Jugábamos a escondernos
cada uno en busca del otro
en un rincón oscuro siempre me resguardaba
porque sabía que nunca allí me buscabas.
Pasaron meses en los que
a jugar eso me acostumbrabas,
y no, no me molestaba.
Contigo matar el tiempo me encantaba.
Me encanta.
Pero el tiempo te mató.
Me mata.