Tres Lunas, Primera Luna

Cuatro, descubrimiento.

Me fui. No podía permanecer allí, estar cerca de ella me causa demasiado desasosiego. Al salir de la propiedad de Grigori, y decidi dirigirme al bosque, quizá una buena casería me calme.

No vuelvo a verla en un par de meses, cada día, cada hora lejos de ella me mata, pero no quiero analizar qué es lo que está ocurriendo. Sólo debo mantenerme firme, debo alejarme de ella, por muchas razones. Una de ellas es por lo que me encuentro sentado, en la sala común de la casa familiar. Mi madre me ha mandado llamar, ella tomó el control de la casa Rofsky cuando mi padre murió.

-¿Que se supone está pasando entre tú y esa humana?-. Su pregunta me toma por sorpresa.

-No sé a qué te refieres, madre.

-Oh, mi cachorrito no sabe... Bien mi lobito, déjame explicarte con calma-. Su tono condescendiente no es nada, nada bueno. -Tú en casa de Grigori, el día de la cena del Alfa, besando a cierta humana... Que está bajo la protección del mismísimo Záitsev, nuestro Alfa.

-Ah, eso... Yo.

-¿En qué rayos estabas pensando para mezclarte con esa insignificante humana? ¿Que no tienes bien claro cuál es tu destino?

Mi destino... si... me habían dado en compromiso con una Loba desde que nacimos, solo tendríamos que esperar a cumplir la edad adecuada. La idea era mantener la casa Rofsky con sangre "pura", los que en se atrevían a mezclar su sangre con otra sub especie o peor aún con un Humano, eran desterrados.

No es que eso fuera del todo malo, pero, para una manada... para un Lobo eso podría significar la muerte.

-Lo se madre, no he olvidado mi compromiso con Irina.

-Pues que no se te olvide nunca, eres un digno Lobo de sangre, de la casa Rofsky, tu linaje y tu poder no son dignos de ser rebajados por nada, ni por nadie.

Dicho eso me dejo solo.

Sin importar que decisión tomara, que me acercara a Verona, que la quisiera a mi lado. Mi familia no lo permitiría, ellos... para ellos la sangre cuenta demasiado. Pero no podían alejarme de Verona, ella era mía...

El curso de mis pensamientos me tomo por sorpresa, tenía que dejar de pensar en Verona como en algo mío, ella era una humana que está bajo la protección de mi Alfa, ella simplemente está aquí porque es una Latente. Una poderosa Latente, con un poder único dentro de la manada.

Pero, era también una mujer. Una hermosa y sensual mujer, que me tentaba con el simple hecho de saber que estábamos en la misma propiedad, por alguna razón ella me atraía como la luz a la polilla. No podía mantenerme lejos, no quería mantenerme lejos y estaba seguro de que no me mantendría lejos.

Esa tarde Grigori me llamo a su presencia, seguramente iba a cortarme las pelotas por haberme atrevido a tocar a Verona, y creo que si sabía que la había besado... mi vida estaba condenada.

¡A la mierda! La bese, y me gusto y si tengo que volver a hacerlo, lo are otra vez.

Ella es mía.

Me dirigí a casa de mi amigo y mentor, nosotros éramos del círculo más cercano al futuro Alfa, y temía que si me ordenaba alejarme de ella... en esta ocasión tendría que desobedecerlo y de ser necesario, retarlo por el derecho a tener a esa mujer.

Al llegar estaban todos los amigos presentes, estaba más que serios, lo que me indicaba que esto no era una invitación social. Fue Adrik quien me escolto a la biblioteca, donde Grigori me esperaba.

-Déjenos solos.

-Como ordene mi señor.

La puerta se cerró detrás de mí dejándome en el interior, con un muy enfadado Lobo.

-¿En qué puedo servirle mi señor?

-¿Qué mierda te está pasando con esa niña?

-No es una niña.

-¡Vete al carajo! Es una niña, y está bajo mi protección.

-Lo sé, mi señor.

-¿Qué te está ocurriendo mi amigo?

-No lo sé, desde que la encontramos... algo está ocurriéndome, no puedo mantenerme alejado de ella.

-¿Nunca te había ocurrido?

-No, por los dioses, ella solo es una Humana, una niña humana. Y por alguna jodida razón no puedo verla como es, la veo como la mujer que se supone sea algún día, ella... me trastorna.

Grigori se puso de pie, rodeo la enorme mesa tallada a mano que le servía como escritorio. Este solo hacía más notorio el poderío que tenía el joven Lobo, el futuro alfa de la manada.

-Mírame.

No me di cuenta de que había desviado mi mirada, hasta que me pidió que lo mirara.

-Dime mi señor.

-¿Qué sientes cuando vez a esa niña?

-No lo sé, todo se pone confuso... todo desparece y solamente es ella.

-¿Sientes algo en concreto por ella?

-Me aterra lo que pienso respecto a ella.

-¿Eso es?

-"Ella es mía"

-Sí, Aarón me informo sobre eso.

Sentía que me había sumergido en el agua y que esta me estaba cubriendo hasta el cuello, que solo faltaba arrojar un poco más de piedras para que me ahogara.

-Yo... solo no pude controlarme.

-Tienes que descifrar que te ocurre con ella, y resolverlo.

-¿Si lo que descubro va en contra de los planes de mi casa?

-Bueno, siempre es bien recibido un sirviente aquí en mi casa.

-¡Oh eso es perfecto!

Me quede pensando en que era lo que debía hacer, como descubrir lo que estaba ocurriendo y, sobre todo descubrir si ella sentía lo mismo o solo era yo.

-Bien, sea como sea. Necesito que investigues que ocurre, porque necesito que estés al listo para lo que se avecina.

-¿Qué ocurre?

-Mi padre, su enfermedad se está degradando cada vez más. Temo que pronto tendré que... tendré que eliminarlo o será un peligro para la manada, su sed de sangre llegara al punto de no retorno. La caza libre no lo satisface, temo que comience a cazar Humanos o Lobos.

-Te prometo que lo are.

Salí de allí después de conversar por largo rato sobre lo que procedería, en caso de que su padre no tuviese la fortaleza para mitigar su enfermedad. Pero en casos como este, cuando un Lobo se infectaba por la sed de sangre, casi nada había que hacer.



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En el texto hay: lobos, amor, magia

Editado: 24.02.2021

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