Estábamos sentados uno frente al otro en la enorme sala de la biblioteca principal, este lugar era seguro y estaba insonorizado. Nadie nos molestaría aquí, nadie se enteraría de nada de lo que aquí pasara. Él estaba serio, parecía que había atravesado por el infierno y salido adelante.
- ¿De qué querías hablar?
-De nosotros.
-Vladimir, hace siglos que eso no existe.
-Exacto.
Sentí como mi corazón comenzaba a latir con mayor rapidez.
-Cross no creo que...
-Solo soy Cross cuando quieres poner distancia o cuando tienes miedo de mi-. Me interrumpió con una sonrisa.
-No te temo.
- ¿No?
-No.
-Bien, porque me vas a explicar porque mierda le hiciste caso a una mujer insidiosa y manipuladora como mi madre.
Sus palabras me dejaron en shok, nunca me pidió explicación sobre eso. Alguna vez le mencione que su madre había estado presente el día de nuestra boda, pero nunca con detalle.
-De eso han pasado tantos años que...
- ¿Ya no importa? -. Me interrumpió muy serio.
-No, ya no.
Tuve que girar mi cabeza para que no notara que estaba mintiendo.
-Puede que no pueda ver tu rostro, pero apestas a mentiras.
- ¡Mierda!
-Si cariño, hablas con un Lobo. Ahora, explícame por qué.
¿Por qué?, ni yo había pensado en esa respuesta.
-Era tu madre, ¿Por qué mentiría?
-¿Por qué? Por control, quería tener a todos sus hijos controlados.
-Yo... simplemente le creí... quería que vivieras Vladimir, quería una eternidad para ti. Y eso yo no podía ofrecértelo, yo solo te traería la muerte. Si te quedabas a mi lado.
-¿Qué crees que me hiciste dejándome fuera de tu vida? Moría cada día, y fue peor cuando me case, porque todo el tiempo desee que fueras tú y que fueras tú la madre de mis hijos... y cada vez que la veía a la cara me sentía peor, por no amarla como se merecía.
Eso jamás lo pensé, no pensé en el daño que podía haber estado haciéndole. Solo no quería que muriera, pero lo que el describe era justo lo que yo sentí. Después de irme de su lado morí, mil veces.
-Yo no quería lastimarte.
-No, lo que no querías era permanecer a mi lado por poco tiempo.
Sentí como las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, eso era lo que había escogido. Lo había dejado, había traicionado sus sentimientos, nos había traicionado.
-Lo siento, lo sentí en el minuto que me fui y toda la vida después.
-Lo irónico aquí es que no solo fue tu culpa.
- ¿A qué te refieres?
-No fui tras de ti, te dejé ir. Deje que te marcharas porque me dio miedo de que, si te retenía a mi lado por la fuerza, te marchitarías y morirías en mis manos. No quería perderte, no quería verte morir y no quería vivir sin ti.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, él estaba tan devastado como yo.
- ¿Qué nos impide estar juntos ahora?
-No lo sé, creo que estamos acostumbrados a estar separados que no sabemos cómo dar un paso atrás.
- ¿Quieres dar un paso atrás Vladimir?
Se quedó callado solo observándome, si hubiera podido adivinar, seguramente estaba recorriendo todo nuestro pasado buscando el punto de donde es que nos habíamos equivocado. Porque era justamente lo que yo estaba haciendo, viendo mis errores a lo largo de todos estos siglos.
-No puedo dar un paso atrás Verona, eso sería sacar a mi esposa y a mis hijos de mi vida-. Por alguna razón sus palabras me asombraron y entristecieron. -Lo que sí puedo hacer es detenerme y caminar a tu lado.
- ¿Qué? -. Me sentía estúpidamente confusa.
-No miraremos atrás Verona, no es bueno lo que encontraremos allí. Solo nos queda ver el presente, el futuro... bueno, eso lo haces tu por los dos.
Me dijo acercándose a mí, tomo mis manos y entrelazo sus dedos con los míos.
-¿Sabes? Nunca deje de amarte.
-Lo sé, porque yo nunca he dejado de amarte.
Lentamente acerco su cabeza hacia la mía, sus labios eran cálidos, suaves. El recuerdo de ellos había palidecido, el sentir sus brazos rodeándome y sus labios sobre los míos, borraron cualquier mal que hubiese alguna vez en mi vida. Él era mi seguridad, mi hogar, él lo era todo.
Inevitablemente después de un par de minutos comenzamos a reír, como dos tontos enamorados. Era difícil quitarle las manos de en sima, y evitar reír al sentir su cercanía. Fue como darle en la cara al pasado, sobre todo a aquellos que no nos querían juntos.
El futuro de la manada era incierto, puesto que estaba puesto en las manos de uno de los seres más extraordinariamente peligroso jamás creado, y en las manos inexpertas de un ser que aún se ocultaba entre las sombras. Pero lo que era seguro es que no volvería a cometer el error de alejarme de él, Vladimir Cross era mi todo y no pensaba perderlo.
Unos meses después teníamos todo listo para nuestra ceremonia de vinculación, yo no pertenecía a la raza Humana, no desde que perdí mi mortalidad. Por ello lo haríamos a través de las leyes de los Lobos, con la bendición de sus dioses.
Fue triste saber que Aleck Slavik no estaría con nosotros, puesto que cada vez que Grigori y él estaban en el mismo radio de kilómetros, el primero trataba de saltar a la yugular del segundo. Esto había ocasionado ya varias peleas, donde el gemelo Slavik siempre había sido derrotado y había salido muy mal herido.
No queríamos que algo como eso apocara nuestro gran día, por segunda vez. En esta ocasión seria Aarón Maxwell mi Custos vita, cosa que no le pareció en nada a Cross. Quien asegura que Aarón tiene intereses impuros hacia mi persona, desde que yo era una niña. ¿Cómo si los intereses de él fueran muy puros?
La ceremonia será realizada en el altar que se encuentra al interior de la mina, donde las formaciones rocosas de cristal la hacen un lugar hermosamente espectral. Grigori y una muy embarcada Alekssandra llegaran esta tarde, por alguna razón si él no está cerca de ella se pone violenta y trata de atacar a cualquiera que pase por enfrente.
Editado: 24.02.2021