Yo sí creo en la vida después de la muerte, más no en la eterna.
Por las noches solíamos hablar sobre eso y más, porque te gustaba.
Tu no creías que hay otra oportunidad al dejar se respirar,
decías que todo acaba y ya,
sin nada más.
“Todo es negro. Sin nada, vacío, es el fin, el final absoluto.” — recitabas a la vez que mirabas hacia arriba, viendo al techo.
Y yo no sé cómo estás ahora.
¿No ves nada?
¿Comenzaste en otro plano? ¿Reencarnaste en alguien?
Ahora mismo, ¿me estás observando?
Espero que sí.
Ven,
para que juntos caigamos en llanto.