpeó con el poste!— Tymon le acercó un vaso de agua.

—Estoy bien, en serio no deben preocuparse— respondió con tranquilidad— Por cierto, ¿qué paso con los Dambaes?

—Luego de eso simplemente se marcharon dejando el frente de la residencia hecha un caos, por lo que mientras te recuperabas tratamos de ordenar lo más posible— respondió Dion.

Phoenix se levantó y quedó sentado en la litera por unos segundos.

—¿Te encuentras bien?— indagó Dion.

—Sí, únicamente un pequeño mareo— respondió— Siento que deba pasar esto cada vez que nos encontramos con ellos, pero aunque quisiera no puedo evitarlo.

—No es como si dependiera de ti o como si pudieras controlarlo, no debes preocuparte, nosotros estamos bien— consoló Deo.

—Tenemos un elemento que encontrar antes de que ellos lo hagan, por lo que recupérate pronto y prosigamos con lo que venimos a buscar— animó Myron.

Phoenix asintió y les regaló una sonrisa. Ya se sentía lo suficientemente mal por ocultarle a los elegidos lo de Phoe y ponerlos en peligro, pero aun así intentaría buscar una manera de proteger a ambos.

 




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